viernes, 16 de noviembre de 2018

EL MODELO ES CORRECTO

Comentario 13/11/2018


Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo


El país se encuentra en una gran encrucijada fiscal, como fruto del alto endeudamiento externo, del déficit fiscal y del compromiso de las vigencias futuras que hemos heredado del gobierno anterior y su mermelada para la clase política, acompañada de gastos comprometidos para la paz por más de 170 billones de pesos en los próximos 15 años, los cuales aún no están en los presupuestos públicos, y nadie sabe de dónde van a salir. Los cálculos más recientes del nuevo gobierno indican que el presupuesto nacional está desfinanciado en más de 25 billones de pesos, con una necesidad inmediata de financiar la caja de 14 billones faltantes para este año. En la práctica, con el Gobierno Santos no nos quedamos con “la olla raspada, sino con la olla quebrada”, a todo lo cual ha contribuido una corrupción rampante y voraz de alguna parte de la clase política, del gobierno y del sector empresarial.

La economía de un país es el resultado del buen o mal desempeño de tres componentes que interactúan mutuamente, así:

RESULTADO DEL SECTOR PUBLICO + RESULTADO DEL SECTOR PRIVADO + RESULTADO DEL SECTOR EXTERNO[1] = RESULTADO DE LA ECONOMÍA DEL PAÍS.

En cada uno de los elementos de esta expresión (publico, privado y externo) se produce, año por año, un saldo de déficit o superávit; en algunos casos unos elementos generan déficit pero otros producen superávit que compensan los faltantes, para producir un resultado acumulado positivo, de cuya magnitud depende el crecimiento económico del país. El problema se vuelve mayúsculo cuando los déficits de alguno o algunos sectores no son cubiertos por los superávits de otros, caso en el cual la economía decrece o entra en recesión y, en vez de generar mayor riqueza, generamos más pobreza.

En Colombia el resultado del sector privado es positivo y el del sector externo es un poco negativo, pero el del sector público es bastante negativo por su déficit fiscal y endeudamiento público. Si bien disponemos de una regla fiscal de obligatorio cumplimiento para evitar los excesos en este frente, el sector público colombiano es como un remolino que, con su déficit, se traga lo que pase por sus vecindades, conduciendo a un bajo crecimiento económico del país y en ocasiones a un crecimiento negativo como un conjunto. En consecuencia, es necesario solventar el sector público si queremos realmente crecer.

¿Cómo se hace esto?: lo primero, sin lugar a dudas, es con eficiencia y productividad en el gasto publico del estado, sin derroches ni excesos, además, con un buen sistema tributario y con una muy buena asignación de gasto estatal en sectores prioritarios de carácter social o de desarrollo económico altamente sensibles al crecimiento económico, como la infraestructura, la ciencia y la tecnología, la educación y el apoyo a sectores altamente productivos, generadores de inversión, competitividad, exportaciones o innovación. Para hacer esto se requiere corregir el rumbo hacia la legalidad, el empresarismo y la equidad, como lo ha propuesto el nuevo gobierno, con el fin de apoyar el crecimiento económico.
Debemos reflexionar también que para que haya desarrollo social debe haber crecimiento económico. No es posible tener buenas soluciones sociales si no se genera una dinámica económica significativa, tal que se traduzca en oportunidades reales para la realización de actividades productivas y la generación de bienestar para más personas cada vez. O sea que hay que apostarle al crecimiento para generar más ocupación productiva, más desarrollo y más progreso. No necesariamente empleo formal, pero sí alternativas de actividad económica.

Sin embargo, se vuelve prioritario sanear el problema fiscal o, de lo contrario, no habrá un buen crecimiento económico, para lo cual está en trámite una nueva reforma tributaria como parte de un proyecto integral de financiamiento del Estado, el cual que tiene unos pilares muy claros:

·         Reducción de la carga tributaria a las empresas como condición de mayor competitividad y de capacidad y disposición para generar empleo formal e inversión. Hoy las tasas de tributación empresariales de Colombia están en el rango alto de las de economías comparables. Escalas de impuesto a la renta entre el 20% al 25% son las más frecuentes, mientras en Colombia es el 33%. En el país, además, el 85% de los recaudos tributarios provienen de las empresas y sólo el 15% de las personas, aproximadamente. Contrario a los países más desarrollados donde la contribución  de las personas significa entre el 60% y el 70% del recaudo. Por supuesto que en esos países muchas o casi todas las personas pagan impuestos o bien directos como el de renta  y patrimonio a lo menos los indirectos como el IVA.
·         En Colombia sólo 2.500.000 personas naturales pagan impuestos de renta (de cerca de 45.5 millones de habitantes) y sólo cerca de 20.000 empresas pagan un 70% de lo que corresponde a las empresas, de 800.000 a 900.000 empresas registradas en el país.
·         Un punto demasiado sensible ha resultado el del IVA para extenderlo a más productos de la canasta familiar, y aunque se compensa con una disminución de su tarifa en forma gradual y progresiva y con la devolución anticipada a favor de las clases sociales más pobres, no es un “bocado fácil de tragar”, pero posiblemente necesario.
·         Justamente, es importante, en forma complementaria, abrir la base tributaria, con más contribuyentes efectivos, personas o empresas, según sea el caso. Somos un país que evade o elude impuestos en forma significativa. Para las empresas se requieren emplear mecanismos técnicos como la facturación electrónica o, mecanismos institucionales, tales como la formalización empresarial, cerca del 65% de nuestra economía es informal y se estima que un 90% de las empresas están o participan activamente de esa economía. Para las personas naturales, también es necesario paulatinamente ampliar la base tributaria, con impuestos directos bajos y progresivos, pero con más contribuyentes.
·         Es sensible, además, combatir fenómenos graves como el contrabando, la subfacturación, la elusión o apropiación del IVA, la evasión en paraísos fiscales, entre otros y diversos mecanismos de evasión. El fortalecimiento de la DIAN, algunas amnistías bien diseñadas para evitar lavado de activos de fuentes ilegales y muchos más elementos electrónicos de control serán de gran ayuda.
·         Nos parece regresivo el restablecimiento del impuesto a la riqueza, que ya había sido eliminado luego de varios años de existencia. Es inconveniente e invita a la menor realidad en los patrimonios declarados, por ejemplo, en las transacciones de bienes raíces. Sin embargo es afortunado el modelo progresivo y creciente de impuesto de renta para las personas de mayores ingresos y aún para las pensiones de montos elevados.
·         Un pilar de todo este plan está en el combate frontal a la corrupción, tema en el cual, en el inmediato presente, el país ha hecho una gran pedagogía y ha generado convicción. Si es eficaz, esto disminuiría la presión fiscal en términos impresionantes. Lo público es de todos, aunque frecuentemente parece como que fuera de nadie, por lo cual es sujeto de todo tipo de ataques y demandas para beneficiarse de los presupuestos que son de la comunidad.
·         Pagar impuestos nunca será cómodo o amable, pero es completamente necesario para la salud de toda la economía y el buen funcionamiento del Estado y sus servicios, y en la medida de lo posible en forma gradual todos los ciudadanos con alguna capacidad económica deberían “poner”. No podemos seguir con la facilista conciencia de esperar todo del Estado y no estar dispuestos a pagar impuestos.
·         Una cosa es cierta, si el Estado es eficiente, evita el despilfarro y la corrupción, hace una labor de progreso y bienestar para la comunidad, especialmente para los sectores más vulnerables, todos pagaríamos impuestos con mejor disposición y menor evasión o elusión.

Estos son los pilares para recuperar las finanzas públicas, creo, sinceramente, que EL MODELO ES CORRECTO. En Estados Unidos la rebaja de impuestos empresariales ha contribuido a un crecimiento económico como nunca visto en los años recientes, ¿no será que en Colombia podemos lograr lo mismo, y generar más bienestar, oportunidades y desarrollo para todos?

El Congreso de la República tiene un gran compromiso para examinar y aprobar con cuidado la propuesta de financiación presentada por el Gobierno y encontrar las mejores soluciones dentro de las alternativas posibles, comenzando, por supuesto, por no fomentar la mermelada y el despilfarro.


[1] Se refiere al saldo de las relaciones de Colombia con el exterior en su balanza de bienes, servicios y capitales que ingresan o salen del país con relación al exterior.

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