Comentario
26/11/2018
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y
Administrativo
Existe una afirmación
contundente, evidenciada en los países que lo han logrado, en la medida en que
seamos más competitivos, más crecimiento y desarrollo económico y social tendremos,
de tal manera que estas son dos caras de la misma moneda, por un lado, la
competitividad y por el otro el crecimiento, viajan juntas y están mutuamente
relacionadas.
Examinemos la cara de la
competitividad, donde Colombia, en los últimos años ha tenido una actuación insuficiente,
como lo demuestran las siguientes calificaciones hechas por organismos externos
independientes; así:
- Según el Foro Económico Mundial en su medición para el 2018, ocupamos el puesto 60 de 137 países medidos (un año antes éramos el 57), posición apenas regular, donde se destacan como hechos notoriamente negativos, del lado del Estado, la debilidad de las instituciones del Gobierno, especialmente por su falta de transparencia, su pobre eficiencia y la gran corrupción, y del lado del sector privado el retraso en la adopción de tecnologías y la débil capacidad de innovación. El factor más desfavorable calificado en esta evaluación es el bajo desempeño del Estado y la carencia de una infraestructura moderna, es claro el retraso en las vías 4G, por ejemplo.
- Por otro lado, la Heritage Foundation, organismo de investigación internacional independiente, revela en el índice de libertad económica (economía de libre mercado) publicado para el 2018 que ocupamos el puesto 105 entre 162 economías evaluadas. Es claro entender que el disponer de mercados libres, sin intervencionismos ni regulación excesiva del Estado, favorece la labor de los empresarios privados y su desempeño competitivo. En Colombia se nos señalan como inconvenientes para esta mayor libertad económica empresarial la carga impositiva, los trámites y las regulaciones innecesarias originadas en la ineficiencia del Estado.
- En un tercer factor de evaluación sobre los niveles de competitividad de la economía Colombiana, el índice del Doing Business del Banco Mundial, es decir, la facilidad para hacer negocios en el país, quedamos con una posición 65 de 188 países evaluados, donde la variable inseguridad jurídica de los contratos, es el factor más desfavorable en Colombia, hecho muy delicado para el empresario privado, como se ha visto, por ejemplo y para citar sólo uno, en los últimos años con las consultas previas y la explotación minera en las regiones o las obras de infraestructura, especialmente, tema en el cual se han reversado concesiones bien diseñadas y con normas ambientales cumplidas, anulando, como resultado, las potenciales inversiones Se han creado contradicciones como la que ha surgido en el campo minero: para bien del país y de toda la comunidad, el subsuelo y su riqueza son del Estado, sin embargo las comunidades cercanas a una explotación pueden vetarla. Esto se ha convertido en motivo de chantaje por algunas de las comunidades para las compañías.
- En una medición reciente hecha por la Corporación Andina de Fomento CAF sobre la productividad de las economías Latinoamericanas, con relación a la EE. UU., tomando éste país el valor de 100%, Colombia obtiene un valor del 19% con relación a USA, con un promedio para Latinoamérica de sólo el 26%. De nuevo una nota muy débil para el país, lo cual nos aleja más de la competitividad deseada para afianzar el desarrollo y el crecimiento del país.
No es casual, pero en todas
las valoraciones hechas sobre la competitividad de Colombia salta a relucir
como factor negativo determinante del pobre desempeño del país, el Estado por
su ineficiencia, por la corrupción, por la falta de transparencia, la
burocracia, el déficit fiscal y el bajo desarrollo de los servicios que le
corresponde prestar al Estado a la comunidad, tales como educación, salud,
infraestructura, etc., o la débil acción frente al narcotráfico y al asociado lavado
de activos.
Por el lado del crecimiento
económico de Colombia, de hecho, en los últimos años, ha sido muy débil y
decreciente, como se muestra en la siguiente tabla.
En Colombia, se estima que
su potencial de crecimiento del PIB anual es superior al 4%, con lo cual, los
años más recientes reflejan un pobre desempeño y la expectativa para el 2018 y
2019, si bien es creciente y nos aleja del pobrísimo 1,8% correspondiente al
2017, aún es muy lejano de potencial esperado.
La causa de todo esto es la
baja competitividad que nos caracteriza, por los factores descritos, especialmente
y jugando un papel decisivo en ese mal desempeño la actuación ineficiente,
improductiva y excesivamente costosa de Estado y todos sus organismos. ¿No será que se puede enderezar este
lamentable panorama con un buen gobierno y una clase política comprometida con
el país y no sólo con sus intereses particulares?