viernes, 23 de noviembre de 2018

¿REDISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA O DEL CRECIMIENTO?


Comentario 03/09/2018



Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo

Dos grandes enfoques sobre los países han estado en boga en los modelos de desarrollo social y económico que han tenido éxito más o menos destacado en los últimos años: redistribución de la riqueza o redistribución del crecimiento[1]. En una forma sucinta veamos que significan cada uno de ellos en sus características y cualidades.

Para buscar disminuir las desigualdades, sin salirse de una economía de corte capitalista, el mayor exponente del modelo de distribución de la riqueza son los países de la comunidad europea de naciones, cuyo enfoque obedece a los llamados Estados de Bienestar, según los cuales, los Estados tienen que velar por el bienestar de las personas, en su salud, educación, protección para la vejez y bienestar social (deporte, recreación y cultura), independientemente del crecimiento económico de sus respectivas economías. Como resultado, la economía europea lleva muchos años de un bajo y lánguido crecimiento económico (PIB), si bien ha disminuido en forma notoria la desigualdad.

Por el otro lado, hay países que, sin perder de vista la diminución de las desigualdades, le ha apuntado al crecimiento económico, para generar más oportunidades, tales que permitan que todos los individuos puedan acceder a niveles de calidad de vida superiores y, por supuesto, al cubrimiento de sus necesidades básicas en salud, educación, vejez y bienestar social. Nos referimos a los países del sudeste asiático donde existen altísimos niveles de PIB per cápita (Taiwán, Singapur, Malasia, Corea del Sur, etc.). Todos estos países les apuntaron a modelos basados en el crecimiento y la economía abierta.

Un caso un poco diferente, pero basado también en el crecimiento es el de China, quien, conservando un fuerte control político en su gobierno, logró salir de grandes niveles de pobreza apuntándole al crecimiento económico, con lo cual ha logrado crear una amplia clase media, si bien persisten niveles de desigualdad entre sus ciudadanos. Su preocupación no fue salir de la pobreza distribuyendo la riqueza existente, sino crear más riqueza a partir del crecimiento para, efectivamente, disminuir la desigualdad y la pobreza. De hecho, este inmenso país hoy posee grandes empresarios, los cuales están invirtiendo por todo el mundo para diversificar su economía y capturar nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo.

En Colombia tenemos la tendencia a pensar en el Estado benefactor, donde se espera que el presupuesto público les resuelva a las personas sus necesidades básicas, mediante un pensamiento centrado en la distribución del ingreso y la riqueza. De hecho, esta manera de pensar invade también al sector privado quien espera que sea el Estado quien le genere oportunidades de desarrollo y le soluciones los problemas cuando algún sector económico no va bien, tiene dificultades o está en fase declinante de su negocio. Por supuesto, los partidos políticos y los corruptos son favorecedores de un Estado fuerte e interventor.

Como resultado en Colombia tenemos una economía endeble, con bajo crecimiento económico, un PIB per cápita aún muy bajo y un nivel de desarrollo insuficiente. De hecho, el Estado ha acumulado grandes déficits y elevado endeudamiento y sectores como los de salud, pensiones, infraestructura, servicios comunitarios, etc. son deficitarios o insuficientes para las necesidades del país.

Colombia está estrenando nuevo gobierno, el cual tiene la oportunidad de cambiar paulatinamente las cosas, para empoderar al sector privado y sus ciudadanos y disminuir la injerencia del Estado, concentrando sus esfuerzos en crear condiciones que favorezcan el desarrollo y el crecimiento de las empresas y los empresarios formales o informales y, por esta vía, a toda la comunidad.

De hecho, el plan de gobierno del Presidente Duque, contempla el empresarismo, como uno de sus pilares, y la diminución de impuestos, cargas y trabas al sector empresarial privado, apoyándolo en desarrollar a profundidad los mercados nacionales e internacionales donde participamos.

Sin embargo, de todos los sectores y grupos económicos y sociales se sigue esperando que sea el Estado quien les soluciones sus problemas. Esto no debe ser así y requiere, por supuesto, un cambio de mentalidad y de conducta frente al Estado y frente al desarrollo de los negocios. Es el empresario quien tiene que hace empresa y es el estado quien tiene que crear condiciones favorables para hacer empresas exitosas, sin un intervencionismo ni dirigismo de la economía. No es fácil cambiar este “chip”, pero los ejemplos que hemos dado de los países asiáticos demuestran que si es posible. Hay que crear cultura, mentalidad y tener un poco de sacrificio mientras el camino se “endereza”.

El Estado Colombiano y sus ciudadanos no pueden seguir con una visión paternalista y proteccionista de la misión del Estado frente a la economía y a los problemas sociales. El Estado debe concentrase en crear condiciones adecuadas para que la economía crezca muy bien y por esta vía generar oportunidades para todos. Acabar la desigualdad y la pobreza completamente no será posible nunca, pero, con seguridad, habrá menos pobres y menor pobreza, más clase media y más oportunidades, con gente más preparada para capturarlas. Necesitamos más empresarios y más empresas, que hagan empresa sin esperar que el Estado la haga por ellos.


[1] Nos referimos a modelos de economía abierta, de tipo capitalista, con preminencia del sector privado, antes que del Estado, salvo en el caso de China que ha sido capaz de mantener un fuerte Estado y gobierno centralizado, pero el cual no le ha “robado” la actuación al sector privado nacional o internacional en su desarrollo económico.

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...