lunes, 2 de septiembre de 2019

¿IMAGINACIÓN O ESTRATEGIA?


Comentario 2/09/2019

¿IMAGINACIÓN O ESTRATEGIA?

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
                http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

Con la excusa de los supuestos incumplimientos del gobierno Duque sobre los acuerdo de paz, el país no sale del asombro de ver la imagen de curtidos guerrilleros que fueron líderes y negociadores de ese proceso de paz con el gobierno de Santos, como Romaña, Santrich o Márquez, por ejemplo, cargando sus armas, uniformados en traje de combate y proclamando la nueva Marquetalia y la continuación de las acciones armadas que acostumbraban las FARC, como el secuestro, la extorsión, el asalto a poblaciones y la emboscada a las patrullas del ejército, como también la retención de soldados enjaulados en las más inmisericordes cárceles, o el reclutamiento de niños y niñas con abusos sexuales contra ellos. Por supuesto, no se les escapará también el narcotráfico o la minería ilegal como fuente alterna de financiación para sus acciones armadas. ¡Qué horror! Para todo lo cual estarán amparados por los gobiernos de Maduro en Venezuela y de Diaz Canel en Cuba (Los Castro), usando el territorio venezolano como refugio.

Lo anterior no lo pudiera uno creer sin haberlo visto, luego de 6 años de negociaciones de esos mismos guerrilleros en el proceso de paz en la Habana, con el auspicio de toda la izquierda internacional, y después de haber presentado dicho acuerdo como un modelo para la humanidad.

Siendo un convencido de la necesidad del proceso de paz y alabando el sometimiento de cerca de diez mil hombres de las FARC para su reincorporación a la sociedad, bajo la promesa de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, no estoy tan convencido de las ventajas del acuerdo de paz en sí mismo, el cual parece conducir a la impunidad, la entrega de derechos políticos sin merecimiento alguno, varios de los exguerrilleros son congresistas, sin ninguna elección popular que los respalde y con una muy débil o ninguna eficacia en lo de la verdad, la justicia (con los pobres y sesgados resultados de la JEP a la cabeza), la reparación y la garantía de no repetición.

Durante la firma del proceso de paz se argumento mucho, por parte de diferentes fuentes de opinión, que detrás de la firma del acuerdo había una estrategia bien dirigida para afianzar el poder de las FARC so pretexto del acuerdo, éstas necesitaban ganar en representación política, mantener su brazo armado en las montañas y afianzar su presencia en las ciudades con un creciente número de militantes o simpatizantes urbanos. Todo los cual es lo que estamos viendo: hay un grupo de ellos gozando de privilegios políticos y curules, sin sanción de ninguna naturaleza, otro grupo, como hemos dicho, están armados en las montañas con Romaña, Santrich y Márquez en su dirección y entrenamiento, y algunos de los reinsertados forman los simpatizantes urbanos y los multiplican con su acción política cotidiana. En síntesis, la estrategia parece en marcha, bien organizada, bien financiada, con amparo legal porque el acuerdo es parte de la constitución, con una JEP que es su máximo orgullo como tribunal de justicia creado por ellos y para ellos, como ellos mismos lo afirman, la cual no los va a sancionar con privación de su libertad, quizás sólo amonestar con las llamadas penas restaurativas, que el país aún no conoce.

¿Será demasiada la imaginación de los que pensamos que sí es una estrategia de las FARC bien estructurada y en marcha? La realidad demuestra que la estrategia de las FARC está en marcha, funcionado y cosechando sus éxitos, donde el objetivo final es tomar el poder en Colombia igual que lo hizo Chaves o Maduro en Venezuela, los Castro en Cuba, Evo en Bolivia (va para el quinto período de gobierno en contra de la Constitución Boliviana y de un plebiscito interno en su contra) y Ortega en Nicaragua, por ejemplo.

Por más que hagamos votos por la paz, desconciertan mucho dos cosas:

·         La negociación Santos–FARC, por encima del plebiscito y la Constitución, que condujo a un Nobel de paz y a la impunidad de las guerrillas, con infinidad de beneficios a en su favor, sobre los intereses del propio país, donde a los opositores del acuerdo de paz se les continúa llamado guerreristas y enemigos de la paz, cuando ninguno de los dos calificativos es aplicable a esas personas, por supuesto. Los enemigos del acuerdo Santos-FARC no lo somos de la paz y menos estamos defendiendo la guerra como solución para el país.
·         Las acciones programadas de las FARC, las cuales se están ejecutando y cada día aparecen como más evidentes en desarrollo de su gran estrategia de tres brazos estructurados y bien coordinados de las FARC: en la política, en las armas y en la militancia con proselitismo. Por ejemplo, ya se quiere cambiar el nombre de las FARC políticas (las del común) para no confundirlas y poder deslindarlas de las FARC (las armadas) ante la opinión pública.

El Gobierno Duque continúa empeñado, como debe ser, en poner en marcha los capítulos sociales de rehabilitación y reinserción de los guerrilleros que están en el acuerdo y los de transformación del campo, hasta donde los recursos y capacidades del Estado lo permiten, pero con el más firme propósito de implementarlos, como lo demuestra cada día el comisionado Emilio Archila. Sin embargo, siempre encuentra piedras en el camino: las objeciones del Presidente a la JEP fueron derrotadas por el Congreso, al mafioso y guerrillero Santrich lo rehabilitaron el Consejo de Estado, la Corte Suprema de Justicia y la JEP, quienes crearon el escenario propicio para que se volara y se reintegrara a las nuevas FARC. En la actuación de la JEP es evidente su sesgo político, favorable a los miembros disidentes de las FARC, a los cuales no los había retirado del proceso de paz, si bien las pruebas contundentes en su contra desde mucho tiempo atrás. Sólo ahora, y por la fuerza mayor de estos hechos, reacciona solicitando a sus magistrados desvincular de los privilegios de justicia transicional y restaurativa a los guerrilleros en armas.

El país debe aclarar si hay demasiada suspicacia e imaginación en la interpretación del acuerdo de paz y las acciones de los diferentes frentes de actuación de las FARC (el político, el armado y el militante) o, por el contrario, sí estamos al frente de una escabrosa estrategia de ese mismo grupo, acompañado de toda la izquierda internacional, quienes han seguido patrocinándolos y poniendo como ejemplo para el mundo su acuerdo FARC-Santos.

Este es y seguirá siendo, sin duda, uno de los elementos de mayor polarización política del país, con efectos trascendentales para su futuro, para la concordia de sus ciudadanos, para la legitimidad de sus instituciones, para la credibilidad en sus partidos políticos y en sus dirigentes y, en fin, para volver a creer en el propio país y su futuro, como Estado democrático, con libertades ciudadanas y con defensa de la economía privada como los pilares de su funcionamiento y organización política, económica y social.



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