Comentario 24/11/2020
¿QUE PASA CON LA RELIGIOSIDAD[1]?
Por: Carlos Alberto
Mejía C.
Ingeniero Industrial
y Administrativo.
“La ciencia sin religión es coja, la religión sin ciencia es ciega”. Albert Einstein.
El hombre es un ser trascendente, desde sus orígenes las diferentes culturas han desarrollado el concepto de seres superiores con los cuales nos relacionamos y de los cuales dependemos. Hay culturas monoteístas, es decir, con un sólo dios en su creencia y otras, politeístas, o sea, con varios dioses como parte de su cultura. La gran mayoría de los fenómenos de la naturaleza que el hombre no podía comprender o explicar, terminaban bajo el concepto de ser Dios o ser ocasionados, proporcionados o creados por Dios: los astros del cielo, el sol, las tormentas, las sequías, los fenómenos telúricos y ciertos acontecimientos que se consideran extraordinarios, etc.
Tanto el politeísmo como el monoteísmo se derivan de la doctrina religiosa del teísmo que se afirma en la existencia de un dios que creó el universo. El monoteísmo, por su lado, está representado por las actuales religiones judaica, cristiana e islámica. El politeísmo, en cambio, está representado por casi todas las religiones pasadas y presentes, exceptuando las tres religiones monoteístas ya mencionadas. Algunas de las religiones politeístas más conocidas con sus dioses más importantes son: en la cultura Egipcia con Ra y Nut, en la Greco-Romana con Zeus o Júpiter y en la Escandinava con Odin, Thor y Freyr, citando sólo unos ejemplos. En consecuencia, los sacerdotes, tanto como los gobernantes, eran, en todas las civilizaciones, respetados y acatados por todo el pueblo.
De hecho, los hombres, en muchas culturas, le rendían no sólo culto, sino que realizaban sacrificios a los dioses para congraciarse con ellos o buscar sus favores, antes de los acontecimientos que consideraba trascendentales en su vida o en el desarrollo de sus pueblos, incluida la ascensión de sus reyes o gobernantes. Todas las guerras estaban precedidas de sacrificios, aún humanos, para tener el apoyo de los Dioses en el combate.
En la cultura occidental han primado las religiones originadas en Jesucristo, unas católicas y otras protestantes, en la más diversa variedad de credos y de costumbres. Las divisiones entre estas creencias son de mando más no de concepto, todas comparten en esencia la existencia de Jesucristo y sus enseñanzas, pero no así la lealtad al papa de Roma. La religiosidad siempre ha sido, con sus ritos y sus prácticas, parte de la cultura, las costumbres, la tradición y la más acendrada creencia de los pueblos. En los últimos años, sin embargo, esa religiosidad se ha ido perdiendo o transformando, algunos hasta llegar al ateísmo o al gnosticismo, o al simple “enfriamiento” con la vivencia religiosa. ¿Por qué?
Vamos a mencionar algunas hipótesis de trabajo a modo
de reflexión más que de segura afirmación:
·
La abundancia
y diversidad de información que hoy nos invade, le resta importancia a lo religioso
(trascendental) y le da preponderancia a lo cotidiano (vivir el momento) o a lo
mundano (los bienes y placeres). De hecho, las personas “gastan” su vida por tener
una posición social, familiar, de relevancia en cualquier medio o actuación, económica,
política, social o de influencia sobre los demás, o todas las anteriores.
·
La credibilidad
en las autoridades eclesiásticas se ha ido perdiendo. En la antigüedad el respeto
y el acatamiento a los prelados era casi absoluto, de hecho, el Papa de Roma, se
dice que al hablar de religión lo hace ex cátedra, es decir, de una manera infalible,
lo cual, no forma parte de los valores del mundo en el momento actual. Los jóvenes,
especialmente, creen en otros valores, los del momento y los del mundo apurado en
el cual viven.
·
La secularización,
es decir, lo laico, lo mundano, ha ganado preponderancia en los valores del hombre,
porque la forma de vida interior, espiritual, recatada ya no son lo del común de
las personas. No quiere decir que no haya personas espirituales, las hay y muchas,
algunas muy profundas en su concepción del mundo y del hombre, simplemente ya no
es un valor reconocido socialmente como algo superior o notable. En la antigüedad
lo sagrado, los santos, los milagros, los acontecimientos sobrenaturales, eran de
la enseñanza cotidiana a través de la religión (el catecismo católico), ahora la
educación cada vez se ha vuelto más profana, más laica.
·
La pérdida de
la fe es evidente en el mundo de hoy, los valores del mundo sustituyeron a los de
la fe, como creencia en algo superior a lo cual nos debemos, creemos y nos entregamos.
Las prácticas religiosas se confundieron con la religiosidad (la creencia), y como
las primeras (las prácticas) poco a poco han perdido importancia, la religiosidad
también lo ha hecho.
·
El dogmatismo
de las distintas religiones choca con el pragmatismo de la vida cotidiana, y aleja
a los que” viven en el mundo de hoy”. Así parece ser el mundo de hoy y también parece
que será el de mañana.
En fin, estas son solo unas menciones, lo evidente es
que cada vez las creencias, las iglesias y los templos están “más vacías”, las vidas
religiosas más ausentes y las convicciones y conductas más alejadas de lo trascendente
y más agobiadas por lo mundano. Quizás por allí es por donde debiera empezarse a
reflexionar, porqué parece que el mundo de hoy nos roba la vida espiritual.
[1] La religiosidad es
un término sociológico, filosófico y religioso utilizado para referirse a
varios aspectos de la actividad religiosa, la dedicación y la creencia (en
determinada doctrina religiosa).
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