martes, 27 de abril de 2021

LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

Comentario 26/04/2021

 

LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Francamente, los años 20 y 21 en lo que va corrido han sido tan atípicos que no parece existir una convicción firme y realmente concluyente sobre cómo será el proceso de recuperación económica y social. Son tantos los sectores económicos golpeados, las poblaciones sin distingo de edad, condición y ubicación también afectadas, el desmedro de las finanzas públicas, tan fuertemente dependientes de una reforma tributaria que tambalea por su falta de oportunidad, si bien no por su necesidad.

Algunos medios de comunicación califican estos dos años como de los peores años en la historia de la humanidad. No es sólo por la pandemia, también se han presentado todo tipo de adversidades por condiciones climáticas, de guerras de origen político, religioso o territorial, de hambrunas, de desplazamientos humanos, de otras enfermedades, de racismo y discriminación, de persecuciones políticas o ideológicas, de populismos o nacionalismos malsanos, de pobreza y desempleo, de inmigraciones sin control, entre los muchos males y afectaciones.

Como consecuencia, hoy tenemos graves problemas en el sistema de salud, por supuesto, pero también de negocios quebrados o en muy mala situación de liquidez, de mercados cerrados, de falta de cosechas, de parálisis en la demanda de muchos bienes o servicios, de presupuestos agotados, de Estados y Gobiernos exhaustos y sin capacidad, etc., en fin, parece un círculo de nunca acabar, pues unas circunstancias afectan a otras, generando sinergias negativas entre sí. Sectores tales como el turismo, la educación, la recreación, el arte y la cultura, la gastronomía, el deporte, la producción de muchos bienes y la prestación de muchos servicios, entre muchos otros, han tenido golpes dignos de un verdadero knock out (“fuera de combate”). Por supuesto la afectación negativa en el empleo, en la ocupación productiva, en la depresión y la ansiedad, en los desarreglos familiares y personales, y en la pobreza, no se han hecho esperar.

Alguien podrá pensar, y tiene la razón, que la mayoría de esos problemas han existido desde muchos años atrás, pero cuando todos se presentan simultáneamente y con tanta fuerza, crean un efecto entre ellos que multiplica su impacto negativo y destructor. Es así como los niveles de vida y la calidad de vida se deterioran, de hecho, se estima que, de 2 a 4 millones de personas de la clase media, de los aproximadamente 30 millones que existen en Colombia, se “rodarán” a escenarios de pobreza, capítulo donde habíamos ganado un gran terreno en los últimos diez años. Posiblemente, se tardará varios años el país para que estas personas y sus familias restablezcan su posición anterior de bienestar de vida y capacidad de compra. De hecho, diversos analistas opinan que el proceso de recuperación económica, en general, podrá tomarse hasta el año 2025 para retomar los niveles anteriores a la pandemia del covid-19. En algunos aspectos, el proceso tomará más tiempo y aún hasta una década para su normalización y habrá casos donde no se recuperará.

Las soluciones no son fáciles, pero hay que echar mano a lo disponible y focalizar los esfuerzos para poder acertar y recuperarse, no se debe “disparar con escopeta regadera” sino con la más fina “puntería”. Colombia tiene extensión, diversidad de climas y amplios recursos hídricos, a su vez posee una población económicamente activa de cerca de 25 millones de personas y, por otro lado, hay un gran retraso en infraestructura urbana, rural y en vivienda especialmente de carácter social. ¿Será posible concebir dos grandes planes, concertados entre el gobierno y el sector privado, para producción agropecuaria en gran escala, el primero, y para desarrollo de infraestructura a todo nivel, el segundo, con una ejecución simultánea? Además, estos planes rodearlos de facilidades extraordinarias para su ejecución, tales como medidas para agilizar los contratos de trabajo, el pago de impuestos diferidos, las facilidades de importación de insumos y maquinaria no producidas en el país, etc.

El mayor abastecimiento de alimentos diversos produciría un impacto benéfico en el precio de la comida y en la generación de excedentes para exportar, tanto en flores, frutas, verduras, hortalizas y carnes diversas que el mundo requiere. Con esto se contribuye al abastecimiento interno a menor costo y a que no se disparen los índices de inflación por mayor consumo, pero lo más importante, a muchas personas que se ocuparán en el campo de la producción agropecuaria. Se acudiría a las cláusulas de salvaguardia para transitoriamente detener las importaciones de estos productos provenientes de otros países con los cuales tengamos acuerdos de comercio. Los productores ganarían más por volumen que por el margen de venta en los productos comercializados. Además, toda la cadena de alimentos, desde la producción, la comercialización, el transporte, el almacenaje, la preservación, el procesamiento, la transformación como insumos para otros productos y la distribución, se moverían, y con ellos, buena parte de la producción y el consumo.

De otro lado, siempre hemos sabido que las obras de infraestructura son un gran generador de demanda en toda la economía, ya que requieren insumos, maquinaria y equipos, productos, servicios, contratos, financiaciones, controles, consultorías, etc. cuantiosos y diversos, con lo cual serán otro gran frente generador de demanda y simultáneamente una importante fuente de ocupación productiva para personas y empresas, en todas las regiones del país.

Estas dos prioridades, por supuesto, producirían sinergias positivas con los demás generadores de demanda y oferta en todas las cadenas productivas y, como resultante, mayor ocupación y empleo. Eso es precisamente lo que necesitamos para salir “del hueco pantanoso en que nos metimos y con las llantas resbalando”, estos programas obrarían como una “doble tracción”, aumentando la potencia de toda la actividad productiva y dinamizando la oferta y la demanda.


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