domingo, 17 de julio de 2022

MÁS ESTADO, MENOS PRIVADO

 Comentario 18/07/2022

 

MÁS ESTADO, MENOS PRIVADO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

En la mente de los ciudadanos del común y de los empresarios, así como en la de los líderes y dirigentes de diferentes actividades económicas, políticas y sociales “gira”, con altas revoluciones, el pensamiento sobre cómo será el gobierno de Gustavo Petro, pues significa un cambio de enfoque en el modelo de país, desde un pensamiento de centro-derecha, fundamentado en la gestión económica privada como líder de su desenvolvimiento, hacia un enfoque basado en la iniciativa pública (el Estado en su conjunto) como motor esencial, promotor o gestor, del dinamismo económico y, por supuesto, del político y del social.

El nuevo gobierno no se ha posesionado, pero ya se conoce el enfoque en su dirección y en su acción fundamental: más Estado, menos privado. ¿Qué significa esta expresión?, aparentemente desprovista de algo amenazante o desestabilizante. Sin embargo, la disposición del gobierno con el “No me reten”, al referirse Petro a su contrariedad con la extensión del período de la junta de Ecopetrol, modificado en marzo, antes de las elecciones, es muy significativa de su talante y estilo de decisión: las decisiones son del Estado y de él, en primera persona, como presidente. Veamos algunos ejemplos:

Existen temas como la modificación estructural del sistema de salud, con la eventual separación de las EPS de su fin primario en la administración del riesgo de salud, como entidades aseguradoras, que en el fondo son, cuando administran reservas técnicas y matemáticas para organizar y coordinar la atención, el pago y la calidad de los servicios, con la contratación y giro directo a los prestadores de los servicios de salud (médicos, clínicas, laboratorios, farmacéuticas, etc.). La pretensión del Estado de administrar directamente los recursos para pagarlos a los prestadores a través de organismos municipales es, en síntesis, la estatización del flujo de caja de la salud y el traslado del riesgo desde las EPS hacia el Estado, pero minimizando el papel de liderazgo y gestión que han tenido estas organizaciones en mantener un nivel de atención en salud con buena calidad para más del 97% de la población. Esto es más Estado, menos privado.

La amenaza, ya no velada, sino directa de la ministra de agricultura de imponer cargas tributarias que obliguen a la venta de tierras insuficientemente explotadas según el criterio del gobierno, ¿a qué precios?, nadie lo sabe, pero en favor del Estado para hacer una reforma rural integral, esto es un nuevo acto de intervencionismo. Los tributos son fijados por el Estado tanto como las definiciones de política sobre la improductividad, los precios de compra y los términos de pago. Frecuentemente el Estado paga con TIDIS que son títulos emitidos por el ministerio de hacienda a largo plazo, o sea, nada de caja, hay que vender los títulos con descuento para poder tener el dinero. Otro implícito menor valor de la venta. Podemos pensar en elementos de redistribución de la propiedad privada y en la optimización de su producción, y considerarlos convenientes, pero en condiciones comerciales normales, o por la vía de la generación de oportunidades y del crecimiento económico, traducidas en mayores impuestos progresivos y de amplia cobertura para los contribuyentes, pero esta vía de la amenaza a los propietarios, el impuesto lesivo, la compra con TIDIS, etc. es, de nuevo, más Estado y menos privado. Si se generaliza a otros bienes…

Basten estas menciones para colegir que el talante del nuevo gobierno será dirigista, intervencionista, imperioso e impositivo, con más Estado (Petro) y menos privado, donde pueda “estar” el Estado, lo estará.

No nos debe extrañar esta conducta, es propia de las personas con pensamiento socialista, según el cual todos somos iguales y los bienes productivos son de todos, y el Estado debe dirigir e intervenir la economía, en favor de los más necesitados, si bien quienes suelen beneficiarse de estos manejos son las camarillas de los gobiernos socialistas, como ha sucedido, por mencionar los más cercanos, en Argentina, Venezuela o Nicaragua, verdaderas cleptocracias, o como la sociedad cubana a la que le han “robado” su economía para favorecer la camarilla de los hermanos Castro. Con estos ejemplos podemos ver que los experimentos socialistas no auguran nada bueno.

Y no hemos hablado de las instituciones, la democracia participativa, la constitución, las leyes, las normas y los procedimientos que terminarán volviéndose “del amaño” de los intereses del Estado socialista. Todo lo quieren reformar, a su imagen y semejanza. Ya se anuncian un cúmulo de reformas como las: tributaria, rural, la política, la de salud, la de pensiones, la de estructura del Estado, la de importaciones, la de relaciones exteriores, la de los TLCs, etc., etc. Además, con un cierto tufillo de reivindicación de clases. De esa forma no reconoceremos el país que somos hoy, en el país que nos deje este nuevo gobierno, como ha ocurrido ya en los países de corte socialista.

En condiciones normales, esto sería un tema delicado y de gran preocupación, pero en condiciones de recesión mundial, inflación disparada, dólar por las nubes, déficit fiscal, déficit comercial, problemas en la cadena de abastecimientos, amenaza de confrontaciones políticas y militares en el mundo, etc., es una riesgosa aventura que no se sabe dónde puede terminar.

Si a lo anterior se suman los problemas de vieja data en Colombia, como la informalidad, la polarización política, las desigualdades, la violencia guerrillera, narcotraficante y de las bandas criminales, lo problemas migratorios, etc. y la carencia de oportunidades para todos, que quien las genera es esencial y primordialmente el sector privado, el panorama se ve más inquietante.

Es cierto sí, contundentemente sí, que el país necesita superar los problemas de pobreza, desigualdad y falta de oportunidades, especialmente en las mujeres y los jóvenes, en forma prioritaria, pero no entendemos cómo el programa de gobierno y las transformaciones de Petro, en un momento de tanta incertidumbre, van a solucionarlos o al menos a mitigarlos, con más Estado y menos privado, así parece y con más impuestos, gravámenes y restricciones, y un mar de subsidios, también.

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