sábado, 23 de julio de 2022

EL SANCOCHO NACIONAL

 Comentario 25/07/2022

EL SANCOCHO NACIONAL

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El sancocho es un plato muy popular en diversas regiones del país, inclusive en varios países de Latinoamérica donde su preparación es similar, pero recibe nombres diferentes. Refirámonos a las costumbres colombianas en este comentario. De acuerdo con las distintas formas regionales de preparación el sancocho colombiano puede contener una mezcla abundante de ingredientes, tales como: carnes (pollo, gallina, cerdo, pescado, vaca, costilla, rabo, hígado, chivo, pavo, pato, entre otros), mazorca, zanahoria, plátano verde, plátano maduro, ñame, yuca, papa, ahuyama, malanga, guineo, arracacha, condimentos (color y comino, como los principales), legumbres (fríjoles, lentejas, arvejas), guandú y verduras (cebolla, ajo, cilantro, apio, ají dulce, entre otros).

En la práctica, cada región mezcla sus ingredientes más autóctonos y prepara un caldo espeso de sabor singular, el cual se come como plato fuerte, generalmente en el almuerzo o en paseos y celebraciones populares. Así, hablamos del sancocho paisa, el tolimense, el valluno, el costeño, el santandereano, el boyacacuno, etc. Cada uno de ellos con su propio e inconfundible sabor, por supuesto, preparado con una selección de algunos de los ingredientes arriba mencionados, no con todos.

Ahora, si se prepara un sancocho nacional, es decir con todos los ingredientes mencionados para que sea representativo de todas las regiones, ¿quedará bueno? Mi opinión, muy personal, es que no, que se pierde el sabor original de cada región por lo cual es famoso y reconocido en esa tierra y ofrecido como un exquisito platillo para propios y visitantes.

Por supuesto, este comentario no es un recetario de cocina, es sólo un símil de lo que le está pasando a la política nacional, con la llegada de Gustavo Petro y su idea de la unidad nacional, bajo propósitos que aún no son conocidos completamente, son meras menciones, probablemente, sólo, hasta ahora, unas reflexiones, las cuales hasta verlas plasmadas en proyectos, propuestas en firme, en leyes o decretos, son sólo intenciones, aún no analizadas en su contenido, alcance, legalidad, constitucionalidad, financiación, viabilidad, oportunidad, consecuencias y alternativas, antes de ser aprobadas por el Congreso y posteriormente puestas en marcha.

Sin embargo, casi todos los partidos políticos colombianos rodearon al presidente electo en un supuesto propósito de unidad nacional, lo cual le da al nuevo mandatario y su equipo la gobernabilidad necesaria para pasar por el Congreso de la República todo tipo de iniciativas, con aplastantes mayorías. Esperemos también que, con la sindéresis necesaria, la coalición de gobierno permita realizar en el Congreso un estudio analítico, reflexivo y serio de las iniciativas y no sólo aprobar con el famoso “pupitrazo”.

Es tal la mezcla de ideologías de los integrantes de la coalición de gobierno que, si se examinan con detenimiento, son pensamientos irreconciliables por ser contradictorios y con principios y filosofías diametralmente contrapuestas. ¿Por qué ha sucedido esto?, en mi opinión por oportunismo político de todos los partidos en la búsqueda de cuotas burocráticas, de presupuestos, contratos, canonjías y todo tipo de prebendas, que estando en la oposición, difícilmente lograrían.

Es decir, estamos al frente, de la vil política, no de principios ideológicos, sino de componendas y privilegios, aparentemente favorables en el corto plazo y beneficiosos para sus intereses grupales y personales, no necesariamente para los ciudadanos y el país. Las ideologías y los principios se rinden fácilmente ante las cuotas burocráticas. Por algo será que los ciudadanos no creemos en los partidos ni en el Congreso, con notorias excepciones de algunos partidos y figuras de los mismos, los cuales no “destiñen” en su pensamiento. ¿Qué saldrá de todo esto?, en mi opinión, un sancocho político nacional, con todos los ingredientes como para que esa espesa sopa le caiga pesada al país y de sobremesa la desnaturalización de los partidos políticos que forman parte de la coalición de gobierno. Si combinamos la sumisa posición de los partidos con las promesas de Petro de “democratización” de la propiedad, no al “neoliberalismo”, pero sí a la fuerte injerencia del Estado en la economía privada y, además, el “perdón social” para todo tipo de delincuentes, lo cual, aún no sabemos cómo se va a realizar, todo junto hará que el sancocho nacional sea más difícil de tragar.

No en vano el propio Gustavo Petro se acelera a afirmar que sus iniciativas deben quedar aprobadas en el primer año de la legislación que comienza, porque él mismo prevé que para los años siguientes la gobernabilidad no se garantiza. Por supuesto, un sancocho político de esa naturaleza no es sostenible y menos si todos esperan beneficios tangibles para sus partidos y sus respectivos personajes. Tantos ingredientes juntos dañan la mezcla, nada bueno saldrá de ese ejercicio, así concebido y así llevado a la práctica. Baste la inauguración del nuevo Congreso el 20 de Julio pasado, para ver el sartal de agresiones, ofensas, violaciones a los reglamentos, etc. contra los opositores al gobierno de Petro, es decir, el 50% que no votó por él, actuación patrocinada y realizada por la bancada petrista y su coalición de gobierno, especialmente influenciada por el senador Iván Cepeda.

Si a más del cambio fundamental en el modelo económico, político y social que quiere introducir Gustavo Petro, desde una economía de libre mercado, con un esquema de capitalismo democrático, hacia un economía fuertemente intervenida y estatizada, con un pensamiento socialista a bordo, además, le introducimos el ingrediente de la conducta de los partidos políticos que se refugiaron en el gobierno del nuevo mandatario, el sancocho político nacional estará servido. Sin sabor a cada región o a cada partido. ¿Con cuál o cuáles “sabores”? no lo sabemos, sólo el tiempo lo dirá. No debemos ser pesimistas, pero las señales enviadas por el nuevo gobierno y sus correligionarios y funcionarios, hasta ahora, no son buenas y causan inquietud en sectores de la población y del empresariado. Esperamos no tener la razón, por el bien del país, pero creemos que el sancocho político nacional no es una buena sopa, será pesada y con un sabor muy fuerte, posiblemente, no “para vivir sabroso”.

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