Comentario 03/10/2022
EL
CRECIMIENTO INTELIGENTE
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Cada
país tiene su propio modelo de desarrollo, determinado por su cultura y costumbres,
sus tradiciones políticas, sociales y económicas, su modelo de gobierno, su base
empresarial con sus sistemas productivos, su cultura ciudadana, su historia, sus
leyes, sus relaciones internacionales, sus sistemas de seguridad social y de convivencia,
el liderazgo visionario de sus dirigentes, los privilegios que la naturaleza le
dio, y la integración de sus ciudadanos. Sin embargo, el diseño de la economía de
un país debiera pasar por criterios de productividad, o sea, lograr los más altos
estándares de producción con buena calidad y, además, en condiciones de competitividad,
es decir, en aquellos productos y servicios en los cuales existen ventajas para
hacer lo mejor, a precios razonables, frente a productos similares importados del
exterior. Pasemos de lo general a lo particular en esta reflexión. Hay unos pilares
del buen funcionamiento de una sociedad los cuales son institucionales y otros que
son funcionales, veamos:
Pilares básicos institucionales para un país: la libertad de iniciativa y de propiedad privadas, con respeto a la constitución que lo rige, con el Estado como jugador leal en lo económico, lo político y lo social, con democracia participativa, con gobiernos e instituciones serías y rectas, con separación de poderes (ejecutivo, legislativo, judicial y organismos de control), con justicia para todos y con lucha indeclinable frente al delito y la corrupción de todo orden. Particularmente subrayamos como ineludibles la propiedad privada, la separación de poderes, el marco democrático, el Estado no interventor en la economía privada y la defensa de la constitución y las leyes. Ahora, también existen unos pilares básicos de tipo funcional, algunos de los cuales los mencionaremos en este comentario, como son:
1. Diseño económico inteligente
La
producción debería encauzarse hacia los sectores donde existan principios, políticas,
leyes y programas que fomenten las prioridades nacionales, esto significa tomar
provecho de lo que la naturaleza nos da, pero en forma altamente inteligente, para
dirigirlo a objetivos de progreso y bienestar colectivos, a partir de su explotación
y su producción continua de bienes o servicios, tales que se convierten en orientaciones
nacionales. Esto no significa suprimir la libertad de decisión y acción de los ciudadanos
sino crear estímulos a su direccionamiento inteligente en campos o sectores de especial
importancia para el país.
En
lo posible, y sin descuidar otros desarrollos prioritarios, las economías deben
enfocarse en la producción de bienes o servicios que permitan sacar provecho de
sus ventajas competitivas naturales, según la dotación que la propia naturaleza
y su ubicación geográfica le permitan o en desarrollos creados con la habilidad
y competencia de sus habitantes. En el caso de Colombia, por ejemplo, al estar en
el trópico, disponiendo de todo tipo de climas y calidades de suelos, su economía
debería tener un alto componente de producción agropecuaria, sin embargo, buena
parte de los alimentos consumidos por los colombianos son importados. ¿Por qué no
lograr la producción nacional tal que sustituya importaciones y abarate su precio
de adquisición, especialmente si existen condiciones de pobreza?
2. Economía
sostenible
Nuestro
mundo está amenazado por nosotros mismos con el uso de sistemas productivos, sustancias,
tecnologías, cultivos y costumbres poco amigables con la naturaleza, los cuales
están conduciendo al calentamiento global y al deterioro de las condiciones climáticas,
de abastecimiento de aguas, de limitaciones en producciones agrícolas o industriales
y de trastornos de la naturaleza como los terremotos, huracanes, inundaciones, maremotos,
deshielo de los polos, etc., tales que terminarán afectando a toda la población
y castigando severamente amplias zonas geográficas y entre ellas, algunas se volverán
inhabitables.
El
principio de desarrollar sólo economías y actividades humanas ambientalmente verdes
parece que aún está muy lejos. Eso significa hacer las cosas bien desde el inicio,
considerando la naturaleza como el hábitat donde vivimos y viviremos ahora y siempre,
si lo cuidamos y defendemos. Hay prácticas que se tardarán mucho en desmontar como
el uso de combustibles fósiles y su reemplazo por energías limpias y renovables,
pero lo importante es la toma de conciencia y de medidas eficaces, prontas y rigurosas
para garantizar dicha transición, eso sí con una voluntad común a nivel mundial,
especialmente de las grandes potencias quienes son los mayores contaminantes y los
principales consumidores de recursos agotables.
3. Economía
y sociedad incluyentes
Los
modelos económicos de los países deberían conducir a condiciones de inclusión del
mayor número posible de sus habitantes participando en actividades productivas,
comunitarias o sociales, todas contributivas al desarrollo y progreso de la comunidad,
sin llegar a modelos de economía colectivista o de pérdida de la iniciativa privada
e individual. Mientras más personas estén ocupadas menor pobreza y desigualdad existirá,
evitando modelos asistencialistas y políticas de tipo socialista que se muestran
como las panaceas del progreso social y económico, cuando han sido las grandes causantes
de los mayores desastres económicos y sociales en muchos países que cambiaron su
modelo de democracia con economía liberal privada.
Estos
modelos colectivistas, además, con frecuencia terminan siendo el refugio de gobiernos
autoritarios, autocráticos o dictatoriales que se perpetúan en el poder y se aprovechan
de los presupuestos públicos comunitarios, generando mayor pobreza y desigualdad.
Ser incluyente en una economía no significa pretender que todos seamos iguales,
simplemente considerar el desarrollo y crecimiento como oportunidad para todos,
tal que genere bienestar al mayor número posible de los miembros de una comunidad,
aunque existan algunos de ellos más avanzados que otros, pero sin que nadie se señale
como excluido de esas posibilidades y oportunidades.
4. La
educación como prioridad
Finalmente,
la educación como pilar fundamental de la comunidad, mediante la cual todos pueden
progresar y mejorar su mundo y su cultura ciudadana, ya que la educación es el hecho
transformador por excelencia. El acceso al conocimiento y la experiencia positiva
de ser mejores cada vez, con la formación de competencias o habilidades, eleva notablemente
la calidad de vida, el bienestar y la convivencia de todos los ciudadanos.
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