Comentario 18/10/2022
LAS
PREVISIONES ANTE LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Todos
los análisis y comentarios de los especialistas llevan a pensar que,
definitivamente, tanto la economía mundial como la colombiana atravesarán un
momento de decrecimiento económico y aún de verdadera recesión en algunos
países. La conjunción de los problemas de abastecimiento, con alta inflación,
bajo crecimiento económico, problemas geopolíticos y de guerra, las migraciones
incontrolables, así como los muy notorios problemas de la baja producción o
disponibilidad de alimentos, del suministro de energéticos y las carencias de
algunas materias primas e insumos, tales como las semillas, los fertilizantes y
los agroquímicos o el suministro de repuestos para el parque automotor, por
ejemplo. Ya se muestran señales de desaceleración en muchos países y aún en
zonas económicas completas como es el caso de Estados Unidos y el de la Unión
Europea.
A
todo ello se suma, como respuesta de los Bancos Centrales de los distintos
países, ante la alta inflación, el elevamiento de las tasas de interés internas
para encarecer los consumos y por esa vía enfriar las economías y apoyar el
descenso de los precios, sin embargo, las altas tasas de interés pueden inducir
también la temida recesión. En consecuencia, la inflación y las tasas de
interés deteriorarán la capacidad de la moneda para la compra de bienes o
servicios nacionales o importados, estos últimos afectados también por una
tendencia creciente en la devaluación.
El
entorno macroeconómico externo, que ya de por sí nos afecta negativamente, casi
que se replica en el contexto interno de Colombia, donde, justamente, toda esa
mezcla de factores adversos se combinan con un cambio de gobierno con tendencia
al favorecimiento del Estado como gestor de la economía, con fuerte
intervención en los sectores privados a través de impuestos y contribuciones o
de restricciones para la expansión y el desarrollo de los negocios, con
posiciones de choque frente a varios sectores económicos, sociales, políticos,
gremios y centros de opinión. Esta simultaneidad de eventos negativos está
creando un ambiente de enorme incertidumbre, todo lo cual es el caldo de
cultivo perfecto para empezar a notar la desaceleración y a asomarse la
terrible recesión. Y nos falta todavía el aumento del salario mínimo, que no
será inferior al 12%, y el aumento correlativo de los bienes y servicios
indexados a ese salario o el impacto sicológico en productores y consumidores
de anticipar la inflación en sus negocios y crear una mayor inflación
autoinducida.
Indicadores
como la desconfianza de los hogares, la menor dinámica en la creación de
empleo, el aplazamiento de inversiones, la salida de capitales, el freno en la
inversión extranjera directa, entre otros, muestra un ambiente de perturbación
y expectativas negativas de los consumidores y de los empresarios, en general.
Aunque
existe una marcada incertidumbre, sin embargo, no es momento de pánico ni de
reacciones primarias, es momento de reflexionar sobre el hecho de que estos
fenómenos suelen ser transitorios, pues luego de su impacto negativo, poco a
poco las economías vuelven a recuperarse. El problema es el de su intensidad y
duración, que nadie conoce y no se puede decir a ciencia cierta cómo se
desenvolverá el decrecimiento o la recesión en cada país. Hay que hacer las
cosas bien para hacer lo correcto. Mencionemos algunas conductas convenientes
frente a este escenario, aunque cada persona, empresario o familia, según sus
circunstancias, deberá tomar sus propias previsiones o precauciones.
Veamos
algunas:
- Consumir lo esencial: Por ahora nada suntuario y aplazar las compras que son más de conveniencia que de necesidad, muchas de las cuales se hacen con crédito bancario. Por supuesto lo prioritario será la salud, la educación, los alimentos, la vivienda y la seguridad. En general deberíamos posponer algunos consumos no inmediatos, dándole significación a lo verdaderamente necesario, salvo que provenga de compromisos previamente establecidos como sería el pago de una acreencia hipotecaria, por ejemplo.
- Activos reales y dólares: como los valores financieros se ven muy impactados por la inflación, disponer de más activos reales puede ser aconsejable, lo mismo que de algunos dólares. El dólar siempre será un buen refugio, aunque transitoriamente descienda, su tendencia de largo plazo es a ganar precio frente al peso.
- Cuidar la liquidez: En cualquier circunstancia privada o empresarial de carácter económico, la disponibilidad de liquidez es un baluarte inigualable, pero en condiciones de incertidumbre, la liquidez es un tesoro y debe cuidarse como tal para tomar provecho de alguna oportunidad o superar una adversidad.
- Tomar precauciones ante contingencias: que puedan desarrollarse como dificultades de abastecimiento, fenómenos naturales adversos como el invierno o el cambio climático, por ejemplo. Ser precavidos, pero no sobre reaccionar
- Defensa de la ocupación productiva: la ocupación productiva debe defenderse a toda costa, es la fuente de mayor seguridad y estabilidad para las personas y las familias. Hay que evitar que sectores económicos, empresas o actividades de negocios se paralicen y puedan conducir a la calle a sus trabajadores.
- Aspecto sicológico: No propagar rumores que induzcan a autogenerar más incertidumbre o desconfianza, esto acelera las conductas negativas, la desconfianza y la sobre reacción de los consumidores, los inversionistas, los ahorradores y el público, en general.
- La conducta del Estado es fundamental para sobrellevar la desaceleración o la recesión, mediante el uso del gasto público en forma anticíclica para evitar caídas abruptas de la demanda, tales que paralicen la actividad productiva de algunos sectores. Tanto como esa intervención económica con los presupuestos públicos, es necesario que el nuevo Gobierno cree condiciones de tranquilidad y confianza a todos los ciudadanos. Sus sucesivos anuncios de cambios abruptos, a veces, contradictorios y siempre radicales, cargados de ideología, más que de realidad, aceleran la incertidumbre y la desconfianza, no en vano las últimas mediciones de estos índices van por mal camino. Con esto se le hace un flaco favor al escenario macroeconómico nacional e internacional exigente que vamos a atravesar.
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