lunes, 17 de octubre de 2022

LAS PREVISIONES ANTE LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA

 Comentario 18/10/2022

 

LAS PREVISIONES ANTE LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Todos los análisis y comentarios de los especialistas llevan a pensar que, definitivamente, tanto la economía mundial como la colombiana atravesarán un momento de decrecimiento económico y aún de verdadera recesión en algunos países. La conjunción de los problemas de abastecimiento, con alta inflación, bajo crecimiento económico, problemas geopolíticos y de guerra, las migraciones incontrolables, así como los muy notorios problemas de la baja producción o disponibilidad de alimentos, del suministro de energéticos y las carencias de algunas materias primas e insumos, tales como las semillas, los fertilizantes y los agroquímicos o el suministro de repuestos para el parque automotor, por ejemplo. Ya se muestran señales de desaceleración en muchos países y aún en zonas económicas completas como es el caso de Estados Unidos y el de la Unión Europea.

A todo ello se suma, como respuesta de los Bancos Centrales de los distintos países, ante la alta inflación, el elevamiento de las tasas de interés internas para encarecer los consumos y por esa vía enfriar las economías y apoyar el descenso de los precios, sin embargo, las altas tasas de interés pueden inducir también la temida recesión. En consecuencia, la inflación y las tasas de interés deteriorarán la capacidad de la moneda para la compra de bienes o servicios nacionales o importados, estos últimos afectados también por una tendencia creciente en la devaluación.

El entorno macroeconómico externo, que ya de por sí nos afecta negativamente, casi que se replica en el contexto interno de Colombia, donde, justamente, toda esa mezcla de factores adversos se combinan con un cambio de gobierno con tendencia al favorecimiento del Estado como gestor de la economía, con fuerte intervención en los sectores privados a través de impuestos y contribuciones o de restricciones para la expansión y el desarrollo de los negocios, con posiciones de choque frente a varios sectores económicos, sociales, políticos, gremios y centros de opinión. Esta simultaneidad de eventos negativos está creando un ambiente de enorme incertidumbre, todo lo cual es el caldo de cultivo perfecto para empezar a notar la desaceleración y a asomarse la terrible recesión. Y nos falta todavía el aumento del salario mínimo, que no será inferior al 12%, y el aumento correlativo de los bienes y servicios indexados a ese salario o el impacto sicológico en productores y consumidores de anticipar la inflación en sus negocios y crear una mayor inflación autoinducida.

Indicadores como la desconfianza de los hogares, la menor dinámica en la creación de empleo, el aplazamiento de inversiones, la salida de capitales, el freno en la inversión extranjera directa, entre otros, muestra un ambiente de perturbación y expectativas negativas de los consumidores y de los empresarios, en general.

Aunque existe una marcada incertidumbre, sin embargo, no es momento de pánico ni de reacciones primarias, es momento de reflexionar sobre el hecho de que estos fenómenos suelen ser transitorios, pues luego de su impacto negativo, poco a poco las economías vuelven a recuperarse. El problema es el de su intensidad y duración, que nadie conoce y no se puede decir a ciencia cierta cómo se desenvolverá el decrecimiento o la recesión en cada país. Hay que hacer las cosas bien para hacer lo correcto. Mencionemos algunas conductas convenientes frente a este escenario, aunque cada persona, empresario o familia, según sus circunstancias, deberá tomar sus propias previsiones o precauciones.

Veamos algunas:

  • Consumir lo esencial: Por ahora nada suntuario y aplazar las compras que son más de conveniencia que de necesidad, muchas de las cuales se hacen con crédito bancario. Por supuesto lo prioritario será la salud, la educación, los alimentos, la vivienda y la seguridad. En general deberíamos posponer algunos consumos no inmediatos, dándole significación a lo verdaderamente necesario, salvo que provenga de compromisos previamente establecidos como sería el pago de una acreencia hipotecaria, por ejemplo.
  • Activos reales y dólares: como los valores financieros se ven muy impactados por la inflación, disponer de más activos reales puede ser aconsejable, lo mismo que de algunos dólares. El dólar siempre será un buen refugio, aunque transitoriamente descienda, su tendencia de largo plazo es a ganar precio frente al peso.
  • Cuidar la liquidez: En cualquier circunstancia privada o empresarial de carácter económico, la disponibilidad de liquidez es un baluarte inigualable, pero en condiciones de incertidumbre, la liquidez es un tesoro y debe cuidarse como tal para tomar provecho de alguna oportunidad o superar una adversidad.
  • Tomar precauciones ante contingencias: que puedan desarrollarse como dificultades de abastecimiento, fenómenos naturales adversos como el invierno o el cambio climático, por ejemplo. Ser precavidos, pero no sobre reaccionar
  • Defensa de la ocupación productiva: la ocupación productiva debe defenderse a toda costa, es la fuente de mayor seguridad y estabilidad para las personas y las familias. Hay que evitar que sectores económicos, empresas o actividades de negocios se paralicen y puedan conducir a la calle a sus trabajadores.
  • Aspecto sicológico: No propagar rumores que induzcan a autogenerar más incertidumbre o desconfianza, esto acelera las conductas negativas, la desconfianza y la sobre reacción de los consumidores, los inversionistas, los ahorradores y el público, en general.
  • La conducta del Estado es fundamental para sobrellevar la desaceleración o la recesión, mediante el uso del gasto público en forma anticíclica para evitar caídas abruptas de la demanda, tales que paralicen la actividad productiva de algunos sectores. Tanto como esa intervención económica con los presupuestos públicos, es necesario que el nuevo Gobierno cree condiciones de tranquilidad y confianza a todos los ciudadanos. Sus sucesivos anuncios de cambios abruptos, a veces, contradictorios y siempre radicales, cargados de ideología, más que de realidad, aceleran la incertidumbre y la desconfianza, no en vano las últimas mediciones de estos índices van por mal camino. Con esto se le hace un flaco favor al escenario macroeconómico nacional e internacional exigente que vamos a atravesar.

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