domingo, 16 de abril de 2023

¿NOS INTERESA LA POLÍTICA O LA ECONOMÍA?

 Comentario 17/04/2023

 

¿NOS INTERESA LA POLÍTICA O LA ECONOMÍA?

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Una cosa es hacer política y otra, muy distinta, entenderla, para poder decidir sobre ella, comprender las acciones de los políticos y anticipar sus consecuencias. Entre nuestros ciudadanos es frecuente que exista apatía, rechazo o menosprecio por la política, dado que la clase política goza de muy poca credibilidad y reconocimiento, de hecho, el pensamiento dominante es que ellos sólo buscan nuestros votos y luego nada que ver con los ciudadanos. La política y los políticos, en su generalidad, se perciben como algo turbio, poco transparente, sinuoso (cambian como veletas) y frecuentemente son participantes activos de la corrupción y del clientelismo. Y no es para menos, son tantas las circunstancias y tantos los involucrados de todo tipo de vertientes o subvertientes políticas en este tipo de conductas que es casi que osado creer en ellos. Colombia hoy tiene cerca de 30 partidos políticos (increíble, ¿verdad?), que son más bien maquinarias electorales, más que centros de pensamiento y desarrollo político, ciudadano o comunitario.  La idea es ganar el aval de un partido vigente para luego buscar los votos y hacerse elegir y, posteriormente, disfrutar las mieles del poder y de la politiquería.

No es extraño, entonces, que los ciudadanos no deseen, en general, inmiscuirse en política y que los pocos que lo hagan no sepan a profundidad y con convicción cuáles son: el ideario político y los programas de gobierno de su respetivo partido, cuáles son sus trayectorias y logros en favor de la ciudadanía y qué reconocimiento los rodea como fuentes de transparencia e idoneidad, o de anticorrupción y de anti-clientelismo. Los políticos, por supuesto, saben decir lo que a los ciudadanos les gustaría escuchar, hacen proclamas y promesas de campaña, sin medir su viabilidad de ejecución y de financiación, como tampoco su pertinacia y oportunidad. Sólo les interesa que sus palabras sean convincentes y cautivadoras de los ciudadanos, puesto que, terminada la campaña, nada volverán a saber esos votantes sobre las supuestas convicciones que motivaron su voto y la respuesta real de sus políticos de turno.

Sin embargo, la cultura ciudadana sobre la política poco a poco va cambiando y hoy tenemos más ciudadanos interesados en entenderla, si bien no en formar parte de grupos carnetizados de adeptos a un candidato o partido. La política, por definición, es el proceso de comprender lo que la ciudadanía necesita, determinar las mejores oportunidades y capacidades y cómo volverlas realidades en favor del progreso y bienestar de la comunidad, lo cual se ejecuta a través de los diferentes cargos, instituciones y funciones del Estado.

Ahora, política y economía vienen juntas, son dos caras de la misma moneda, dado que los políticos con sus decisiones y acciones en el Estado (Ejecutivo, Legislativo o Judicial) determinan o impactan significativamente la economía. De hecho, hay una ciencia, la economía política, que busca establecer qué se debe hacer, cómo hacerlo y para quién hacerlo con el fin de atender las necesidades y expectativas de la sociedad. Su estudio aborda las relaciones entre personas, empresas y gobiernos procurando su progreso y bienestar. La economía, así como la política, desde el punto de vista del Estado, pretende el control o la dirección sobre los recursos, los territorios y las poblaciones. Así las cosas, las soluciones que la economía provee tienen limitaciones, bien sea en las decisiones políticas, en las leyes o los reglamentos, en la financiación disponible y su correcta administración, ajena a las prácticas de corrupción, clientelismo y derroche. Si los ciudadanos poco se quieren relacionar con la política, sí deberían hacerlo, entonces, con la economía, pues afectará directamente su bolsillo y su calidad de vida. Por ejemplo, existen, genéricamente hablando, modelos diferentes sobre los tipos de economía política que suelen desarrollarse en Estados democráticos, los describiremos brevemente para recabar sobre la importancia de su conocimiento y seguimiento. Valga decir primero que no todos se usan simultáneamente por un gobierno que tenga vocación de aplicarlos, depende de las circunstancias de cada país, veamos:

Los gobiernos de corte más de centro suelen concentrar su atención en:

  • Privatización de sectores estratégicos de la economía.
  • Disminución de impuestos para fomentar el crecimiento y por esta vía el empleo. 
  • No protección del mercado y/o la producción interna con aranceles o limitaciones de importaciones (salvo sectores estratégicos) para favorecer a los consumidores e impulsar el mejoramiento de la competitividad propia y simultáneamente combatir la inflación.
  • Flexibilización laboral para ampliar la movilidad laboral y ajustarse a las nuevas tecnologías y modalidades de negocios.
  • Desregulación de precios tanto como sea posible.
  • Desregulación del sistema financiero.
  • Apertura a capitales extranjeros y libre circulación de divisas sin restricción al tipo de cambio.
  • Políticas de expansión monetaria para favorecer el crecimiento y las bajas tasas de interés, y para apoyar la inversión y el desarrollo,
  • Endeudamiento estatal y déficit fiscal moderados.
  • Reducción del Estado.
  • Concentración en sectores con ventaja competitiva singular.
  • Subsidios sólo los estrictamente necesarios.

Por el contrario, los gobiernos progresistas (de izquierda) suelen tener como ejes:

  • El Estado como el mayor gestor y promotor de la economía: todos los sectores y actividades de interés prioritario para el país se pretende que lleguen a sus manos.
  • El Estado como mayor empleador.
  • La redistribución de la riqueza mediante subsidios, a través de impuestos o de reformas tales como la agraria.
  • Intervención en sectores o actividades económicas para regularlas con criterios políticos.
  • Restricciones o limitaciones a la inversión nacional o extranjera.
  • Las estatizaciones de empresas que consideran claves.
  • Frecuentemente con control regulatorio sobre las divisas extranjeras.
  • Mayores impuestos o retenciones selectivos por actividades y tamaños de negocios.
  • Política de proteccionismo económico y de sustitución de las importaciones (aranceles y prohibiciones)
  • Ayudas sociales por doquier como subsidios, beneficios o apoyos directos.
  • Programas de controles de precios (“precios cuidados”).
  • Políticas laborales con amplios beneficios al sector trabajador y fuerte impacto para los empleadores.
  • Fuertes controles a efectos en medio ambiente. 

Como se aprecia, los modelos de pensamiento político y la economía política pueden conducir a un país a muy distintos resultados, en este sentido, todos los ciudadanos deberíamos estar interesados en conocer de la política o al menos estar muy enterados de sus consecuencias en la economía, para tomar decisión y acción sobre ellas.

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