Comentario 19/02/2024
POPULISMO
Y DEMAGOGIA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
El
populismo y la demagogia son como “hermanas siamesas” (personas gemelas unidas
físicamente), dentro de los Estados democráticos que las padecen, lideradas por
gobiernos que se apoyan en estas prácticas y tácticas para convencer,
especialmente a las clases populares, y buscar su favorecimiento y su voto. Un
ejemplo de populismo sería proponer medidas que beneficien a la mayoría de la
población, aunque sean inviables o perjudiciales a largo plazo, con el fin de
ganar su apoyo. Un ejemplo de demagogia sería ocultar o distorsionar los
hechos, o apelar a los prejuicios o a los miedos de la gente, para convencerlos
de que se afilien a una causa o voten por una determinada opción.
En
ambos contextos, la verdad de los hechos se distorsiona, ocultando sus
verdaderas intenciones y consecuencias y la insostenibilidad en su ejecución,
promesas vacías, ofertas sin fundamento ni sustento, programas insostenibles,
etc., conforman el más variado menú, que entona los “cantos de sirena” que las
clases populares suelen recibir por los gobiernos de corte populista y talante
demagógico. Todo suena muy bien, pero luego: frustración, vacío, desconcierto,
no logro y la pérdida de credibilidad.
También
afloran los sentimientos de rechazo y rencor, pero su proceso de gestación toma
muchos años, a veces, décadas, y mientras tanto, la confianza por el piso, la
incertidumbre por el cielo y el germen de la destrucción de los modelos
populistas y demagógicos se va asentando y afianzando. ¿Por qué tarda tantos
años? Es por la ilusión del famoso: “ahora sí”, “ya si va a ser”, “por fin”,
etc., etc. etc., y, puesto que las promesas son vacías, se espera con fe que
más adelante si están llenas de realizaciones y soluciones.
Lo
malo de la historia es que desenmascarar un gobierno populista y demagógico,
también tarda años, puesto que algunas victorias tempranas con sus
realizaciones, ayudan a ocultar los fracasos lejanos, y, muchas veces, cuando
se reacciona, ya el daño está hecho, los perjuicios en materia económica,
política, social y fiscal ya hacen su aparición en todo su esplendor, y con
pronóstico reservado para su total corrección y recuperación, las cuales, a
veces, tardan años y en muchas ocasiones generaciones enteras. Argentina acaba
de dar un paso al frente con la elección de Javier Milei, un desafío al
populismo y la demagogia peronista y kirchnerista, de más de 30 años de
arraigo, esperemos que el nuevo gobierno no se contagié del viejo populismo.
Venezuela,
por ejemplo, tardará varias generaciones en recuperar su estabilidad
macroeconómica, política y social una vez que los gobiernos del socialismo del
siglo XXI sean superados democráticamente los gobiernos del socialismo del
siglo XXI, campeón del populismo, la demagogia, y en su caso, con males
adicionales: la autocracia (autoritarismo despótico), la persecución política a
sus opositores y la corrupción.
En
entrevista realizada por el periódico La República de Colombia (18-12-2023) el
premio nobel de economía en el 2007, Eric Maskin, afirmaba:
“Hay
que elegir políticos y funcionarios con programas económicos serios, en lugar
de populistas que proponen programas que suenan muy atractivos, pero que son
inviables”. Así mismo afirmaba el profesor de la Universidad de Harvard: “En
USA se acercan las elecciones presidenciales, y creo que sería muy malo para
EEUU y, de hecho, para todo el mundo, si Donald Trump volviera a ocupar el
cargo, lo califica como populista y demagogo. Pero vemos que ocurre lo mismo en
muchos otros países, donde los populistas están llegando al poder. Esto es
preocupante y será un gran desafío superar esta tendencia mundial”.
De
sus reflexiones se desprende que recomienda que los gobernantes concentren sus
esfuerzos en:
- Superar los problemas de desigualdad, cualquiera que sea el origen o sus causas, de dónde surgen muchos programas sociales, de infraestructura, de educación, salud y bienestar para superarla.
- La transición hacia energías limpias y renovables, esfuerzo complejo, costoso y de largo alcance.
- El cuidado del medio ambiente, con todas sus implicaciones especialmente la deforestación y la reforestación.
- Los problemas originados en el cambio climático.
- El uso de tecnologías amigables con el medio ambiente y con el ser humano.
- Hace un llamado especial a considerar las consecuencias de la aplicación de la inteligencia artificial, para su máximo aprovechamiento en condiciones favorables para los seres humanos, como complemento, no como competidor, para elevar la productividad de la labor humana, como ha sucedido con otras tecnologías.
En
consecuencia, es importante distinguir entre estos conceptos, de populismo y
demagogia, ya que pueden tener consecuencias negativas para la democracia y el
bienestar social. El populismo puede generar polarización, división y
resentimiento entre diferentes grupos sociales, mientras que la demagogia puede
conducir a la corrupción, el autoritarismo y la pérdida de confianza en las
instituciones. El populismo y la demagogia son, entonces, términos que se usan
a menudo en el ámbito político, pero no significan lo mismo. Según algunas
definiciones. El populismo, que se enseña en muchos gobiernos, es una forma de apelar a los deseos y
las emociones del pueblo, usando una retórica que lo exalta y lo enfrenta a las
llamadas élites. La demagogia, en cambio, es una práctica política, muy
arraigada, que busca engañar al pueblo con falsas promesas, mentiras,
manipulación de la información y argumentos falaces. En Colombia, hemos
padecido mucho de estos dos fenómenos, especialmente en este gobierno del
presidente Gustavo Petro Urrego.
Nota:
algunas de las definiciones incorporadas en este comentario son tomadas de
varias páginas web.
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