Comentario 01/04/2024
LA
TRAGEDIA DE GUSTAVO PETRO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Columna
publicada en ABC España, febrero 15/24.
Por:
Carlos Granés.
"Lo
desgarrador es su nula capacidad para gestionar lo real y concreto"
Quienes
tienen el hechizo del poder en América Latina no suelen ser políticos al uso,
sino personajes desmedidos, con alma de visionarios o redentores más que
estadistas o gobernantes tradicionales.
Basta
con pasar revista a los mandatarios actuales, tanto a los de derechas – Bukele
o Milei – como a los de izquierdas – AMLO, Boric o Petro – para comprobarlo:
ninguno de ellos llegó a la presidencia de su país para gobernarlo, sino para
salvarlo.
Tocados
por la providencia se impusieron la misión de refundar sus países y hacer de su
paso por la jefatura del Estado un hito, un parteaguas en la historia.
Pero
entre todos estos presidentes el caso más fascinante es el de Petro.
Él
es quien tiene una imagen más sobredimensionada de sí mismo, tanto que Colombia
le queda chica y en consecuencia ha querido convertirse en un líder mundial y
tutelar la causa contra el cambio climático.
No
solo intenta redimir a Colombia de 200 años de mal gobierno, sino la humanidad
entera de su inminente extinción.
Nadie
como él está tan persuadido de su propia bondad, de su hermosura moral y la
urgencia de sus propósitos.
Quiere
cambiar el sistema económico mundial para que el capitalismo no devore el
planeta.
Quiere
la paz para Colombia y el mundo, y no una “paz neoliberal” como la que firmó
Santos con las FARC, sino una paz total que apacigüe de una vez y para siempre
todos los focos de violencia en Ucrania, Palestina y el cosmos entero.
Así
lo expresó en un discurso ante la ONU. La humanidad después de oír su palabra
debería saber que su misión es “expandir el virus de la vida por las estrellas
del universo”.
Lo
desgarrador en el caso de Petro es que la misión histórica que cree tener a
cuestas contrasta con una nula capacidad para gestionar lo real y concreto.
Mientras
se eleva a otear desde el cosmos los males de la humanidad, su propio hijo se
enriquece con dineros del narcotráfico y su esposa deambula de parranda por el
mundo con un séquito de masajistas, maquilladores y estilistas que le ha
costado al estado colombiano 112 mil dólares.
El mismo se destaca por incumplir las citas de primer nivel con la excusa de que el presidente no madruga, y todo indica que ha encargado a "_Xavier Vendrell_ "exterrorista Catalán, promotor del Tsunami Democratic, que repita su infame gesta acosando a los magistrados de la Corte Suprema en Bogotá.
Pequeñez,
mediocridad y violencia que contrastan con una verborrea seráfica.
La
distancia abismal que hay entre sus ideales y sus logros, entre la imagen que
tiene de sí mismo y sus capacidades reales, convierte a Petro en un personaje
trágico.
Condenado
al autoengaño y al victimismo, achaca su inevitable fracaso no a su ineptitud
sino al complot de los malos.
Lo
fascinante es que su desgarramiento es el drama humano por excelencia. Nunca
estamos a la altura de nuestros deseos o ideales, nuestra imaginación siempre
es más potente que nuestra voluntad.
La
fatalidad para Colombia es tener que presenciar esa tragedia humana en el
palacio de gobierno.