domingo, 10 de marzo de 2024

LA ILUSIÓN DE LA VEJEZ

 Comentario 11/03/2024

 

LA ILUSIÓN DE LA VEJEZ

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

La esperanza de vida de los ciudadanos colombianos ya asciende a los 78 años, es decir, ahora vivimos más, con mejor calidad de vida, de bienestar y con avanzados cuidados médicos y tratamientos curativos. No es raro ver viejos de 70, 80, 90 y aún 100 años en muy buenas condiciones de salud y con excelentes capacidades y competencias intelectuales.

De los famosos “vejestorios” hemos pasado a los viejos, longevos y centenarios con plenitud, personas con vigor físico y lucidez intelectual, con capacidad de tener una vida útil prolongada, aún en sus últimos años, si se lo proponen. He ahí la esencia de la situación, si se lo proponen, con una actitud positiva y con un espíritu de superación personal.

En unos años más, asimismo, la población de adultos mayores será mayor a la de los jóvenes y tendremos una realidad poblacional con muchos viejos-jóvenes, es decir, muchos con edades avanzadas, pero con facultades plenas. Estos fenómenos poblacionales plantearán no sólo nuevas realidades sino también nuevos retos para toda la sociedad y especialmente para los organismos que acompañan la vejez por parte del Estado y también por la exigencia económica prolongada en materia del pago de las pensiones de jubilación que estén a su cargo, a más de los retos de vida y comunidad que habrá que afrontar.

La reflexión propositiva para los adultos avanzados en edad es: “Ya somos viejos, es decir, que los calendarios nos han acompañado muchos años, años de niñez, juventud, adolescencia, madurez y ahora la vejez. Sin embargo, haber vivido más no significa ser menos, efectivamente es ser más y con mayor experiencia, criterio, vivencias y claridad de vida sobre todo lo que somos y queremos ser, aún tenemos una vida por construir en los años viejos y nos proponemos realizarla”. Sin embargo, no todos los viejos hacen esta reflexión, llegan a esas edades y piensan que su vida útil terminó, especialmente por el efecto de la jubilación y de la separación del oficio que venían desempeñando.

¿Qué queremos?: ser viejos llenos de plenitud hasta que la vida misma nos llame a transformarnos en otra vida. Plenitud significa pleno, con salud, vitalidad, capacidad, alegría, raciocinio y disposición a tener un uso útil de nuestro tiempo y disponer de relaciones de provecho con otros y con la comunidad.

Queremos realizar muchos sueños que la vida de formación, las actividades cotidianas, las del hogar, las de la relación con otros o las de ocupación laboral no nos permitieron o no dos dieron la oportunidad de realizar antes.

Pensar, estudiar, leer, recrear, opinar, compartir, disfrutar en muchos y diferentes momentos y lugares, con nosotros mismos o con otros en diversos grupos de interés, son algunas partes del amplio menú que nos espera. Y aún, ¿por qué no?, en actividades de tipo social o comunitario.

Todavía podemos ejecutar muchas labores, tener variadas ilusiones, soñar despiertos, integrarnos con la naturaleza y realizar actividades al aire libre, con un plan de vida con ejercicios y alimentación sana, realizar prácticas religiosas, espirituales o mentales, hacer tareas de provecho para otros, investigar un tema que nos apasiona, disfrutar de los momentos musicales, de espectáculos deportivos o culturales, etc., en fin, son tantas cosas que se nos quedará corta la vida que nos queda. O sea, tenemos oportunidad de realizar la plenitud de nuestra etapa de vida más plena, con otros y para otros, pero primero para nosotros mismos.

Lo peor que nos puede pasar en los años avanzados es decir el famoso “YO YA NO”, esta expresión se debe cambiar por el “YO YA SÍ”, una afirmación positiva sobre nuestra vitalidad, capacidad, disposición y voluntad para sacarle jugo a la vida que nos queda. Muchas personas piensan que ya llegaron al final del camino en el momento del retiro laboral, que la vida productiva se terminó y como no tienen su vida futura programada para ser de total plenitud, se sienten en el vacío y la sensación de desocupación y la falta de horizonte, los conduce a fenómenos de ansiedad, depresión, soledad y abandono.

Nunca deberíamos permitir que esto nos pase, antes de que llegue la edad de retiro deberíamos programar las etapas, las actividades, las diversas ocupaciones, los círculos de interés, los hobbies, las relaciones y hasta los momentos de ocio que desearíamos construir como camino.

Adulto mayor no se quede en el vacío, llene su vida de actividad, sea propositivo, no permita que corrientes de opinión negativas invadan su cotidianidad, llénese de alegría, comparta con otros, póngase retos, usted puede construirlos y con ello su nueva vida de viejo con plenitud.

Y a todas estas, ¿cuál es el rol que jugarán los gobiernos sucesivos en, por un lado, aprovechar todo el potencial de los viejos-jóvenes y, por el otro, para afrontar los cambios poblacionales que, por ciclo de vida, tendrá nuestra comunidad? Fuera de algunos subsidios para viejos vulnerables, no vemos verdaderos programas para los adultos mayores en su calidad y bienestar de vida.

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