Comentario 22/07/2024
LOS
RIESGOS PAÍS Y LA ECONOMÍA COLOMBIANA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Todos
los negocios y países tienen riesgos, es decir, circunstancias en las cuales
pueden haber periodos de malos resultados o evolución negativa por muchas y
diferentes razones. Veamos: Los riesgos son situaciones o eventos, generalmente
inesperados, que pueden tener consecuencias negativas para las personas, las
organizaciones, los proyectos o los propios países y sus regiones. Existen
diferentes tipos y niveles de riesgos, y es importante identificarlos y
evaluarlos para poder prevenirlos o mitigarlos. El análisis de riesgos es una
herramienta que sirve para estimar la probabilidad y el impacto de los riesgos
previsibles, y para desarrollar los planes de acción adecuados para suavizar
sus impactos. No es posible, por el contrario, prevenir los casos fortuitos,
como un terremoto, por ejemplo; en ese caso, solo queda afrontar sus
consecuencias, reparar los daños y continuar, si es posible.
En
este comentario nos referiremos a los riesgos país, dado que en los últimos
meses la respuesta de los empresarios frente a sus inversiones para el
crecimiento, el desarrollo, la expansión o los nuevos negocios se ha frenado y
hasta ha habido decrecimientos sustantivos, como ha ocurrido en el año 2023 y
en lo que va corrido del 2024, en relación con los años prepandemia.
Hay
riesgos generales debido al ambiente político, económico y financiero inestable
y riesgos específicos, debido a fallas en las decisiones tomadas en el propio
país. Cuando un país aumenta sus riesgos, es muy difícil pensar que se debe
solo a riesgos fortuitos o imprevistos; suelen estar precedidos por decisiones
de gobierno, empresariales o de movimientos sociales o políticos que afectan el
riesgo general. Por supuesto, los casos imprevisibles o fortuitos, como
terremotos, inundaciones, huracanes, incendios, etc., son también causas
evidentes de riesgos generales.
Los
riesgos generales pueden ser sectoriales, macroeconómicos o políticos, y
afectan a la gran mayoría de la geografía o, en algunos casos, a toda la
economía. Generalmente no son controlables por ningún agente económico en
particular, y son tales como:
- Los sectoriales, como los relacionados con un tipo de industria o actividad particular, los cuales pueden provenir de problemas de abastecimiento, de tecnología, de competencia, logísticos, de demanda, de sustitutos tecnológicos, de modificaciones legales o de cambios de conducta de los consumidores, entre otros.
- Hay situaciones macroeconómicas no controlables por las empresas que pueden influir en sus resultados, tales como: alta inflación, situaciones de recesión con baja demanda general, altas tasas de interés, fenómenos de iliquidez o devaluación, riesgo por fronteras, es decir, importado de otros países por su situación, por su vecindad o su comercio con el propio país, etc.
- Otro tipo de riesgo general surge de fenómenos de tipo político donde la confrontación social (o bélica) es tan aguda que afecta el desenvolvimiento de los negocios. Diferencias marcadas en los enfoques de gobierno, de relaciones internacionales o al interior del país, sobre temas tales como la incidencia del Estado en la economía, los derechos humanos y de la propiedad privada. Por su parte, las desigualdades, la falta de oportunidades, el acceso a la tierra, el narcotráfico y la minería ilegal, entre muchos otros, conducen a situaciones de confrontación, las cuales, en ocasiones, se convierten en un riesgo de tipo general que puede afectar diferentes regiones y aún países enteros.
Por
su parte, los riesgos específicos son propios de cada Estado, cada empresa,
región o agente particular, su administración, sus políticas y programas. Hay
sectores o regiones más riesgosos que otros; sin embargo, el perfil del riesgo
no evoluciona por azar, es producto de las decisiones propias de los entes
llamados a tomarlas, sea el Estado o los particulares, las cuales pueden ser
conservadoras o agresivas, o una mezcla de ambas.
La
impresión de los inversionistas privados, según las opiniones recibidas
recientemente frente al riesgo país de Colombia, es que no hay condiciones
favorables para nuevas inversiones (nuevos riesgos), salvo para soportar y
capotear los riesgos de las inversiones ya incurridas, por razones como las
siguientes:
- Inestabilidad política: hay una fuerte desconfianza en el gobierno de Petro y, por esta razón, los niveles de incertidumbre se han exacerbado y la favorabilidad del presidente se ha ido al piso. El discurso del presidente suena a radicalización y amenaza.
- Inestabilidad jurídica: por el sinnúmero de reformas en marcha, sin horizonte claro, destruyendo lo construido y buscando estatizar los servicios sensibles como la salud y las pensiones, con un Estado sujeto a corrupción y politiquería, como se ha demostrado a través de la historia.
- Reformas inoportunas como la laboral, que incrementan los costos laborales, disminuyen las jornadas de trabajo y aumentan los privilegios de los sectores sindicales, en un momento de una muy probable recesión económica.
- Pérdida del grado de inversión: que aún no se recupera y está amenazado para los próximos años por incumplimiento de la regla fiscal. ¿Cuándo volveremos a tenerlo? Se ve lejano.
- Escenario macroeconómico de bajo crecimiento o de recesión, lo cual no ayuda a las metas sociales, económicas y fiscales. No hay política anticíclica por parte del Estado.
- Los impactos del cambio climático.
- La política energética y las fuentes alternativas renovables y no renovables, y el tema de la explotación de los hidrocarburos.
- Continúan y continuarán los problemas de desigualdad y falta de oportunidades, si bien los enormes avances del país en la mitigación de la pobreza y la vulnerabilidad en las últimas décadas.
- La seguridad y la paz en las regiones sigue siendo un serio problema del país.
- Etc.
Hay
suficientes razones para ser precavidos con el riesgo país ante nuevas
inversiones; sin embargo, siempre habrá oportunidades. Si el gobierno de Petro
no cambia la “partitura”, será cada vez mayor la desconfianza y la
incertidumbre, y estos son los grandes enemigos de la inversión, de la
continuidad y de la permanencia de las inversiones y de los inversionistas.
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