viernes, 16 de noviembre de 2018

LA “ANHELADA” VEJEZ

Comentario 22/10/2018

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo



[1] Las siguientes notas son tomadas del curso “Cómo vivir una vida activa y saludable”, se puede encontrar en www.edx.org

“VIVIR ES ENVEJERCER Y ENVEJECER ES VIVIR”

Una realidad inevitable en la vida es la de envejecer, sin embargo y por más natural que sea, es una etapa que suele llenar los corazones de ansiedad y la mente de inquietud en las personas que ya van siendo “mayorcitas”. Ansiedad por el temor que nos causa la disminución de nuestras capacidades físicas y cognitivas, naturales en esta etapa de la vida, e inquietud por saber si estamos preparados para atravesar con éxito esta parte del camino y por la aprensión frente a lo desconocido.

En realidad, y como afirman diferentes autores especialistas en el tema, podría ser la mejor etapa de nuestras vidas, lo cual dependerá de la disposición para aceptarla y la voluntad para hacer las tareas necesarias para llenar de plenitud la “anhelada vejez”. Veamos, entonces, algunas recomendaciones esenciales para una buena vejez.

Existen cuatro factores determinantes de la calidad de vida en la vejez, sin perjuicio de comprender que efectivamente es, por si misma, necesaria la aceptación de niveles de salud, vitalidad y vigor inferiores a los de nuestras etapas previas, lo cual es natural e inevitable también, pero perfectamente prevenible y mitigable, si incorporamos a nuestra mente y conducta de vida las siguientes actitudes y costumbres:

·         Capacidad física[2]:
Es vital el mantenimiento de las capacidades físicas, realizando algún tipo conveniente de ejercicio aeróbico en forma grupal o individual, desde el simple caminar u otro ejercicio apropiado a la condición física de la persona, hasta practicar el más exigente pilates diseñado para un fortalecimiento físico superior, pasando por el yoga que ayuda al estiramiento, la relajación, la respiración y la concentración.

La elección es de cada quien, según sus gustos y preferencias, sus capacidades y limitaciones y su disposición para sacar un rato cada día o al menos tres veces por semana para mantener una disciplina de actividad física, tal que le permita al organismo combatir el deterioro de nuestro sistema óseo y muscular que naturalmente se produce durante la vejez. Lo cierto es que la actividad física mantiene el ánimo, el vigor físico y la disposición intelectual de las personas, a diferencia de la vida sedentaria que tiene como consecuencia grandes problemas de salud físicos y aún mentales. Acompañe su actividad física con una dieta, un medio ambiente y unas costumbres sanas y… verá los resultados. Evite el acostumbrado “Yo ya no….” tengo capacidad o disposición para hacer actividad física o intelectual, esta es una enfermedad recurrente de este periodo de la vida.

·         Capacidad cognitiva:
Durante la vejez pueden existir algunos deterioros de nuestras capacidades sensoriales y cognitivas, lo cual es perfectamente susceptible de combatirse con conductas que permitan mantener en el cerebro una “vida activa” intelectual. La lectura, la escritura, la investigación, la asistencia a grupos de estudio, los grupos de amigos que comparten el disfrutar de juegos o actividades que retan la capacidad mental de las personas, etc. son buenos ejemplos de cómo combatir el “sedentarismo” mental. Grandes personajes de la historia narran en su vida que a pesar del menor vigor físico, pudieron mantener hasta su muerte un enorme vigor intelectual, su fórmula, muy simple y eficaz, no dejar “morir” el cerebro y retarlo permanentemente con demandas intelectuales y cognitivas. Rete su cerebro con algo intelectual todos los días y vuelva esto una costumbre.

Un objetivo de mantener las capacidades físicas y cognitivas es lograr la auto-suficiencia hasta la edad más avanzada posible.

·         Afecto y relacionamiento.
Todos necesitamos de afecto y cariño, estamos en capacidad de darlo y recibirlo, más en la etapa de la vejez, y las dos cosas son vitales para el bienestar físico y emocional. Debemos, por lo tanto, fomentar las situaciones donde el afecto y el cariño estén presentes, con nuestra familia, amigos, relacionados, en grupos de interés (deportivos, sociales, culturales, académicos, de hobbies, de labor intelectual o física, etc.) y realizar también actividades sociales o comunitarias. Cada persona debe elegir la mejor forma de relacionarse con otros, con la conciencia del dar y recibir, es decir dar a los demás y recibir de ellos a través del relacionamiento y del compartir momentos, intereses, actividades y lugares comunes.

·         Control de sí mismo.
El mundo que nos toca vivir es complejo, exigente, demandante y, por momentos, difícil, bien por vicisitudes nuestras o por las condiciones del entorno en que vivimos. Muchas situaciones personales en aspectos de calidad de vida o bienestar y algunas tendencias culturales, medio ambientales y sociales nos generan preocupación, ansiedad, tensiones y sinsabores. Esas realidades están allí y no podemos cambiarlas a nuestro antojo, por lo tanto hay que reconocerlas, racionalizarlas, superarlas o sobrellevarlas a partir de nuestro control personal. Para no dejarnos agobiar por ellas, necesitamos mente abierta, positiva y optimista, aún en medio de las adversidades, lo cual depende más de nuestra propia actitud que de la de los demás.



[2] Se refiere a la capacidad aeróbica (resistencia física), la fuerza, la flexibilidad muscular y el mantenimiento del equilibrio corporal en las distintas actividades físicas que realizamos.

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