viernes, 16 de noviembre de 2018

LA POLARIZACIÓN CIUDADANA

Comentario 29/10/2018

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo

Por muchos años se ha afirmado que “si la política y la religión nos dividen, el comercio y los negocios nos unen”, sin embargo hoy parece ser que se está volviendo un lugar común el estar divididos en todos los campos, pero no sólo divididos, sino polarizados.

Tener pensamientos o enfoques diferentes sobre los temas que forman parte de la realidad o la cotidianidad de un país en materia política, económica, social, cultural, deportiva, racial, religiosa, empresarial, institucional, etc., es un proceso normal y natural, casi que  necesario, a efectos de disponer de enfoques distintos, los cuales alimentan la reflexión, el análisis y la discusión, permitiendo elegir, como consecuencia, las mejores opciones de acción o solución. El mundo, en realidad, es un continuo devenir de unos enfoques y otros sobre muchos temas, de acuerdo con las condiciones del entorno prevaleciente o las circunstancias particulares que cada país o región atraviesen. Por momentos existen unas como ideas prevalecientes y un tiempo más adelante, otras, lo cual es perfectamente normal.

Sin embargo, lo que está ocurriendo ahora en el mundo entero no es la presencia de uno o más enfoques diferente sobre los temas cotidianos que hemos enunciado, es la radicalización en las posiciones, al punto de llegar a verdaderos fundamentalismos donde cada parte cree tener la verdad y la razón, y, por consiguiente la única solución posible o conveniente para cierto tema, para el país y para todos sus ciudadanos. Es decir, la sociedad queda polarizada y si una sociedad queda polarizada respecto a un tema, significa que se han formado dos o más grupos de opinión contrarios entre sí, sin ningún punto de encuentro, y es ahí donde comienzan las rivalidades, las cuales pueden llegar a ser muy enconadas y en algunos casos generadoras continuas de violencia, discriminación o persecución de personas o entidades.

Ahí es donde surgen los problemas, cuando aparentemente las personas sienten que sobre un tema no tienen nada en común con el pensamiento de otros y con esa óptica juzgan los hechos, lo cual los conduce, primero, a descalificar la posición del otro y, segundo, al otro mismo, es decir se crea un rechazo por las ideas del otro, por sus convicciones, su manera de ver las cosas y su particular forma de actuar frente a ellas. Profundizar o exacerbar estas conductas conduce a animar pasiones humanas que terminan en generar tensiones y rivalidades donde los oponentes no son conciudadanos, son rivales que quieren “aplastar” las ideas del otro y en algunos casos al otro mismo.

Desafortunadamente estamos llegando a puntos y escenarios de radicalización de tal naturaleza que se están incubando verdaderas sociedades polarizadas, las cuales acumulan grandes sentimientos contrarios por muchos y diversos temas y generan el efecto de “olla a presión” la cual puede estallar si se sobrecalienta, conduciendo a resultados inesperados, insospechados o inclusive con consecuencias de “no retorno”.
Veamos algunos casos, para mencionar sólo unos, en los más diversos temas:

·         En Estados Unidos las actuaciones del Presidente Trump sobre temas sensibles como los inmigrantes, la xenofobia racial o la misoginia discriminatoria, son temas que se han vuelto fuertemente confrontacionales.
·         Las posiciones proteccionistas en materia de comercio exterior están llevando a que los acuerdos de comercio mundial se vean afectados y se vuelva a la ola de encerramiento de las economías. Estos acuerdos se tambalean frente a confrontaciones tan poderosas como las guerras arancelarias o las retaliaciones entre países o geografías.
·         Ciertos nacionalismos de diferentes países del mundo se ha radicalizado, al punto que se han vuelto sentimientos populistas que afectan las relaciones al interior y exterior de los países, por ejemplo en caso de Corea del Norte o el de varios países musulmanes o algunos de gobierno comunista.
·         Los movimientos políticos de izquierda o de derecha en la gran mayoría de las naciones y geografías se han radicalizado, de tal forma que de nuevo se promueve la “lucha de clases” y los radicalismos.
·         Las diferencias por los acuerdos mundiales sobre el cambio climático, están ahí, en el centro de la discusión mundial, con consecuencias devastadoras y posiblemente irreparables.
·         La geopolítica mundial está cargada de confrontaciones Este-Oeste y Norte-Sur. Estados Unidos confronta con China, Corea del Norte, Rusia, Irán o Afganistán entre otros. Israel con Siria y Palestina, o …. los judíos contra los musulmanes, etc.
·         En otro lado del mundo, por ejemplo, como Latinoamérica, se han creado serias tensiones con los países de corte autoritario y socialista como Cuba, Nicaragua, Venezuela o Bolivia, frente a Colombia, Argentina, Chile, México o Perú que son gobiernos democráticos de corte capitalista.
·         El narcotráfico que se ha generalizado en el mundo conduce a batallas entre productores y consumidores, esta es una fuente de muchas violencias y ya estamos viendo países que autorizan el consumo legal de estupefacientes, mientras otros lo combaten, como otra evolución de polos contrarios.
·         En Colombia, para mencionar solo algunas, ni hablar de la polarización política por el enfoque sobre el Estado y la empresa privada entre izquierdas y derechas, por un lado, y, por el otro, la aceptación del proceso de paz firmado con las FARC han conducido a un escenario de radicalización y de confrontación (no hablamos de la aceptación de la paz en lo cual hay un consenso en el país, hablamos de la aceptación del acuerdo como fue estructurado y aceptado).

La conclusión es muy obvia, no solo la religión o la política nos dividen, también el comercio o los negocios y muchos otros temas no nos están ayudando a mantener relaciones de mayor tolerancia, equilibrio y convivencia. ¿Qué sigue en el mundo…, más confrontación?

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