Comentario
25/02/2019
LA PAZ Y LA JEP
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
LA PAZ Y LA JEP
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
Dentro del acuerdo de paz firmado por el gobierno Santos con las FARC uno de sus instrumentos principales de implementación fue la creación, por la vía del “fast track”, de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), organismo encargado de juzgar a los miembros de la guerrilla y a los militares participantes en el conflicto armado que cometieron delitos de lesa humanidad, a condición de que revelen la verdad y en contraprestación con la aplicación de penas alternativas reducidas y “restaurativas” así como otros beneficios (no cárcel), con el fin de garantizar supuestamente la justicia, la verdad, la reparación a las víctimas y la garantía de no repetición.
Si bien la JEP ha estado
funcionado, a pesar de las dudas fundadas sobre su inclinación ideológica a
favor de la guerrilla, y a ella se han sometido un buen número de militares acusados
y algunos guerrilleros (no todos), especialmente los cabecillas, ya que se
conservan en la lucha armada las llamadas disidencias de las FARC, donde actúan
Iván Márquez y el paisa, por ejemplo. Otro ejemplo, el caso Santrich donde la
JEP debía validar sobre la ejecución de su delito por narcotráfico después del
acuerdo de paz, no lo han querido calificar como tal para su proceso de
extradición.
Sin embargo, la JEP requiere
de una reglamentación para su funcionamiento, que fue emitida por el Congreso,
a quien el correspondía hacerlo y que ahora es avalada por la Corte
Constitucionalidad en su exequibilidad, es decir, en su apego a la
constitución. Sin embargo en su trámite la Corte modificó el texto de lo
aprobado por el congreso, en favor de consagrar claros y nuevos beneficios para las FARC, como
afirman el Fiscal Martínez Neira y los abogados Jaime Castro y Jaime Lombana,
entre otros conocidos penalistas y constitucionalistas.
El texto de estatuto de
funcionamiento de la JEP está sometido a la sanción y promulgación del
presidente de la República, quien ha dicho que se tomará el tiempo hasta el
11 de marzo que la ley le permite para emitir una opinión, ya no sobre la legalidad
que ya lo hizo la Corte, sino sobre la conveniencia o inconveniencia para el
país por razones sociales, económicas o políticas, lo cual es su facultad legal.
Se afirma en diferentes medios que el presidente tiende rechazarla en todo en
parte por inconveniencia, con lo cual regresaría al Congreso para su revisión,
reafirmación o modificación y luego, de nuevo a la Corte para su
constitucionalidad en lo que fuere modificado por el Congreso para finalmente
llegar al Presidente para su sanción y promulgación.
De nuevo el país se ha visto
polarizado con las opiniones a favor o en contra de este estatuto como lo
aprobó la corte, y de nuevo se habla de los “amigos” y “enemigos” de la paz,
siendo los primeros, autonombrados como tales (Yesid Reyes, Juan Carlos Henao y
el magistrado ponente en la corte Antonio José Lizarazo, Timochenko y sus cómplices,
etc., entre ellos), los que quieren que se sanciona el estatuto por el
Presidente como está y los segundos, los autonombrados por los primeros como
enemigos de la paz y, además, como guerreristas, que solicitan que se la objete
y se la modifique. El Fiscal ha sido el primero en enviar una comunicación al
Presidente y a la opinión pública advirtiéndole de las graves inconveniencias
que para la propia paz y para el país tendría el Estatuto como hasta ahora la
Corte lo ha aprobado.
Y no es para menos, las
objeciones del Fiscal y de muchos grupos de opinión pública centran la atención
en los siguientes aspectos aprobados por la Corte:
1. Para los
llamados delitos continuados como el secuestro o el homicidio o los de de
ejecución permanente como el narcotráfico cometidos por los guerrilleros
después del 1° de Diciembre del 2016, para los cuales se les conservarían los
beneficio de la JEP, la no extradición y en el caso de los que nos son máximos
dirigentes de las FARC, es decir, la “guerillerada”, aún su no juzgamiento. Con
esto quedaría libre Santrich y no sería extraditado.
2. Se
plantea que para los delitos que vayan a ser asumidos por la JEP deben
suspenderse las investigaciones, inhibiendo la labor de la fiscalía para
encontrar nuevas pruebas o nuevos delitos, como por ejemplo lo mencionados, así
como la no entrega de armas, recursos económicos o cultivos ilícitos. Quedarían
sin investigación los más de 360 casos de guerrilleros que ya están siendo
investigados por delitos de extorsión, secuestro, homicidio y narcotráfico.
3. Se
indica que la JEP sólo juzgará a los máximos responsables, sin definir quiénes
son, primero, y segundo, dejando de lado los delitos de lesa humanidad o atroces
cometidos por los guerrilleros rasos, como sería el caso del Club el Nogal en
Bogotá.
4. Se
pretende además que los delitos sexuales contra menores de edad (niños y niñas)
cometidos por miembros de las FARC sean también juzgados por la JEP, cuando lo
acordado es que son delitos para la justicia ordinaria y que no pueden ser
considerados como delitos de guerra.
Como en el caso del acuerdo de
paz, donde se otorgaron enormes concesiones, privilegios, beneficios, penas
reducidas y alternativas, exoneraciones y garantías a las FARC a cambio de la
llamada paz, el Estatuto de la JEP aprobado por la Corte Constitucional consagra nuevos beneficios e impunidad para
los miembros de las FARC. ¡Qué horror!, de nuevo se entrega el país a la causa
de la guerrilla y por los acuerdos, negados en el plebiscito pero impuestos por
el gobierno Santos y sus aliados en el Congreso a punta de “mermelada”. La
guerrilla en realidad no se ha desmovilizado por completo, no ha entregado todos
sus bienes y armas, y en muchos casos a seguido delinquiendo o narco traficando.
Según información de El Tiempo, del 21 de febrero de 2019, sólo se han logrado recuperar
el 1% de los inmuebles entregados por las FARC, muchos de los cuales se
encontró que eran lotes baldíos de propiedad del Estado. La Fiscalía ya ha
encontrado nuevos bienes de las FARC no declarados por más de 2 billones de
pesos.
De nuevo hay que rodear al
presidente Duque cuando afirma que le buscará que los acuerdos de paz y el
Estatuto de la JEP conduzcan a una genuina paz, justicia, reparación y
garantía de no repetición.