martes, 9 de abril de 2019

LA OPOSICIÓN POLÍTICA Y LA POLARIZACIÓN CIUDADANA


Comentario 08/04/2019

LA OPOSICIÓN POLÍTICA Y LA POLARIZACIÓN CIUDADANA

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
                                                               Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

Los primeros meses del gobierno Duque se han desarrollado en un escenario de fuerte confrontación política entre diversos enfoques de gobierno, una dura oposición, una economía en recuperación pero aún muy amenazada interna y externamente, y un panorama social complejo, acompañado de una verdadera avalancha de situaciones adversas en el día a día (cambio climático, fluctuaciones en precios de materias primas, Hidroituango, ataques guerrilleros, marchas y paros, inmigración venezolana, etc.). 

Veamos los principales aspectos y reflexionemos sobre ellos:

Los enfoques de gobierno
Como era de esperarse, según su campaña presidencial, Duque está desarrollando un modelo de gobierno basado en la legalidad (todos debemos cumplir la ley), el emprendimiento (defensa y estímulo al sector empresarial privado) y la equidad social (superación de niveles de pobreza y generación de mayor progreso social), con una tendencia política clara en defensa del mercado y del sector privado como los principales entes gestores y promotores de la economía. Este enfoque, de corte democrático capitalista, choca, por supuesto, con los enfoques sobre socialismo de estado que propenden por la primacía del Estado sobre el sector privado y que han constituido la bandera de los partidos de izquierda en Latinoamérica en los últimos años (socialismo del siglo XXI al estilo Chaves) y de algunos simpatizantes de los partidos tradicionales. He aquí una gran fuente de oposición política y de controversia ciudadana, durante y después de las elecciones que permitieron elegir al Presidente Duque.

Enfoque frente a la paz
El heredado acuerdo de paz es una verdadera “piedra en el zapato” en el camino por la impunidad que conlleva a través de la JEP (la cual no despega aún y ya tiene un tren burocrático y presupuestal gigantesco con más de dos años de funcionamiento y con decisiones o hechos de franco sesgo hacia las FARC y problemas de corrupción), los beneficios para los guerrilleros y los compromisos acordados con la guerrilla en diversas materias , como por ejemplo el agro; además, el costo de su implementación ($112 billones). En esta materia el país continúa polarizado entre los partidarios del acuerdo de paz (los autollamados pacifistas) y sus contradictores (los llamados por los anteriores como guerreristas), si bien todos somos favorables a la paz.

Las modificaciones al Estatuto de la JEP
El enfoque radical entre sus defensores, quienes no admiten que se presente ninguna modificación conveniente para el país y sus instituciones, ni en el acuerdo de paz ni en el estatuto de la JEP, como queda demostrado con las 6 objeciones que ha presentado el Presidente Duque a consideración del Congreso, las cuales serán votadas negativamente en el congreso por instrucción de bancada en el partido Liberal, Cambio Radical y el partido de la U, quienes han hecho una alianza para oponerse a las iniciativas del gobierno en el Congreso, acompañados en esta conducta por los partidos de izquierda (Polo Democrático, Alianza Verde y otros). Esta es una oposición política por la política partidista, no por el examen crítico de los argumentos del Gobierno y la Fiscalía en su favor. La oposición se ha vuelto beligerante y no reflexiva. Este es otro foco enconado de polarización política en el país, por la impunidad, la ausencia de sanción, la ineficaz reparación y la real no repetición. Colombia, además, sigue soportando los embates de las “Disidencias” de las FARC y sus dirigentes gozando de privilegios (curules y presupuestos) sin ninguna sanción eficaz. A lo cual se suman las pretensiones del ELN de que les den los mismo y más, mientras están atentando frecuentemente contra la infraestructura del país o cometiendo claros delitos de terrorismo y lesa humanidad como en la Escuela de Cadetes de la policía en Bogotá. De nuevo, el país se polariza en estas materias.

Las Cortes y el glifosato
Del anterior Gobierno heredamos 250.000 hectáreas sembradas de coca y el mayor problema de narcotráfico, corrupción, lavado de activos, como nunca antes visto, por la permisividad de Santos, de su ministro Gaviria y de las posiciones de las Cortes sobre el uso de glifosato para combatir los cultivos ilícitos. Aunque el Gobierno ha presentado argumentos más que suficientes para demostrar que la aspersión aérea a baja altura no conduce a daños humanos, como ocurre con el uso de ese producto en todo tipo de cultivos, aún no se tiene despejado el camino para la fumigación por las trabas institucionales (un autogol en contra de los intereses del país). Ya nos ha llamado la atención el gobierno del Presidente Trump, al considerar como grave la situación de Colombia y donde, en sus palabras, “no estamos haciendo nada”. Más polarización por los enfoques frente a este problema.

La corrupción y las condenas al estado
Con lo poco que hasta ahora se ha descubierto en materia de corrupción en todo tipo de contrato del Estado, ya se avizora la magnitud de todas las ollas podridas por destapar y los muchos funcionarios y personas por castigar. Sin embargo estos procesos avanzan en forma lenta, hay un verdadero cartel de “defensores” de corruptos, quienes además obran con grandes demandas contra el Estado, dada la tendencia de las cortes a que es el Estado el que debe reparar a las víctimas, cualquiera que haya sido la causa de su supuesta victimización, valga citar los casos de la bomba en el Club el Nogal de Bogotá y lo obligación de indemnizar y reparara las víctimas del conflicto con las FARC, la indemnización a las comunidades por daños en el oleoducto causados por el ELN, etc., etc., etc. Quienes han sido afectados son el Estado y los ciudadanos del común, sin embargo para las Cortes la responsabilidad de indemnizar es del Estado, es decir, de los ciudadanos de bien. Todo lo cual debe repáralo un estado con un abultado déficit fiscal y con prioridades inequívocas en el orden social. En este caso también continúa la polarización en el país.

Enfoque frente al congreso, a las Cortes y a los partidos políticos
La política del Gobierno de no usar “mermelada” (no conceder cargos, presupuestos o prebendas) frente a los congresistas y a los miembros de otros organismos del Estado tiene empantanada toda la agenda legislativa en el Congreso a lo cual se suma la poca experiencia de los ministros del despacho en esos trámites. Se han formado verdaderos frentes opositores al gobierno de Duque, aún con inverosímiles alianzas, quienes esperan que a su gobierno no le vaya bien para capitalizarlo en las elecciones regionales próximas y en el siguiente período electoral presidencial. Otro foco muy fuerte de polarización en el país.

Los paros y las marchas versus las demandas sociales
Los paros y las marchas que se han generalizado o van a generalizarse en el país (educadores, transportadores, cafeteros, estudiantes, minga indígena, etc.), tienen un alto contenido político, no sólo de reivindicación social y en algunos casos parecieran ser más desestabilizadores que reivindicativos. De hecho lo preponderante de las marchas es la posición política frente a la actuación del Estado y la defensa de sus intereses ideológicos. De nuevo, este tipo de soluciones paralizan el país y lo polarizan mucho más.

Venezuela y sus inmigrantes y el impacto en las fronteras
La avalancha de inmigrantes venezolanos con sus demandas por condiciones sociales y trabajo digno, está sometiendo al país y sus comunidades a un problema que se convertirá rápidamente como de orden público, desbordando la capacidad del estado y sus organismos para acompañar en forma eficaz y solidaria, como deberían ser, dichas necesidades. Simplemente Colombia no tiene los billones necesarios para satisfacerlas, ni las ciudades tienen la capacidad de ubicación social razonable de estas familias y menos de generarles empleo decente. En la práctica, parece ser que el problema apenas comienza, ya el país tiene una población adicional e intempestiva de un millón doscientos mil venezolanos, anunciándose para los próximos años otro tanto o más. Este es un problema humanitario mayúsculo, frente al cual la comunidad internacional apenas mira tímidamente. Lamentablemente, temo pensar que este problema también terminará polarizando al país con sentimientos xenofóbicos contra los migrantes y su prioridad versus la atención de los nacionales.

Comentario final
Hemos enumerado algunos de los principales factores detonantes de la situación política que el país vive y sobre la confrontación de opiniones ciudadanas que conducen a un fuerte fenómeno de polarización política, tan fuerte que casi podría afirmarse que es algo nunca visto y para lo cual los propios ciudadanos no estábamos preparados, como tampoco el Gobierno Duque al cual le toca la difícil tarea de gobernar en medio de esos elevados “oleajes”. El Gobierno requiere más apoyo ciudadano para poder enfrentar esas tormentas.

Por el bien del país y su democracia al gobierno Duque le debe ir bien, alejando con ello las sombras del socialismo del siglo XXI que algunos pregonan, aún teniendo a la vista la experiencia del gobierno autocrático socialista y estatista de nuestros vecinos Venezolanos y todas su consecuencias de pobreza y destrucción de la capacidad productiva del país, de su bienestar social y de su institucionalidad, lo cual ha generado un ambiente de odio y rencor entre las mismas familias venezolanas.

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