Comentario
08/04/2019
LA OPOSICIÓN POLÍTICA Y LA POLARIZACIÓN
CIUDADANA
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y
Administrativo
Los primeros meses del
gobierno Duque se han desarrollado en un escenario de fuerte confrontación política
entre diversos enfoques de gobierno, una dura oposición, una economía en
recuperación pero aún muy amenazada interna y externamente, y un panorama social
complejo, acompañado de una verdadera avalancha de situaciones adversas en el
día a día (cambio climático, fluctuaciones en precios de materias primas,
Hidroituango, ataques guerrilleros, marchas y paros, inmigración venezolana,
etc.).
Veamos los principales aspectos y reflexionemos sobre ellos:
Los
enfoques de gobierno
Como era de esperarse, según
su campaña presidencial, Duque está desarrollando un modelo de gobierno basado
en la legalidad (todos debemos cumplir la ley), el emprendimiento (defensa y
estímulo al sector empresarial privado) y la equidad social (superación de
niveles de pobreza y generación de mayor progreso social), con una tendencia
política clara en defensa del mercado y del sector privado como los principales
entes gestores y promotores de la economía. Este enfoque, de corte democrático
capitalista, choca, por supuesto, con los enfoques sobre socialismo de estado que
propenden por la primacía del Estado sobre el sector privado y que han
constituido la bandera de los partidos de izquierda en Latinoamérica en los
últimos años (socialismo del siglo XXI al estilo Chaves) y de algunos
simpatizantes de los partidos tradicionales. He aquí una gran fuente de
oposición política y de controversia ciudadana, durante y después de las
elecciones que permitieron elegir al Presidente Duque.
Enfoque
frente a la paz
El heredado acuerdo de paz es
una verdadera “piedra en el zapato” en el camino por la impunidad que conlleva
a través de la JEP (la cual no despega aún y ya tiene un tren burocrático y
presupuestal gigantesco con más de dos años de funcionamiento y con decisiones
o hechos de franco sesgo hacia las FARC y problemas de corrupción), los
beneficios para los guerrilleros y los compromisos acordados con la guerrilla
en diversas materias , como por ejemplo el agro; además, el costo de su
implementación ($112 billones). En esta materia el país continúa polarizado
entre los partidarios del acuerdo de paz (los autollamados pacifistas) y sus
contradictores (los llamados por los anteriores como guerreristas), si bien
todos somos favorables a la paz.
Las
modificaciones al Estatuto de la JEP
El enfoque radical entre sus
defensores, quienes no admiten que se presente ninguna modificación conveniente
para el país y sus instituciones, ni en el acuerdo de paz ni en el estatuto de
la JEP, como queda demostrado con las 6 objeciones que ha presentado el
Presidente Duque a consideración del Congreso, las cuales serán votadas
negativamente en el congreso por instrucción de bancada en el partido Liberal,
Cambio Radical y el partido de la U, quienes han hecho una alianza para
oponerse a las iniciativas del gobierno en el Congreso, acompañados en esta
conducta por los partidos de izquierda (Polo Democrático, Alianza Verde y
otros). Esta es una oposición política por la política partidista, no por el
examen crítico de los argumentos del Gobierno y la Fiscalía en su favor. La
oposición se ha vuelto beligerante y no reflexiva. Este es otro foco enconado
de polarización política en el país, por la impunidad, la ausencia de sanción,
la ineficaz reparación y la real no repetición. Colombia, además, sigue
soportando los embates de las “Disidencias” de las FARC y sus dirigentes
gozando de privilegios (curules y presupuestos) sin ninguna sanción eficaz. A
lo cual se suman las pretensiones del ELN de que les den los mismo y más, mientras
están atentando frecuentemente contra la infraestructura del país o cometiendo
claros delitos de terrorismo y lesa humanidad como en la Escuela de Cadetes de
la policía en Bogotá. De nuevo, el país se polariza en estas materias.
Las
Cortes y el glifosato
Del anterior Gobierno
heredamos 250.000 hectáreas sembradas de coca y el mayor problema de narcotráfico,
corrupción, lavado de activos, como nunca antes visto, por la permisividad de
Santos, de su ministro Gaviria y de las posiciones de las Cortes sobre el uso
de glifosato para combatir los cultivos ilícitos. Aunque el Gobierno ha
presentado argumentos más que suficientes para demostrar que la aspersión aérea
a baja altura no conduce a daños humanos, como ocurre con el uso de ese
producto en todo tipo de cultivos, aún no se tiene despejado el camino para la
fumigación por las trabas institucionales (un autogol en contra de los
intereses del país). Ya nos ha llamado la atención el gobierno del Presidente
Trump, al considerar como grave la situación de Colombia y donde, en sus
palabras, “no estamos haciendo nada”. Más polarización por los enfoques frente
a este problema.
La
corrupción y las condenas al estado
Con lo poco que hasta ahora se
ha descubierto en materia de corrupción en todo tipo de contrato del Estado, ya
se avizora la magnitud de todas las ollas podridas por destapar y los muchos
funcionarios y personas por castigar. Sin embargo estos procesos avanzan en
forma lenta, hay un verdadero cartel de “defensores” de corruptos, quienes
además obran con grandes demandas contra el Estado, dada la tendencia de las
cortes a que es el Estado el que debe reparar a las víctimas, cualquiera que
haya sido la causa de su supuesta victimización, valga citar los casos de la
bomba en el Club el Nogal de Bogotá y lo obligación de indemnizar y reparara
las víctimas del conflicto con las FARC, la indemnización a las comunidades por
daños en el oleoducto causados por el ELN, etc., etc., etc. Quienes han sido
afectados son el Estado y los ciudadanos del común, sin embargo para las Cortes
la responsabilidad de indemnizar es del Estado, es decir, de los ciudadanos de
bien. Todo lo cual debe repáralo un estado con un abultado déficit fiscal y con
prioridades inequívocas en el orden social. En este caso también continúa la
polarización en el país.
Enfoque
frente al congreso, a las Cortes y a los partidos políticos
La política del Gobierno de no
usar “mermelada” (no conceder cargos, presupuestos o prebendas) frente a los
congresistas y a los miembros de otros organismos del Estado tiene empantanada
toda la agenda legislativa en el Congreso a lo cual se suma la poca experiencia
de los ministros del despacho en esos trámites. Se han formado verdaderos
frentes opositores al gobierno de Duque, aún con inverosímiles alianzas,
quienes esperan que a su gobierno no le vaya bien para capitalizarlo en las
elecciones regionales próximas y en el siguiente período electoral
presidencial. Otro foco muy fuerte de polarización en el país.
Los
paros y las marchas versus las demandas sociales
Los paros y las marchas que se
han generalizado o van a generalizarse en el país (educadores, transportadores, cafeteros,
estudiantes, minga indígena, etc.), tienen un alto contenido político, no sólo
de reivindicación social y en algunos casos parecieran ser más
desestabilizadores que reivindicativos. De hecho lo preponderante de las
marchas es la posición política frente a la actuación del Estado y la defensa
de sus intereses ideológicos. De nuevo, este tipo de soluciones paralizan el
país y lo polarizan mucho más.
Venezuela
y sus inmigrantes y el impacto en las fronteras
La avalancha de inmigrantes
venezolanos con sus demandas por condiciones sociales y trabajo digno, está
sometiendo al país y sus comunidades a un problema que se convertirá
rápidamente como de orden público, desbordando la capacidad del estado y sus
organismos para acompañar en forma eficaz y solidaria, como deberían ser,
dichas necesidades. Simplemente Colombia no tiene los billones necesarios para
satisfacerlas, ni las ciudades tienen la capacidad de ubicación social
razonable de estas familias y menos de generarles empleo decente. En la práctica,
parece ser que el problema apenas comienza, ya el país tiene una población adicional
e intempestiva de un millón doscientos mil venezolanos, anunciándose para los
próximos años otro tanto o más. Este es un problema humanitario mayúsculo, frente
al cual la comunidad internacional apenas mira tímidamente. Lamentablemente,
temo pensar que este problema también terminará polarizando al país con sentimientos
xenofóbicos contra los migrantes y su prioridad versus la atención de los
nacionales.
Comentario
final
Hemos enumerado algunos de los
principales factores detonantes de la situación política que el país vive y sobre
la confrontación de opiniones ciudadanas que conducen a un fuerte fenómeno de
polarización política, tan fuerte que casi podría afirmarse que es algo nunca
visto y para lo cual los propios ciudadanos no estábamos preparados, como tampoco
el Gobierno Duque al cual le toca la difícil tarea de gobernar en medio de esos
elevados “oleajes”. El Gobierno requiere más apoyo ciudadano para poder
enfrentar esas tormentas.
Por el bien del país y su
democracia al gobierno Duque le debe ir bien, alejando con ello las sombras del
socialismo del siglo XXI que algunos pregonan, aún teniendo a la vista la
experiencia del gobierno autocrático socialista y estatista de nuestros vecinos
Venezolanos y todas su consecuencias de pobreza y destrucción de la capacidad
productiva del país, de su bienestar social y de su institucionalidad, lo cual
ha generado un ambiente de odio y rencor entre las mismas familias venezolanas.