lunes, 29 de julio de 2019

LA VISIÓN DE LARGO PLAZO


Comentario 29/07/2019
LA VISIÓN DE LARGO PLAZO
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
                               Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

Muchos de los problemas que Colombia tiene que resolver son temas que requieren tener una visión de largo plazo. Aspectos tales como la problemática de la salud, de las pensiones, de la tenencia de tierras, la pobreza, la carencia de infraestructura para mejorar la competitividad del país, la educación de calidad, los problemas de la diversificación de exportaciones, la explotación de las reservas petroleras, los cultivos ilícitos y el narcotráfico, con todas sus consecuencias, la implementación del proceso de paz, etc. Para mencionar los más fundamentales, sin agotar, por supuesto, el inventario de temas complejos y de solución no inmediata.

La riqueza del pensamiento milenario del pueblo chino acuñó un proverbio que vine muy bien a esta reflexión: “hasta el camino más largo comienza con el primer paso”. Y otro gran pensador sobre los temas de estrategia, el profesor Peter Senge, afirmaba que la visión de largo plazo no es solamente una idea, es una fuerza de impresionante poder y pocas fuerzas humanas son tan poderosas como una visión compartida.

Hay dos claves muy importantes en esos pensamientos: comenzar el camino y tener una visión compartida. Eso es precisamente lo que le debería suceder a Colombia, el tener una visión compartida de largo plazo que permita enfocar los esfuerzos en la dirección correcta, para iniciar el camino, aunque los resultados sólo se vean en el largo plazo. Muchos de los problemas que hemos mencionado antes son de alta complejidad, añejos en su existencia y son la acumulación de circunstancias, errores, indecisiones y decisiones de muchísimos años. Sin embargo, con la visión y el esfuerzo adecuados, se pueden resolver.

No ha sido fácil el inicio del gobierno del Presidente Iván Duque, y el corto plazo de su acción parece “patito feo”, con muchos tropiezos y sinsabores, con resultados que aún son tímidos, en ocasiones poco claros, y en otras, poco contundentes. Sin embargo, desde mi punto de vista, su visión de largo plazo y su actuación en esa dirección sí está bien orientada, acompañando sus principios de legalidad, emprendimiento y equidad. Veamos el porqué, mencionado algunos ejemplos de su actuación:

·        Relaciones internacionales.
El Presidente Duque ha dicho con claridad que Colombia no necesita más tratados de libre comercio con otros países o regiones del mundo, pero sí poner a macha los ya suscritos (unos 18), y para el efecto ha realizado varias visitas internacionales promoviendo a Colombia como lugar de inversión y oportunidad de comercio. Estos esfuerzos son, por si mismos, calificados de innecesarios por diferentes corrientes de opinión, sin embargo son importantísimos: Colombia, salvo por el narcotráfico, poco figura en el “radar” de otras naciones y empresarios extranjeros para realizar procesos de intercambio comercial o de inversión profundos y duraderos. Colombia, debe exportar con el “alma” y diversificar sus fuentes de ingresos externos con todo su esfuerzo, como lo promovía desde los años 60 el Presidente Carlos Lleras Restrepo, que para ese entonces eran básicamente exportaciones de café en grano, es decir, sin valor agregado.

·         El desbloqueo de la salud.
El esfuerzo por “desbloquear” los problemas de la salud, donde se ha creado un nudo de obligaciones y mutuas recriminaciones entre todos los participantes, es decir, gobierno, prestadoras de servicios de salud, aseguradoras, profesionales y pacientes, es muy importante, aún con la emisión de títulos de deuda de largo plazo, como solución. Colombia, singularmente, tiene un amplia cobertura (casi el 100% de la población) y un sistema de salud que es reconocido por su calidad, pero los problemas de carácter financiero y de corrupción le impiden mayor celeridad y en ocasiones falta de prestación de los servicios.

·         El arranque de las obras de infraestructura paralizadas.
Tan importantes como los dos anteriores, lograr que, por fin, arranquen o continúen su ejecución muchas de las obras de infraestructura que hoy están metidas en el lodo de la corrupción y la falta de oportuna financiación, es un costo alto para el país y para gobierno, pero es una solución vital para el desarrollo y el progreso.

·         El nuevo modelo de relaciones con las ramas del poder público.
Cambiar las costumbres políticas nunca ha sido una tarea fácil, el gobierno de Duque acometió con valor un cambio en sus relaciones con los otros órganos del poder público, evitando la famosa “mermelada” como fundamento de la relación. Esto ha causado miles de sinsabores en sus relaciones con el Congreso, especialmente, pero poco a poco se verán los resultados de menor politiquería y más ideas que se vuelven ejecución. Por esta conducta le han fallado varias reformas urgentes como la política (listas cerradas), las de la justicia (competencias de los órganos de la justicia y las objeciones a la JEP) y las anticorrupción que “extrañamente” no pasaron en el Congreso (¿?).

·         El combate a la corrupción.
Se ha enfrentado con decisión a los problemas de corrupción que enmarcan la vida nacional, siendo el más renombrado de ellos, en los últimos años, el de Odebrecht y su perniciosa influencia en la contratación pública y en las campañas políticas. Estos son pasos lentos, pero su efecto se verá en el largo plazo, sí se persiste con decisión en ellos y se crea la cultura de la legalidad, como ha sido uno de los pilares de su gobierno.

·         La erradicación de cultivos ilícitos y el narcotráfico.
Duras batallas ha tenido que librar el gobierno de Duque para combatir el narcotráfico y sus tentáculos en el lavado de activos, el contrabando, el daño ambiental y el efecto en la macroeconomía. Su última “jugadita” fue lograr que la Corte Constitucional no prohibiera el uso del glifosato, aunque haya establecido términos restrictivos para su uso. De hecho la aproximación del Presidente Duque a este tema ha sido un conjunto de acciones, desde la erradicación manual y la sustitución de cultivos, así como la interdicción, la persecución a los precursores químicos y el ataque frontal a los daños ambientales. Pero se necesita también el glifosato y la aspersión aérea en vastas zonas de la geografía del país.

·         El proceso de paz con legalidad.
Esta difícil tarea, la de poner en marcha los acuerdos de paz heredados del anterior gobierno, la ha hecho el gobierno Duque sin prisa pero sin pausa, bajo el lema de que los acuerdos se deben respetar y acatar, pero se debe preservar la legalidad. Estos acuerdos además, suponen un esfuerzo presupuestal enorme, el cual no estaba contemplado en las cifras del gobierno anterior y las cuales alteran fuertemente los planes del gobierno actual. Bienvenida la paz, pero su implementación será en la medida que las capacidades del país lo permitan.

·         El fracking para explotar los recursos petroleros y gasíferos.
Colombia carece de reservas petroleras importantes para la explotación por métodos convencionales, sin embargo pude llegar a aplicar métodos alternativos, como el fracking, solución necesaria a largo plazo para el país, ya probada en otros países en su efectividad e inocuidad para el medio ambiente. Duque también se la está jugando por esta facultad en Colombia, con una mirada de largo alcance.

En fin como afirmaba Séneca: “Ningún viento es favorable para quien no sabe dónde se dirige”, creo que el gobierno Duque sí sabe dónde se dirige en el largo plazo para asegurar el futuro del país.

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