Comentario 8/07/2019
RESTAURATIVA O “IMPUNITIVA”
Por: Carlos Alberto
Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y
Administrativo
Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com
Según la definición de
la lengua española el significado de algo punitivo es sancionador,
disciplinario, correctivo, en contrario sentido y aunque no existe como
palabra, vamos a asumir en este comentario que “impunitivo” significa,
entonces, no sancionador, no disciplinario, no correctivo. Esto último es lo
que sucede con la JEP en Colombia (Justicia transicional o Justicia especial
para la paz), el público en general, considera que este organismo, desde su
creación y en su conformación, está diseñado para darle ventajas a los miembros
de las FARC que sean juzgados por ellos, con penas no privativas de la
libertad, de carácter “alternativo” y “restaurativo”, que nadie entiende
todavía cuáles van a ser o cómo. Parecen ser, según se dice, algún tipo de “obligación
en favor de la comunidad” en compensación por los crímenes de guerra y de lesa
humanidad que ellos cometieron. En sentido inverso a las penas para los
militares o civiles que se acojan a esa justicia, digan la verdad y den la
garantía de no repetición, los cuales podrán tener penas de mayor alcance,
acordes con la definición de lo punitivo.
De nuevo, viene una
andanada de defensores de oficio, provenientes de organismos intencionales
defensores de la paz a buscar que se respete la JEP, como fue concebida, sin
modificación alguna y con la carga de afrenta e injusticia que esto significa
para las víctimas y la comunidad en general. Ahora nos toca el turno de la
“mano” de consejos y exigencias de la ONU por parte de su jefe de verificación
en Colombia, señor Carlos Ruiz Massieu, a quien le preocupa la polarización del
país frente a la JEP y anuncia su total apoyo a este organismo, afirmando que
su tarea no es la formalización de la impunidad sino el aseguramiento de la
paz. “Creemos en la necesidad de un dialogo nacional para que nos concentremos finalmente, directamente y únicamente en la implementación de los acuerdos”,
según afirma el señor Ruiz, pero a renglón seguido establece que los acuerdos formalizan
una justicia restaurativa, y que tanto los acuerdos como la JEP son intocables.
Hace caso omiso el
señor Ruiz de las evidencias y percepciones que la mayoría de los ciudadanos
tiene de la imposición del acuerdo de paz, cambiando un NO por un Sí en el
plebiscito e instrumentándolo a su antojo en el Congreso y las Cortes,
influenciadas por el gobierno de Juan Manuel Santos, acuerdo que está plagado
de beneficios en favor de las FARC y sus integrantes, aún sin tener el menor
asomo de justicia, reparación y garantía de no repetición efectiva y eficaz,
como hasta ahora ha ocurrido.
Además, con hechos tan
lamentables en la JEP –quien mostró el cobre– como la demora en juzgar a
Santrich, un año después de su captura e imputación de colaboración con el
narcotráfico planteada por la DEA de los Estado Unidos, y contra toda
evidencia, indicar que no hay evidencia
de su complicidad y solicitar su libertad. En todo lo cual ha sido acompañada
por el Consejo de Estado que declaró que este personaje es Congresista –según
el acuerdo de paz- y por lo tanto aforado, le dio la oportunidad de
posesionarse y de “ejercer” como tal, dándose ínfulas de moralista y dueño de
los más caros principios de la justicia, la cual debería doblegarse a su favor.
En ello obró también la Corte Suprema de Justicia, solicitando igualmente su
libertad, pero citándolo a una diligencia de indagatoria.
Como se ve, por el lado
de la JEP, de todos los órganos de Justicia en Colombia y de los organismos
internacionales, los “buenos” son los de las FARC, con Santrich a la cabeza, y
los “malos” somos los demás ciudadanos que rechazamos tal abuso de la justicia
y tal tratamiento privilegiado y favorable a estos ciudadanos. Cabe decir que
algunos están cumpliendo con la dejación de armas y parcialmente con los
compromisos adquiridos, eso sí, sin revelar ni apoyar a las autoridades para el
desmantelamiento de los inmensos cultivos de narcotráfico que ellos patrocinaron
y sus disidencias actuales igual siguen explotando. Qué vergüenza para el país
que sus órganos de justicia se comporten de esa manera y además tengan encima
las acusaciones de corrupción tan terribles como las del Cartel de la Toga.
Será posible que el
señor Carlos Ruiz Massieu de la ONU, pueda entender o quiera entender lo que
está pasando en Colombia con la Justicia, con Santrich y con la JEP,
seguramente si lo entiende, pero hará caso omiso de lo que sabe, su misión es
que simplemente pasemos la página y demos todo por terminado para vivir en paz
y en concordia. Qué pensamiento tan alejado de la realidad del país. Quieren
pasar por alto la dignidad, la majestad y el valor de la justicia, imponiendo
la llamada justicia restaurativa, no la punitiva, es decir, borrón y cuenta
nueva. Típica justicia “impunitiva”.
El país debe reaccionar
con este tipo de organismos internacionales que nos vienen a dar clases de
moral y de justicia, por encima de los valores, las conductas éticas, la
tradición y las verdades verdaderas que hay en Colombia, como las que hemos
comentado. Pasar la página nunca será una solución, si se busca la verdad, la
justicia, la reparación y la garantía de no repetición eficaces, como una
verdadera solución que permita la concordia entre los ciudadanos de todo el
país.