miércoles, 13 de noviembre de 2019

LOS CAMBIOS SOCIALES Y POLÍTICOS


Comentario 12/11/2019
LOS CAMBIOS SOCIALES Y POLÍTICOS

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
                http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

La política mundial parece un reverbero, de un momento a otro “centellea y hay llamas” por algún lado, con todo tipo de conflictos de poder, políticos, religiosos, militares, territoriales, étnicos, de corrupción, de delincuencia, de ideologías contrarias, de presiones económicas, de desplazamientos humanos, de conflictos regionales, y aún de cambios climáticos y sus consecuencias. Incluido en todo esto la distorsión o el refuerzo de la verdad y la objetividad que las redes sociales y las avanzadas tecnologías crean como oportunidad o como desafío.

Lo mismo está sucediendo en Latinoamérica: llega AMLO con un gobierno con más promesas que realidades en materias económicas y de seguridad, ahogado por el narcotráfico y afectado por el “muro” anti-inmigrante de USA, cae Evo en forma estrepitosa en Bolivia luego de la evidencia de fraude en las elecciones, aparece la formula Fernández – Kirchner en Argentina para cambiar el modelo económico y político impulsado con gran dificultad por Macri, Bolsonaro, con una fuerte orientación de derecha, enfrenta de nuevo a Lula en las calles de Brasil, Lenin Moreno soporta graves demandas de los pueblos indígenas con alta influencia del ex mandatario Correa, Perú con un gobierno interino, en crisis de gobernabilidad y también ahogado en corrupción, Uruguay con eventual cambio de orientación política, Chile en medio de demandas sociales y políticas impensables tres meses atrás y en Colombia con un frontal ataque de la oposición para deslegitimar al gobierno de Duque que sigue sin confirmar sus bondades con contundencia. Caso aparte son, también, los hechos oprobiosos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, los cuales son un verdadero atentado contra las más básicas libertades democráticas y en algunos casos cohonestando con el narcotráfico y el delito transnacional.

De hecho, en Latinoamérica, estamos afrontando tres tipos de demandas, las cuales son diferentes en su contenido y orientación, veamos:

Cambios con alto contenido social

Se trata de verdaderas reivindicaciones de carácter social en materia de soluciones básicas de vivienda, salud, educación, pensiones y bienestar. Dependiendo de las características de cada país, la gravedad y complejidad de los problemas es diferente. Por ejemplo, en Colombia se ha logrado una razonable cobertura y calidad en la salud y la educación, pero una muy pobre cobertura en las pensiones. En Chile la cobertura en pensiones es notable pero el porcentaje de restitución, es decir, lo que recibe quien se jubila es tan bajo que no ofrece respaldo para una vida digna. Así podrían mencionarse caso a caso todos los países y tendrían, unos más otros menos, pero todos por igual, significativas necesidades en materia social. Aquí las protestas son argumentadas y deberían merecer todo el respaldo de la comunidad, siempre que se hagan por los cauces legales y por las vías pacíficas. El límite en cada país está en su capacidad económica, su menor o mayor corrupción y la eficiencia de su gasto público.

Cambios con alto contenido político

Otro tipo de demandas son las de cambios políticos de gobierno o cambios constitucionales, que en los últimos años, por las vías electorales y según las propias constituciones y reglamentos se han hecho para elegir nuevos gobernantes democrática y electoralmente o para modificar aspectos relacionados con la constitución política del respectivo país. Se ha acudido a referendos, plebiscitos o asambleas constituyentes como fórmulas de cambio, todas las cuales en el maco institucional y en forma democrática, civilizada y pacífica. Cada país es dueño de decidir su destino en términos de la constitución que lo rija y el gobierno que lo represente. Estos cambios, por supuesto, deberían ser respetados y acatados en forma pacífica.

Cambios con contenido subversivo y anárquico

Lo que no puede ser, y se ha vuelto un hecho frecuente, es presionar cambios de tipo político, social, constitucional o institucional a partir de la violencia y el anarquismo. Los grupos de encapuchados que en forma arbitraria atentan contra los intereses de los propios marchantes, los comerciantes, los empleados, los estudiantes, los pequeños negocios, los servicios de transporte, los bancarios, los de salud, los de recreación, es decir, atentan contra el funcionamiento de la comunidad y los derechos de los demás, son simplemente un anarquismo de carácter subversivo y totalitario, que vulnera la constitución, las leyes y los intereses de los demás ciudadanos, imponiendo, bajo agendas ocultas (encapuchados) lo que les viene en gana, con grandes costos económicos, políticos y sociales. Se afecta la estabilidad, la credibilidad, la confianza y el prestigio de una nación. Estos movimientos deben ser rechazados y sancionados por toda la comunidad y con toda la fuerza de la ley.

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