lunes, 11 de mayo de 2020

DE LO BUENO A LO MEJOR


Comentario 11/05/2020

DE LO BUENO A LO MEJOR

                                                                                   Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

Es un decir popular que “lo mejor es enemigo de lo bueno”, esta frase es atribuida a Voltaire[1], y con ella se quiere significar que si se puede lograr una buena solución frente a un problema, debe tomarse esa alternativa, dado que la experiencia demuestra que, en la generalidad de los casos, si se busca una solución perfecta (lo mejor) antes de lograr su realización, se abandona por su complejidad, su costo o su tardanza en realizarse. Salvo el caso en que exista una mejor solución la cual, precisamente, es apreciada de esta forma por su tiempo, costo, oportunidad y eficacia en la superación del problema, situación que se puede considerar como un “evento raro”, ya que pocas veces sucede. Esta es una forma pragmática de enfocar los problemas y su solución, para lograr disponer de una realización con el tiempo y costo razonable, tal que permita una aceptable superación del (de los) problema(s) en cuestión.

Pues bien, con las circunstancias que están surgiendo en el mundo entero originadas en la pandemia del coronavirus, lo cual se ha traducido en verdaderas crisis de salud, económicas, de parálisis en todo tipo de actividades, de extra costos de operación, de falta de actividades comerciales internas y externas, de ausencia de flujos de inversión, de severas limitaciones al desplazamiento de las personas y los medios de transporte, de suspensión de actividades en instituciones de todas las naturalezas, etc. Sin contar, adicionalmente, con los problemas emocionales de las familias por la incertidumbre frente a sus ocupaciones, en sus ingresos/gastos/ahorros/créditos, sus actividades educativas, laborales, ocupacionales, etc., los cuales están causando fenómenos de ansiedad, depresión o demencia, inclusive. Basta mirar no más “las distancias” para relacionarnos con los demás, el perjuicio y la sensación de desasosiego que causan.

Y estas son las consecuencias conocidas hasta ahora, no sabemos qué consecuencias tengamos hacia el futuro y con qué o con cuál duración e intensidad. De hecho, la humanidad parece que va a tener que convivir con este virus, igual que con muchos otros, y aprender a mitigar y disminuir sus consecuencias. Es posible que se llegue a la solución de una vacuna, lo cual sería el “ábrete sésamo” del asunto, pero mientras se vuelve operativa y es eficaz en todas las regiones y con todas las personas del mundo, tiempo pasará, no cabe duda. Las últimas noticias, inclusive, son aún muy desalentadoras sobre las mutaciones del virus y su propia resiliencia, para soportar todos los contras que aparezcan en su existencia.

Hoy, la humanidad en todo tipo de actividades y aún en la relación de los humanos con otros de su especie, con las especies animales y vegetales, con su propio entorno, están pasando por un escenario de total incertidumbre que el hombre, posiblemente en su existencia sobre la tierra, jamás había tenido, con la circunstancia de no avizorar una pronta recuperación, lo cual realza más la incertidumbre. Aquí llegamos al planteamiento de Voltaire, busquemos lo bueno o al menos lo posible, no exijamos lo mejor o nos vamos a enredar más de lo que estamos. Hay que ser muy pragmáticos y tener un juicio equilibrado, bajo la pregunta de qué es lo que conviene y requiere la comunidad en su recuperación y no pensar en los intereses individuales o particulares de “mi situación o la de los que me rodean cercanamente”.

A lo largo y ancho del país vemos a todo tipo de personas e instituciones demandando el apoyo privado y principalmente del Estado para salir de su situación, “disparando” en todos los frentes. Sería deseable poder apoyar los diferentes frentes y sus necesidades, esto sería lo mejor, por supuesto. Pero, así será imposible concebir unas soluciones que nos acerquen a una paulatina recuperación, ya que en todos los caminos o alternativas elegibles, siempre tendremos un gran número de damnificados que no van a tener una solución próxima o, definitivamente, no tienen ninguna solución. Serán las bajas del “combate” contra el coronavirus, un ser diminuto y desconocido que nos cambió el pensamiento, las vivencias, las relaciones, las prioridades, las emociones y las expectativas.

Sin embargo, el camino está muy “empedrado”, ya que cada uno entiende como prioritario lo suyo, con algún espíritu solidario está dispuesto a entender que haya soluciones para los más débiles, pero siempre que concurrentemente estén también las suyas. Todo lo cual es imposible, no sólo por las limitadas capacidades y la insuficiencia de recursos del Estado, sino y, particularmente, por la complejidad de la ejecución paralela en todos los frentes. Habrá que elegir lo prioritario, o la solución que se considera la mejor se terminará abandonando por su complejidad e incapacidad de financiación o ejecución, como Voltaire reflexionó. Hay momentos en que lo bueno es lo que se puede y esto es lo que debe hacerse, olvidándonos de lo mejor. En este caso, lo bueno es lo mejor.

No es tarea fácil la definición de las prioridades, pero ante recursos limitados, de todo tipo, siempre habrá que establecer los criterios para la selección de las alternativas posibles y la adjudicación de los recursos escasos, como son las que mencionamos a continuación, y creemos que implícitamente el Gobierno Nacional, con el apoyo de los mandatarios locales, vienen realizando. En nuestra opinión, las prioridades se definen por la ponderación de las siguientes variables:

·         La salud, la alimentación y las necesidades de vivienda social.
·         La ocupación productiva.
·         Las personas con mayor fragilidad.
·         La oportunidad en la ejecución de la solución.
·         La simplicidad en puesta en marcha.
·         La equidad en cuanto el número de personas que se beneficien de ellas.

Es una tarea de alta complejidad, enormes presiones, muchos lamentos, quejas y críticas, un sin número de opositores a cualquier solución, ya que creen tener una mejor alternativa, y un camino lleno de sinsabores, sin embargo, un buen liderazgo acompañado por un excelente criterio lo pueden lograr.


[1] François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés, que perteneció a la masonería y figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana y de la ciencia en detrimento de la religión. La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo,​ que nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX.

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