Comentario 06/07/2020
TERRITORIO, TIEMPO Y ENEMIGO
Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y
Administrativo
http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com
En las operaciones militares de defensa de la soberanía y del
orden público, parte del éxito de las mismas está en el estudio previo y
cuidadoso de tres factores que interactúan sinérgicamente para favorecer el
desempeño de las fuerzas y lo acertado de los planes y de los ataques, son
precisamente: el territorio, el tiempo y el
enemigo.
· Territorio: En el concepto territorio se habla de la geografía y sus características, donde se realizarán las operaciones. No es lo mismo un terreno fangoso que seco, uno plano que montañoso, un terreno despejado de vegetación que uno tupido de selva, con accidentes geográficos o con llanura, con altura elevada o a nivel del mar, etc.
Cada una de esas circunstancias se analiza cuidadosamente, y en muchos casos las operaciones se anticipan o se aplazan para buscar el territorio adecuado. Existen en la historia varios sucesos de guerras famosas donde estos elementos fueron determinantes, por lo cual influyeron en forma sensible en la capacidad militar del atacante, permitiendo superar al rival, en esos casos el territorio influyó decididamente en el éxito en las batallas. Por ejemplo, la defensa en lo escarpado de las montañas o en la facilidad de las llanuras.
· Tiempo: No es menos cierto este hecho, cuando se habla de las condiciones del tiempo, nos referimos no a la época en que se desarrolla el combate, sino al tiempo atmosférico, el clima. Como es obvio, condiciones de lluvia, nieve, calor extremo, noche o día, por ejemplo, también son determinantes de situaciones más favorables o menos convenientes para realizar las operaciones militares. Batallas se han ganado o perdido por condiciones diversas en la dirección del viento o en los oleajes, en las tormentas o en las anegaciones, en el caudal y profundidad de los ríos, altas o bajas temperaturas, piso resbaladizo o fango, todo lo cual depende del clima atmosférico.
· Enemigo: Así mismo, el estudio cuidadoso del enemigo y sus características, no sólo su número, sino también su equipamiento, su entrenamiento, su disposición en el terreno, la composición de las fuerzas por tipo de arma, su historia de éxitos o fracasos en batallas pasadas, etc., son elementos de análisis y reflexión minuciosos para determinar los planes de ataque, su momento, lugar y armas a emplear.
Grandes
guerras se han ganado no por el número de efectivos que participan, sino por la
capacidad, entrenamiento y estrategia de los combatientes, inclusive ejércitos
pequeños han derrotado a los grandes y poderosos enemigos, lo cual ha
demostrado que no sólo es la fuerza, también es la imaginación, la creatividad y
la motivación, para concebir estrategias y tácticas adecuadas al terreno, el
tiempo y el enemigo.
Todo lo anterior, sin embargo, se acompaña del elemento sorpresa,
como también en la voluntad y el espíritu de lucha (la moral de las tropas) de
los participantes, y, por supuesto, del mando adecuado. Los grandes generales
de la historia fundamentaban más sus éxitos militares en su estrategia que en
su fuerza.
Ahora, qué ocurre cuando el enemigo es un virus de las
características del Covid 19, que ha atacado a la humanidad en todos los
territorios, todos los climas, todas las naciones y todas las razas, sin
distingo de edades y condiciones de vida, prácticamente sin distinción alguna.
Estamos ante un enemigo formidable.
Las autoridades en cada país han intentado de todo:
soluciones médicas, hospitalarias, medicinas y tratamientos, confinamiento,
distanciamiento social, cierre de medios de transporte, limitación al comercio
(salvo lo relacionado con productos higiénicos, medicinas y alimentos), cierre
de fronteras, de importaciones y exportaciones, limitación en los servicios del
Estado, normas, reglamentos, exigencia de protocolos, aperturas limitadas y
sectoriales, zonas de mayor y menor restricción, protección a los adultos
mayores con total restricción de su salida o desplazamiento, cancelación de
todo tipo de actos, competencias, grupos sociales, deportivos, culturales,
etc., etc.
Es decir, contra ese enemigo “fantástico”, que ni siquiera
vemos o conocemos, sólo lo tenemos en nuestras mentes por la convicción sobre
su peligrosidad, su capacidad eficaz y rápida de contagio, la gravedad en la
afectación, en muchos de los contagiados, y por sus catastróficos síntomas y
consecuencias en toda la sociedad, tanto económicas como de salud pública.
Contra ese “enemigo” hemos empleado todas nuestras mejores “armas”, en todos
los terrenos y tiempos, sin embargo, cada día se expande más y más.
Parece que dependemos de una “vacuna” (que serán nuestras nuevas
balas) aún desconocida y apenas en investigación y desarrollo, a la cual le
faltan muchos sucesos de prueba exitosa, para nivelar la cancha de la guerra
contra ese temible enemigo, el que, además, con sus mutaciones genéticas, se
hace cada vez más fuerte.
Hasta ahora, nos está ganando las batallas, con una gran
destrucción económica, social, empresarial, humana y familiar. Esperemos que al
final no nos gane la guerra, todo depende de nuestro autocuidado, que
parece ser la única arma eficaz.
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