Comentario 30/11/2020
EL CENTRO DEL CENTRO
Por: Carlos
Alberto Mejía C.
Ingeniero
Industrial y Administrativo.
Aunque al Presidente Duque aún le faltan dos años para terminar su gobierno, desde ahora se agitan las banderas de distintos candidatos y sectores que esperan despertar el fervor político a su favor para una eventual elección a la presidencia de la república.
Esto nos lleva a tener un período de confrontación política muy largo en dos sentidos: por un lado, servirá para el mayor conocimiento y reflexión sobre las propuestas que cada uno de ellos tenga y, por el otro, una extensa campaña que causará un enorme desgaste tanto al equipo de gobierno actual, como a los nuevos pretendientes, ya que los unos buscarán desprestigiar a los otros como parte del método de conquistar más votos o nuevos votantes que aún no tengan ninguna posición política elaborada.
Pues bien, por algún motivo, que trataremos de explorar en este documento, todos hablan del centro como su visión y su posición política, para afrontar las nuevas elecciones, curiosamente, de entrada, todos parecen estar de acuerdo en el llamado centro, pero ninguno acierta decir qué es o en qué consiste o como se diferencia del centro del otro, su opositor.
En política existen dos grandes visiones sobre cómo desarrollar nuestros países[1], hacer crecer nuestras economías y o afrontar los graves problemas sociales que nos aquejan:
Una visión, la cual siempre se la ha llamado de derecha, propende por el capitalismo democrático (liberalismo económico) como enfoque político, económico y social, visión según la cual, es el sector privado el llamado a tener el liderazgo económico y mantener la iniciativa privada como el pilar del desarrollo de los mercados, con el apoyo del Estado en lo que es de carácter nacional, de relaciones exteriores o de acompañamiento y servicio social a las poblaciones vulnerables. Por supuesto, ante todo se refiere a un Estado democrático, con elecciones populares libres, separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y sujeción la constitución, a las leyes y a los tratados que nos obliguen internacionalmente. Lamentablemente, en algunos casos, estos modelos de gobierno se han vuelto totalitarios o dictatoriales.
En el otro extremo, siempre se ha hablado de las corrientes de la izquierda, como aquellas que propenden por mayor intervención del Estado en la conducción de los asuntos de la nación para superar los problemas de equidad en las oportunidades y de las circunstancias de la pobreza, relegando el papel del sector privado al direccionamiento que el Estado establezca. Este modelo es conocido como el socialismo de estado, que también suelen desarrollarse en escenarios democráticos, pero en algunos casos se convierten en autocráticos, con limitación a las libertades individuales, fuerte intervencionismo estatal en la economía, partidos únicos y hegemonía en el poder.
¿Y dónde queda el centro?
Es difícil saberlo, puesto que no existe una definición única y cada quien que lo plantea parece tener una aproximación diferente que algunos llaman matices. En principio podríamos decir que no es el capitalismo democrático puro o el socialismo de estado puro, es como una mezcla de ambos, lo cual lo hace difícil de entender. De hecho, algunos autores dicen que “el centro no existe” y quien trata de ir por el centro, no logra ni lo mejor de un modelo ni lo mejor del otro y posiblemente se queda en el peor de los mundos.
Se dice entonces, que el centro propende por “tanto Estado como se requiera, pero tanta libertad de mercado como sea posible”. De hecho, y por muchos años, se ha hablado de la tercera vía, para significar que no es ni lo primero (más mercado y más privado) ni lo segundo (más estado y menos mercado), es decir, no es capitalismo puro ni socialismo puro.
El problema de la tercera vía o el centro es que exactamente no está definido, ese concepto es un contexto vacío que hay que llenar de contenido y definición para saber exactamente dónde está y qué es lo que se propone lograr. Desafortunadamente, quienes se postulan como de centro no lo hacen afirmativamente exponiendo sus puntos de vista y sus diferencias con claridad, asumen posiciones sinuosas donde a veces son más mercado y más privado y a veces más equidad social con más estado y menos sector privado o sea menos mercado. Visto conceptualmente parecería ser la tercera vía o el centro un modelo ideal, pero en la práctica la línea divisoria entre lo privado y lo estatal es difícil de trazar sin llegar a estar más en un lado que en el otro.
Si en Colombia todos los candidatos dicen que van a buscar el “centro”, entonces, podemos concluir que ¿todos piensan igual? No parece ser cierto porque a los movimientos de derecha que buscan el centro se les tilda de la ultraderecha y a los de la izquierda que hacen lo propio se les tilda de la extrema izquierda (frecuentemente representada por la expresión popular de los “castrochavistas”). Los violentos en armas, de cualquier tendencia, son radicales o fundamentalistas en sus posiciones.
Se haría un gran bien al electorado, por parte de todos los candidatos a la presidencia que hoy se lanzan al ruedo, diferenciar cuál es el centro del centro que ellos quieren representar y cómo se diferencia del centro del centro de sus opositores quienes también lo quieren esgrimir cómo su bandera política. Pero, como siempre, lo más importante no es que lo expongan con claridad, es que indiquen cómo lo van a lograr y qué efectos va a producir en el progreso, el bienestar y en las condiciones de paz, seguridad y convivencia de la nación.
Los
graves problemas socioeconómicos del país requieren una visión clara de cómo y
dónde se quiere llegar. Este no es un asunto de coaliciones y grupos políticos,
es un asunto de convicciones y principios que la comunidad necesita
conocer.
[1] Al lado de estas visiones
político económicas se desarrollan otros conceptos sobre libertades, sociedad o
comunidad que acompañan el pensamiento de cada sector político.