Comentario 14/12/2020
EL
GIRO TOTAL
Por: Carlos Alberto
Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Resueltas las elecciones presidenciales norteamericanas, el mundo entero respira un aire diferente, más fresco, más relajado y más optimista en sus relaciones con USA. Hay que decirlo con franqueza, el presidente Trump había afectado esas relaciones con su estilo cascarrabias, de matón de barrio, de prepotencia y de dominancia.
El principio que empleo de “América primero y para los americanos”, lo desconectó gravemente del mundo, perdiendo su papel de liderazgo, para cambiarlo por el de las contradicciones y las confrontaciones, de una manera populista y nacionalista malsanas y contradictorias: el país de los inmigrantes quería asilarse del mundo.
Muchas cosas cambiaron con la administración Trump, algunas de las cuales no se resolverán sólo porque haya un cambio en la Presidencia de Estados Unidos, habrá que “tejer de nuevo la urdimbre y la trama”, pues lo que se había generado es un ambiente de desconfianza y de rechazo por la actuación norteamericana.
Su actitud es tal que ha persistido en desconocer la elección de su contrincante, Joe Biden, elección que ya se reafirmó por la Corte Suprema de Justicia y por los delegados electorales de ese país. Si bien de Trump se esperan las llamadas “jugaditas” para obstaculizar el inicio del gobierno de su contendor, volverlo difícil y difuso, creándole un mal ambiente, por un lado, y para preparar su futura reelección, por el otro, pues espera participar de nuevo en las elecciones del 2024.
¿Qué le ha hecho Trump al mundo?
Comencemos por decir que altero el orden mundial multilateral, que con dificultad se diseñó y se construyó después de la segunda guerra mundial, para Trump, el multilateralismo es inconveniente y las instituciones multilaterales también, evidentemente por ser organizaciones no hegemónicas y no dependientes solamente de la visión “trumpista”, o del aporte económico de su país al funcionamiento de estos organismos.
Entre los factores de afectación están sus ataques a la Organización Mundial de Comercio (OMC), con su actuación proteccionista y en algunos casos desafiante como en el caso de China, con o sin razones, está por verse, a quien acusó de crear y diseminar por el mundo el virus del Covid 19, así como de espionaje tecnológico, científico, político y social, con severa afectación a los intereses norteamericanos. El problema de la pandemia lo llevó también a una confrontación malsana con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los chinos en su hegemonía, pero también en su sabiduría y astucia, reaccionaron ampliando su comercio mundial con otros países, al punto de ser la única economía desarrollada que crecerá en el 2020.
Ni que decir frente a los acuerdos para afrontar el cambio climático en el mundo, ¡que desastre¡, Trump asumió una posición negacionista, desconociendo el tremendo impacto que el propio ser humano está causando al medio ambiente y su necesaria corrección, so pena de tener un mundo lleno de desastres y con muy poca capacidad de recuperación, es decir, con daños irreversibles. Esta actitud se convirtió en un verdadero desafío a la conciencia ecológica y frente al medio ambiente que paulatinamente toda la humanidad ha desarrollado para cuidar nuestro planeta, el único que tenemos.
Sus posiciones desafiantes, también, de los acuerdos mundiales de defensa y de control de armamentos, los cuales en esencia buscan la protección de la raza humana y su hábitat ante el peligro de confrontaciones nucleares o de inopinadas guerras con interminables muertos y destrucción. Otra “patada trumpista” a la humanidad.
Su actitud racista, segregacionista, discriminatoria, anti-inmigratoria y, en algunos casos revanchista, con poblaciones, razas y comunidades, verdaderamente nos trajeron a la mente las épocas fascistas de los más connotados dictadores que ha tenido la humanidad. Baste mencionar el muro con México. Muchas heridas han quedado, las cuales tardarán años en sanar, si es que se logra, con reflexión y superación, pasar estas páginas decadentes de la historia norteamericana.
No escapó a la mente de Trump una actitud verdaderamente imperialista e intervencionista, donde condicionó su relacionamiento con otras naciones a actitudes de subordinación o sumisión, lejanas a la relación armoniosa entre naciones, las cuales, aún con pensamientos políticos o sociales diferentes, pueden complementar sus esfuerzos de crecimiento y desarrollo.
Las barreras sicológicas o físicas que creo, con muchas de sus medidas y declaraciones, resultaban más un desafío arrogante ante los problemas de pobreza o falta de oportunidades de las personas en las naciones menos desarrolladas, quienes siempre vieron en el “sueño americano” una oportunidad para ellos y sus familias.
Es cierto, claro está, que los Estados Unidos
tiene todo el derecho a defender sus fronteras, su economía o su vida política
y social, sin embargo, no lo es menos que su condición de país de inmigrantes
le dio un carácter preponderante en el resto del mundo quien veía en su
capacidad y en su liderazgo una oportunidad para superar muchos problemas de
pobreza. Esperemos que el nuevo presidente, Biden, normalice las relaciones de su
país con el mundo y que no tenga una visión de marcado acento populista, por un
lado, o imperialista, por el otro, que puedan ser otra fuente de contradicción.
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