Comentario 18/01/2021
LA RECUPERACIÓN DE LA ECONOMÍA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
“Las
dificultades superadas son batallas ganadas y oportunidades creadas”,
Winston Churchill.
Dos
polos que parecerían opuestos nos están dejando sin oportunidad:
Por un
lado, la pandemia ha exigido muchas medidas de choque, algunas desde el punto
de vista de la salud pública, como las acciones de aislamiento, las
restricciones en cuanto aglomeraciones y las recomendaciones preventivas del
uso de los tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social, el control
de temperaturas al acceder a sitios públicos, etc. Además, la preparación del
personal de la salud, la compra de medicamentos, implementos, equipos, la
dotación de hospitales y clínicas con camas de cuidados especiales o intensivos
(UCI) para la oportuna atención de los pacientes, etc.
Pero,
por otro lado, se han hecho esfuerzos por el mantenimiento de la dinámica
económica, del empleo y de la reactivación luego de los cierres. Esto último fundamentado
especialmente en todo tipo de estímulos, subsidios e intervenciones de los
gobiernos nacionales y/o regionales, tales como los subsidios a los adultos
mayores, a los jóvenes, a las poblaciones vulnerables, a la nómina, a las
garantías de los créditos productivos a través de los bancos nacionales, las
líneas de crédito dirigidas a situaciones específicas, entre otros muchos
esfuerzos.
A lo
anterior se suman, por supuesto, los esfuerzos del sector privado en mantener
su actividad económica con algún nivel de uso de su capacidad instalada más o
menos razonable, en promedio estimado actualmente en un 60 a 70%, insuficiente,
por supuesto, pero muy significativo y determinante en el proceso de
recuperación de la economía y del mantenimiento de la ocupación a niveles razonables.
En medio de la pandemia, hemos llegado al 16% de desempleo, el cual se había remontado
hasta el 25% ante semejante choque con la parálisis económica, esperamos que
siga descendiendo y que no se reverse de nuevo.
Ahora,
todo lo que se ha hecho ha requerido de un esfuerzo descomunal en términos de
la voluntad y la dedicación en los funcionarios públicos y privados (valga para
ellos el eterno agradecimiento) y, por supuesto, de la aplicación del
presupuesto público a estas destinaciones, conduciendo al país a un serio
déficit fiscal, estimado en cerca del 9% del PIB y de un endeudamiento público
de cerca del 65 % del mismo guarismo, frente a los cuales tardaremos muchos
años para recuperarnos, con datos previos a la pandemia del 4% y el 50% respectivamente.
Como consecuencia las finanzas públicas están exhaustas y el tema de la pandemia
parece que es para largo tiempo, pero bajo la esperanza de la vacuna en su
disponibilidad, su oportuna aplicación y la efectiva inmunización de los
ciudadanos, lo cual tardará tiempo considerable.
Mientras
tanto, qué pasa con la economía privada, pues también se deteriora por la falta
de dinámica económica a la cual conducen los cierres y las restricciones.
Combatir la pandemia con las medidas de aislamiento nos conduce a la
consecuente destrucción de la economía. Este es el otro polo que se ha
complicado en forma extrema.
No
queremos entrar en la discusión sobre si es primero la salud o la economía o
viceversa, obviamente los dos son importantes y además interdependientes, sin
el bienestar del uno, no lo hay tampoco en el otro, sin embargo, sí es
necesario indicar que si las finanzas públicas no se recuperan, los gastos e
inversiones del Gobierno para la pandemia y los demás frentes sociales se
agotan y que sin actividad económica, no habrá ocupación para las personas ni
progreso para las empresas o para las actividades y oficios independientes. Es
como una encrucijada, que por algún lado debe superarse.
En
nuestra opinión, respetando todos los que piensen en forma contraria, es
indispensable mantener la economía abierta y simultáneamente crear una sólida
cultura cívica de la protección personal y familiar a través del autocuidado,
combatiendo la amenaza de la pandemia con todos los medios de inmunización que
estén al alcance y creando la mayor censura social a quien no practique el
autocuidado, sanción pecuniaria, si corresponde, y aún privativa de la libertad
cuando se afecta gravemente el interés general.
No hay
otra forma, pues sin recursos económicos suficientes nunca habrá capacidad de
combatir la pandemia y simultáneamente mantener la ocupación de las personas y
los servicios básicos a las familias en salud, educación, pensiones, bienestar
social, etc. Si la economía no está activa, no sólo padecerán las familias que
afrontan problemas por el contagio de alguno de sus miembros, sino que muchas
familias más padecerán también por los problemas de falta de ingreso que genera
la desocupación: hambre, pobreza y desesperación. Como afirmaba sabiamente
Winston Churchill, interpretando sus palabras, hay que ganar las batallas de la
economía y la salubridad simultáneamente, creando una oportunidad para el
progreso de las personas, las familias, las comunidades y el país entero.
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