sábado, 27 de febrero de 2021

EL FASCISMO

Comentario 01/03/2021

 

EL FASCISMO[1]

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

Para hablar desde su origen, el fascismo es un movimiento político y social el cual nació en Italia de la mano de Benito Mussolini tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Se trata de un movimiento totalitario y nacionalista, cuya doctrina, y las similares que se desarrollaron en otros países, reciben el nombre de fascistas.

Desde 1922 hasta 1943 el citado dictador italiano se convirtió en el primer ministro de su país. Fecha aquella última en la que fue depuesto y posteriormente encarcelado, aunque en prisión estuvo muy poco tiempo pues recibió la ayuda de la Alemania nazi para escapar de dicho lugar. No obstante, dos años después, en 1945, finalmente moriría tras ser ejecutado. Además del régimen de Mussolini en Italia, se califican como fascistas de esa misma época a la Alemania de Adolf Hitler y a la España de Francisco Franco.

El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo. La población no debe, por lo tanto, buscar nada fuera del Estado, que está en manos de un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad veladamente con dádivas y halagos, pero frecuentemente, en condiciones de mayor represión, a través de la violencia, la coacción, el miedo y la propaganda, principalmente pero no únicamente a través de la manipulación del sistema educativo.

El líder fascista es un caudillo que aparece por encima de los hombres comunes. Mussolini, por ejemplo, se autodenominaba como “il Duce”, que deriva del latín Dux («General»). Se trata de liderazgos mesiánicos y autoritarios, con un poder que se ejerce de manera unilateral y sin ningún tipo de consulta popular previa. Además de todo ello hay que resaltar el hecho de que el Fascismo en Italia y en otros países condujo a que se desarrollaran y promulgaran las que se dieran en llamar “leyes raciales”. Estas eran un compendio de medidas de discriminación y de persecución hacia todas aquellas personas que fueran contradictoras del gobierno fascista o tuvieran relación con el pueblo judío de cualquier origen. Dicha legislación dio lugar no sólo a que se llegara a hablar de una raza italiana o alemana “puras”, por ejemplo, sino también a que se abrieran campos de concentración donde los judíos eran recluidos, sometidos a trabajos forzados, objetivos de todo tipo de torturas y abusos, e incluso millones de ellos fueron también asesinados.

En Alemania el fascismo estaba asociado al nazismo. Este movimiento tuvo un fuerte componente racial, que promulgaba la superioridad de la raza aria y buscaba el exterminio de otras colectividades, como los judíos ya mencionados, o los gitanos y los negros. En este sentido, hay que subrayar que el nazismo propagó en el año 1935 las conocidas Leyes de Nuremberg mediante las cuales no sólo se les privaba a los judíos de sus derechos como ciudadanos, sino que también se les obligaba a portar una identificación como tal y a evitar relacionarse con los llamados ciudadanos arios. Pero ese sólo fue el punto de partida de una persecución indiscriminada y atroz contra las personas de origen judío que fueron víctimas de torturas y asesinatos por parte de la conocida como SS, policía nazi.

Pues quién lo creyera que esas filosofías autocráticas, autoritarias, discriminatorias, sectarias y segregacionistas, con gran culto por la personalidad de su líder, también existen hoy, encarnadas en filosofías de socialismo de estado o comunismo, pero con una conducta de verdadero fascismo. Baste mirar en el vecindario en los años contemporáneos, en cuanto lo que han representado los hermanos Castro en Cuba, Chaves y Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, por citar sólo algunos casos y, lo que fueron en los años del siglo anterior, las dictaduras de todo tipo y los gobiernos militares de algunos países.

En realidad, son lobos con piel de oveja, que se aprovechan de condiciones de debilidad en las democracias o abusos de poder de algunos de sus gobernantes, para ser sustituidas por otros líderes que son aún más radicales. Sus argumentos exaltan el nacionalismo, la autenticidad de los valores y rasgos de un pueblo y los subliman para utilizar esos sentimientos en su propio beneficio, por supuesto, con todo tipo de incautos que “compran” tan singulares propuestas y las sienten como las grandes soluciones para sus problemas y/o la cristalización de algunos de sus “sueños”, pasando por encima de toda la comunidad y desatando corrientes de odio y persecución, contra otros conciudadanos, a quienes señalan como la causa de sus dificultades, con un marcado odio de clases.

En los tiempos modernos aparecen en ciertos países y épocas movimientos del tipo neofascismo y del neonazismo, los cuales repiten actitudes de los movimientos originarios (violencia, autoritarismo y discriminación), mientras ocultan o minimizan los crímenes cometidos por esos grupos a lo largo del siglo XX, con un negacionismo a ultranza. En Colombia se avecina un nuevo período electoral y, duele decirlo, algunos pre-candidatos exhiben rasgos y tendencias de corte fuertemente populista y en algunas formas, también fascistas.



[1] Algunas de las explicaciones de este texto se han tomado de diferentes fuentes históricas.

martes, 23 de febrero de 2021

LAS ORILLAS POLÍTICAS

Comentario 22/02/2021

 

LAS ORILLAS POLÍTICAS

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/


Cada vez más intensamente se agitan las banderas políticas con miras a la elección presidencial del 2022, con lo cual se están haciendo evidentes tres grupos de actores que quieren representar pensamientos, programas y enfoques diferentes sobre su interpretación del país, sobre sus problemas, sus necesidades y sus soluciones, si bien aún no es explícito en cada uno de ellos cuáles son sus verdaderos programas, cómo los van a desarrollar, cómo los van a financiar y qué resultados van a obtener.

Por ahora son más las banderas o localizaciones (de centro, de izquierda y de derecha) que los programas y esto es lo desafortunado porque no se presenta formalmente lo que se va a hacer para que las personas puedan llegar a sus propias reflexiones sobre su importancia, pertinencia, verosimilitud y cumplimiento. Con la advertencia de que muchas cosas que se dicen en la campaña no se cumplen cuando están en el gobierno, hacer campaña y hacer gobierno son dos cosas muy distintas. Además, buena parte de las campañas se centran más en desacreditar al otro o los otros, que en hacer ver los méritos propios y del programa de gobierno que representan, el cual muchas veces no es explícito, se pondera el candidato, no el programa.

Al parecer se están estructurando tres grandes grupos de potenciales participantes en la contienda electoral, sin saber todavía cuáles son precisamente los candidatos que representarán cada movimiento, hay muchas “golondrinas volando”, veamos:

  • La llamada derecha, conformada por personas cuya tendencia es hacia la libertad y la iniciativa privada, como fundamento de la estructura económica y de gobierno primordial del país. Suelen asociarse con los partidos de filosofía conservadora, con una fuerte tendencia por el valor de los establecido más que la promoción de cambios en las estructuras y en el orden económico. En este caso el bienestar y el progreso de las personas es un logro individual más que colectivo, debido a su esfuerzo y dedicación, en consecuencia, la derecha cree en una distribución de la riqueza de acuerdo al esfuerzo y la contribución de cada individuo y por lo tanto, la derecha aboga por una intervención moderada del Estado en el sistema económico, sólo en lo indispensable y que sea de carácter común.
  • La llamada izquierda, con pensamiento más centrado en el Estado como el gestor y proveedor del bienestar, por encima de la iniciativa privada o de la propiedad privada o individual. Para la izquierda, el bienestar colectivo está por encima del progreso individual, en consecuencia, el Estado debe ser el dueño y administrador de los medios de producción, tanto como sea posible. La izquierda promueve una distribución equitativa de la riqueza, basada en la creencia de que todos los individuos son iguales. Los movimientos de izquierda muy radicales son, inclusive, promotores además de los partidos únicos y de las camarillas de gobierno.
  • El tercer grupo es el autoproclamado como de centro, donde el pensamiento es de derecha cuando conviene o de izquierda, si es necesario, es decir, una mediatinta que no asume posiciones firmes sobre nada y por lo tanto todo puede pasar allí, según se viven las circunstancias económicas, políticas o sociales, o en algún caso las internacionales. En este grupo se aglutinan antiguos militantes de los dos primeros pensamientos, quienes cuando pertenecieron a ellos los defendieron con las más arraigadas creencias, con profundas convicciones e irrenunciables principios filosóficos, éticos y de color del partido, según afirmaban. En algunos casos, en tiempos pasados, han sido militantes del primer grupo, pero en otras épocas, del segundo y cuando les conviene han estado en el tercero. Es el famoso “al son que me toquen bailo”, donde lo único que hay allí son intereses individuales por cargos, presupuestos, posiciones políticas y figuración, para sacar partido de ventajas y conveniencias personales. Nada que creer en ellos, puro vaivén. Allí hay más personas buscando refugio parta sí mismos, que partidos fuertes y sólidos para gobernar el país. El lio para escoger su candidato para la presidencia va a ser mayúsculo porque la gran mayoría de los aglutinados bajo el “autobautizado” centro exhiben aspiraciones presidenciales y hay corrientes de opinión muy diversas.

En Colombia está ocurriendo que algunos de los llamados fervientes defensores de los principios de derecha o izquierda ahora quieren ser de centro, y se aglutinan allí por conveniencias con otros que antes fueron sus grandes contradictores. No hay que temer a declarar con nitidez el pensamiento filosófico de cada orilla, pero recordemos que los ríos tienen dos orillas, no tres, y en medio de las dos orillas está la turbulencia. El país debe exigirle a los representantes de estas tres tendencias, que preparan con responsabilidad de país sus candidaturas para el próximo período electoral, además, que presenten y sustenten públicamente y ampliamente, tanto sus convicciones políticas como sus programas de gobierno, e igualmente cómo los van a desarrollar y qué efecto tendrán para el país, dadas sus condiciones actuales económicas, políticas y sociales, en medio de una pandemia duradera, con todas sus incertidumbres y sus impactos en la economía y en las familias. Hay que verificar la real convicción de los candidatos, la conveniencia para el país de sus programas y la verdadera factibilidad de todo lo que proponen.

Es período electorero y, por lo tanto, de todo vamos a escuchar, en cuanto promesas sensatas o las más descabelladas, halagüeñas al oído, pero imposibles de realizar, sólo por la búsqueda de votantes que se dejan endulzar el oído y con poca reflexión depositen su voto.

lunes, 15 de febrero de 2021

EL PRECARIADO

 Comentario 15/02/2021

 

EL PRECARIADO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

La situación de deterioro económico y social de todos los países como consecuencia de la pandemia y la parálisis de las actividades productivas como resguardo para evitar la propagación de los contagios, ha traído como resultado graves consecuencias en todo tipo de sectores económicos y sociales, en el gobierno, en las familias y en las más diversas instituciones, con impactos en la salud, la educación, la cultura, las actividades de recreación, familiares, de relación y de bienestar y, por supuesto, en un sin número de empresas que han visto alterada su normalidad.

Un sector particularmente afectado es el de la ocupación productiva formal e informal, pues hemos llegado a tasas de desempleo superiores al 15% de la población activa, con registros de años anteriores cercanos al 10% y en ocasiones inferiores. En Colombia más o menos la mitad de la población ocupada está vinculada formalmente y tiene acceso a la seguridad social y al régimen pleno de pagos prestacionales y parafiscales, pero los trabajadores informales, un poco más del otro cincuenta por ciento, están rodeados de insuficiente atención y protección estatal, de pagos prestacionales nulos, y de gran incertidumbre ya que su labor se “gana” todos los días en el día a día, es decir, en la economía del rebusque. Estos últimos son población ocupada en labores informales y generalmente precarias, donde al comenzar el día se siente la incertidumbre de cómo terminará y qué se logrará con el esfuerzo de su dedicación cotidiana, frecuentemente deambulando por las calles.

Lamentablemente, las nuevas tecnologías y los modelos de trabajo actuales producen el desplazamiento de trabajos formales plenos y su rodamiento a la informalidad. Por supuesto, significan, progreso y modernidad, pero con un costo social en ocupación que puede ser muy alto y desesperanzador para estos informales.

Si al desenvolvimiento del trabajo formal le sumamos la gran cantidad de puestos de trabajo que se cancelaron al cerrar los negocios, pues, desafortunadamente la consecuencia son los innumerables avisos de arrienda y vende, donde antes había una actividad productiva, se crea un escenario de gran preocupación y de lenta recuperación. El impacto económico, anímico y social en las familias afectadas es innegable, y no es para menos, pues atravesamos la peor recesión en la historia del país.

De hecho, en el país se ha acuñado la palabra precariado, para significar el segmento de la fuerza laboral que apenas logra sobreaguar en su actividad productiva, sin esperanza de que esto cambie en un corto o mediano plazo. La angustia de estas familias es muy grande. No cabe duda de que muchos colombianos hoy forman parte de ese precariado y que pueden llegar a niveles de informalidad en cualquier momento, de no existir un proceso robusto de recuperación económica, sostenido, creciente y sostenible.

Lo malo es que durante un período de recesión muchas son las actividades productivas que atraviesan por fuertes dificultades por la caída en la demanda, si la gente no tiene ingresos suficientes, o ve el horizonte con incertidumbre, deja de comprar o sólo compra lo estrictamente necesario, con lo cual se desanima la demanda y por consiguiente la recuperación profunda no llega, es como un círculo vicioso de menor demanda, menor crecimiento económico y menores posibilidades de recuperación de la actividad productiva, y con ello se tendrán más angustia y mayor desesperanza en muchas familias y grandes amenazas en el precariado.

Para romper semejante complejidad de situación se requiere que la “mano” del Estado saque a la economía de la recesión a partir de la generación de demanda con obras de infraestructura, mayor gasto social y concesión de subsidios a sectores vulnerables. Ya se anuncia un plan por $135 billones para los próximos 6 años. Estas erogaciones adicionales, por un lado, dinamizan la actividad económica y, por el otro, generan ocupación creciente. Sin embargo, es un complejo problema, dado que el Estado colombiano también se ha visto afectado por los esfuerzos para combatir la pandemia, y sus inveterados problemas de burocracia y corrupción. De hecho, aún sin comenzar ese generoso plan de inversión pública, ya el gobierno es mirado con recelo por las calificadoras de riesgo por elevar su déficit fiscal al 9% del PIB y su endeudamiento al 65% del mismo producto interno bruto para atender la pandemia, guarismos estos impensables en una época de normalidad. De nuevo, el círculo vicioso aparece también para el Estado, no debe sobre extender su endeudamiento ni su déficit fiscal para no conducir a la economía a un escenario de no viabilidad por el deterioro de las finanzas públicas, lo cual finalmente se traducirá en mayores impuestos y contribuciones al sector privado, agotando sus propias capacidades de inversión y crecimiento, o sea, como la figura “del perro mordiéndose la cola”, así nunca avanzará.

Sin embargo, el único capaz de generar alguna solución del tamaño requerido es el Estado, por supuesto con la contribución del sector privado en el mantenimiento y acrecentamiento de su actividad propia productiva y de la ocupación de las personas en la economía. Ya el gobierno nacional busca dichas soluciones acudiendo a las líneas contingentes de crédito de los organismos multilaterales, a la venta de activos, la congelación de gastos y la creación de nuevas fuentes de ingresos como se espera que se generen de la próxima reforma tributaria y fiscal.

Lamentablemente, cuando los aspectos sociales se deterioran, se crea el caldo de cultivo del populismo, para invitar a los ciudadanos a votar o adherirse a soluciones que son “cantos de sirena” en medio del desespero y que se presentan en forma mesiánica como la redención de todos los problemas. Ya veremos a la izquierda del país hablar de que la culpa es del establecimiento, de los empresarios privados, de los pensamientos promercado y pro sector privado, de la necesidad de más Estado totalitario para resolver la crisis social y económica, vendrán toda clase de promesas sin reparar en el estado real de las finanzas públicas o en la debilidad del sector privado. Estas promesas durarán mientras dure la campaña, porque una vez en el poder, como siempre ha sido, vendrán las excusas, los favoritismos, la corrupción y la incapacidad de solucionar en un corto plazo, tamaña problemática económica, social, empresarial y familiar.

Nadie que ofrezca soluciones rápidas y milagrosas, está diciendo la verdad, el camino será arduo y doloroso para restablecer la economía de Colombia y regresarla al menos al estado pre-pandemia, eso puede tardar varios años y habrá sectores y negocios que no se recuperarán. Los amigos del socialismo de estado, tipo Venezuela, Nicaragua, Argentina o Cuba, aunque saben muy bien lo que va a ocurrir, ofrecen “soluciones mágicas” para que el Estado, que ellos supuestamente liderarán, sea la fuente inagotable de solución de los problemas que se han creado, de muchos años atrás unos o recientemente otros. El socialismo como lo han propuesto Chaves y Maduro en Venezuela, Petro en Colombia, Ortega en Nicaragua o Fernández en Argentina, o como ha sido la historia de Cuba, ha demostrado su incompetencia y por el contrario ha conducido al saqueo de los países por parte de las camarillas del gobierno autoritario y autocrático en que se convierten. Si no queremos que haya más precariado o una economía más precaria para todos, alejémonos de esas rutilantes imágenes del socialismo como la solución económica y social que Colombia necesita.

sábado, 6 de febrero de 2021

LA IMPUNIJEP

Comentario 08/02/2021

LA IMPUNIJEP

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

Desde el momento en que Juan Manuel Santos, su equipo de gobierno y sus aliados en el congreso le impusieron al país el llamado acuerdo de paz, pasando por alto la votación del plebiscito y mediante las más estrambóticas maromas, como las aprobaciones Fast track en el Congreso y con la venia de la Corte que las avaló, por fuera de toda norma, resultó claro que el contenido del acuerdo era sesgado y tendencioso para favorecer por todos los medios la impunidad de las FARC y para concederles a sus dirigentes la condición de Congresistas.

No importa que no hayan cumplido en nada de lo que prometieron con la revelación de la verdad, el cumplimiento con la justicia, la reparación a las víctimas (dicen que no tienen con qué reparar, a pesar de ingentes sumas que obtuvieron con las extorsiones y el narcotráfico) y la no repetición de las acciones violentas. ¿Qué acción será más violenta que narcotraficar, realizar procesos de lavado de activos, minería ilegal, reclutamiento de menores, secuestros, etc. que se continúan ejerciendo en todo el país, por ellos o por sus aliados? Paz en realidad no hemos tenido.

Desde allí surgieron todas las críticas, bien fundamentadas, sobre la inconveniencia de crear una justicia transicional benévola y permisiva para los delincuentes de las guerrillas que se acogieran al acuerdo, revelaran la verdad y asumieran supuestas penas reducidas alternativas, no de cárcel, llamadas eufemísticamente restaurativas, sin consideración a la gravedad de sus crímenes o delitos, todos los cuales han sido considerados atroces y de lesa humanidad.

El instrumento ideal para esos excepcionales y generosos tratamientos se llamó la Justicia Especial para la Paz, conocida por todos como la JEP, supuestamente encargada de examinar los delitos, configurar la verdad verdadera y juzgarlos a la luz del derecho transicional, alternativamente ser sometidos al derecho ordinario y por último al derecho penal internacional, si fuere del caso. Durante la existencia de la JEP (3 años) su conducta ha sido sinuosa y vaga, con artimañas como en el caso de Santrich, donde se crearon las condiciones para no extraditarlo y para volarse de país a continuar ejerciendo sus “pasatiempos favoritos”, tales como secuestrar, violar, matar, asaltar, extorsionar y narco traficar, etc., con sus colegas de las llamadas disidencias.

Desde su creación la JEP mostró el “cobre” con quienes fueron sus nominadores, tres extranjeros comunistas, acompañados por otros dos colombianos correligionarios de los anteriores, en un claro acto que acompañó el sesgo ideológico de la justicia transicional. El primer fallo de la JEP en contra de la dirigencia de las FARC calificó los secuestros de las FARC, a miles de víctimas no combatientes y combatientes, como privaciones de la libertad y toma rehenes, supuestamente para respetar las denominaciones internacionales de esos delitos. Sin embargo, tuvo que reconocer que fueron hechos con violencia y maltrato y los catalogó como crímenes de guerra y de lesa humanidad, ante la incontrovertible evidencia.

Recordemos que el Derecho Internacional Humanitario está integrado por el conjunto de normas que pretenden evitar y limitar el sufrimiento humano en tiempos de conflictos armados. A su vez, pretenden limitar o prohibir el uso de ciertos métodos de guerra.  Estas normas son de obligatorio cumplimiento tanto por los gobiernos y los ejércitos participantes en el conflicto, como por los distintos grupos armados de oposición o cualquier participante en el conflicto. Entendamos a qué se refieren también las otras definiciones:

Un crimen de guerra es una violación por infracciones graves de las protecciones establecidas por las leyes del Derecho Internacional Humanitario cometidas en un conflicto armado.  Los vejámenes como el abuso sexual o los tratos ominosos a prisioneros de guerra, sembrar minas antipersona o cometer actos de genocidio, por ejemplo, son considerados crímenes de guerra. A su vez, se considera crímenes de lesa humanidad —o contra la humanidad— a aquellos delitos especialmente atroces y de carácter inhumano, que forman parte de una agresión sistemática contra una población civil, como por ejemplo en el caso de las FARC con los secuestros, o con las violaciones de niños y niñas, o con los hechos de alevoso de asesinato masivo como en Bojayá. Los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad, si no son sancionados por el respectivo país, pueden ser valorados y juzgados por la Corte penal Internacional.

Miremos el concepto universalmente entendido y aceptado: Secuestro es la acción de retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate o para otros fines, según la real academia de la lengua española RAE. Esto fue lo que hicieron las FARC, fueron secuestros violentos, que se hicieron en condiciones de indefensión, para cobrar rescates económicos, con un tratamiento para las víctimas y sus familias lleno de vejámenes, maltratos y humillaciones, que no respetaron en ninguna forma la dignidad humana. Fueron tratados peor que animales, como los mismos afectados lo han declarado y demostrado ante la propia JEP, no cabe duda de que si son delitos de guerra y de lesa humanidad.

Las FARC, quienes ahora se presentan como adalides de la moral y el cumplimiento de la ley, con segundas intenciones de tipo político electoral, hoy están “brillando” curul y recibiendo altos salarios y grandes beneficios, pagados por el pueblo colombiano, por la concesión del acuerdo con Juan Manuel Santos. Vamos a ver cómo se auto incriminan los miembros de la cúpula de las FARC ante la JEP con la calificación de delitos de guerra y de lesa humanidad. Para ellos será benéfico pues las sanciones de la JEP son llamadas “restaurativas”, no de cárcel, o sea, totalmente benignas y favorables, en contrario de las penas de la ley ordinaria colombiana o de las que aplica la Corte Penal Internacional.

Por esta vía veremos más adelante que la JEP o las propias FARC, por ejemplo, llamarán el secuestro de niños y niñas como “reclutamiento”, a las violaciones “simples actos de tocamiento”, a los abortos forzados, “fallos de la naturaleza”, al narcotráfico, “financiación legitima del movimiento libertario de las FARC”, a los asesinatos, “limpiezas necesarias”, a las tomas de poblaciones, “oportunas advertencias” y así sucesivamente. Qué horror que ésta sea la herencia del proceso de paz. Paz sin justicia nunca habrá, se creará más odio y rencor. Lo malo es que, con esto, además, el país se polarizó y quedó dividido, situación perjudicial en todo sentido, no se favorecerá la concordia y la integración como nación que busca el progreso a través del esfuerzo mancomunado de sus pobladores. Quedamos en manos de la “INPUNIJEP”, la cual nos recordará por muchos años que el FARC-acuerdo significa impunidad, polarización y división.


ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...