Comentario 17/05/2021
LA
DESESPERANZA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
La
temeraria “aventura” del paro nacional realizado en el momento de mayor
fragilidad de la economía nacional (muchas personas y empresas en situaciones
de quiebra o con gran debilidad), con las finanzas del gobierno exhaustas, el
desempleo formal e informal en crecimiento, la más grave crisis de salud de la
historia del país por la pandemia, entre muchas otras razones, está trayendo
como resultado más pobreza, mayor desesperanza y agravamiento de la parálisis
económica, con consecuencias incalculables para el proceso de recuperación
económica y social, para la generación de empleo u ocupación y para el
bienestar de vida de las familias.
En
mi opinión, en vez de mejorar, las cosas se han empeorado en forma grave y en
algunos casos irrecuperable. Válida, además, la protesta legítima por las malas
condiciones de vida, pero no se trata sólo marchas pacíficas lo que ha
ocurrido, son bloqueos y atentados que causan severos perjuicios a toda la
comunidad. Una ciudad bloqueada, intimidada y desabastecida, en la práctica,
está secuestrada. Además, con graves problemas de violencia, deterioro del
orden público, confrontación entre grupos de las comunidades, muchos de ellos
con intereses desestabilizadores de la institucionalidad y con generación de
odio de clases. En vez de crear oportunidades, las están destruyendo, agravando
cada día más los problemas y complejizando sus soluciones.
De
acuerdo con las estimaciones de diversos analistas, el país pierde
aproximadamente 500.000 millones por día de parálisis en los distintos sectores
productivos, sin contar con los daños a la infraestructura urbana pública y
privada por los destrozos a los sistemas de transporte (estaciones y buses), a
los establecimientos de comercio, a los monumentos históricos, al amoblamiento
de tránsito, urbano y de vigilancia. En una palabra, están destruyendo
elementos básicos para el funcionamiento de las comunidades, obligando al
pueblo simple y llanamente a pasar grandes dificultades y a tener más pobreza.
Con el paro de transporte o los bloqueos a vías, además de desabastecimiento de
alimentos, suministros diversos y drogas, se han paralizado grandes zonas de producción
agropecuaria, con el agravante de que muchos de esos productos por ser
perecederos se pierden y el daño económico del campo se suma a las cifras de
pobreza.
Este
movimiento, después de los meses de pandemia con -encierro, falta de actividad
económica, parálisis de la inversión productiva, mayor desempleo, especialmente
jóvenes y mujeres, ingentes gastos en adecuación de camas UCI, vacunas,
logística de aplicación, y deterioro económico por cierre de muchos negocios o
la debilidad de los que permanecen, la ninguna creación de empleo nuevo y la
dificultad para realizar esfuerzos de empresarismo con iniciativas nuevas- se
vuelve un desafío para la propia ciudadanía. Si alguna recuperación teníamos,
con seguridad se aplazará o nunca vendrá, agravando más la situación de
pobreza. El asunto comenzó supuestamente por la solicitud de retiro del
proyecto de reforma tributaria, necesario sí, pero inoportuno y demasiado
ambicioso en su pretensión de recaudo, en la situación de parálisis económica
que atravesamos. Las finanzas públicas están “desfondadas” precisamente por
atender la pandemia y el gasto social (defensa del empleo, de las empresas, del
adulto mayor, de los jóvenes, de la salud y la educación, de la población
vulnerable etc.) y por los beneficios, subsidios y subvenciones creados para
combatirlas. Ya se prepara otro proyecto sustitutivo, pues es imperativo para
las finanzas públicas y el gasto social una nueva reforma tributaria.
Los
dirigentes del paro nacional en forma arrogante han ido acumulando más y más
causas a sus peticiones, imposibles de cumplir la mayoría de ellas en forma
simultánea por la carencia de recursos del Estado o por la incapacidad para
ejecutarlas, sin descuidar, además, la administración de lo cotidiano. De
hecho, dicen tener 104 peticiones, algunas tan inverosímiles como la renta
básica permanente para 30 millones de personas, con un costo anual de 85
billones, la cuarta parte del presupuesto público de un año. ¿De dónde creen
que saldrá el dinero para este sólo pago sin contar con las demás demandas o
con los gastos ordinarios en salud, educación, pensiones, subsidios a
poblaciones vulnerables o en situaciones de catástrofe como Providencia con el
paso del huracán IOTA y demás gastos e inversiones del Gobierno?
Es
notorio el esfuerzo del gobierno en facilitar mayores recursos para la
educación y para conceder matrícula gratuita en establecimientos públicos a
estudiantes de estratos 1, 2 y 3, más aún sin una reforma tributaria en
ejecución. Al fin y al cabo, la educación es el hecho transformador de la
pobreza y el mayor generador de progreso de las personas y sus familias. Ahora,
apenas comienza a diseñarse y tramitarse otra reforma tributaria que el país
requiere urgentemente, precisamente para afianzar el gasto social, vamos a ver
dónde para en época electoral. ¿Qué ausentes están los políticos y los
congresistas en las soluciones de esta problemática nacional?, ¿no les parece
que están pensando sólo en elecciones en el 2022?
Los
líderes del paro dicen que, si hay dinero, poco les importa que el déficit
fiscal haya llegado al 9% del PIB y el endeudamiento del gobierno ya sea del
65% del PIB, con riesgo para la continuidad del grado de inversión del país y
con ellos el encarecimiento de los recursos o su dificultad para conseguirlos,
con lo cual se multiplicaría el problema económico, el político y el social. Para
el tamaño y características de las aspiraciones de los marchantes se requieren
recursos recurrentes, no basta decir que se vendan activos de la nación,
esto es sólo una fórmula puntual cuyo agotamiento será inmediato y ¿luego?, ¿de
dónde sacará el gobierno para su continuidad? Pensar en créditos del Banco de
la República, en venta de las reservas de divisas del país o cosas por el
estilo, también son soluciones parciales y ocasionales, de nuevo y ¿luego?
¿Cómo y cuándo se pagarán esos créditos o se restablecerán las reservas
necesarias para el comercio exterior de Colombia? Un país sin reservas, por
ejemplo, se convierte en un pésimo deudor para sus acreedores internacionales y
con perspectivas inciertas y negativas para los inversionistas. Todo eso
significaría “pan para hoy y hambre para mañana”.
Creo
que no cabe en una mente bien intencionada que un país pueda resolver todo sus
problemas sociales o funcionales en un solo momento y como fruto de un paro, si
fuera así, bastaría hacer paro cada vez que algo se declare como conveniente,
y, como por arte de magia, lista la solución.
Es
inaudito lo que nos está sucediendo, en realidad, en mi opinión, los líderes
del paro lo que quieren tomarse el poder “arrodillando” al gobierno y a la
comunidad, son las ambiciones totalitarias de la izquierda radical del país,
apoyados internacionalmente por corrientes de opinión semejantes, y
nacionalmente por dineros del narcotráfico, para cambiar el marco jurídico e
institucional de Colombia. Hay que reaccionar, rechazando la coacción de hecho
que le están haciendo a la comunidad, al gobierno, al modelo democrático, al
estado de derecho y a las instituciones. Colombia no se puede rendir ante estos
líderes de la izquierda radical nacional e internacional.
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