Comentario 28/06/2021
EL
PAPEL DE LA ACADEMIA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
En
diferentes programas de opinión, rectores de distintas ciudades y tipos de
centros de educación superior del país, plantean que la academia cumple o puede
cumplir un papel importante tanto en la mediación, como en proponer ideas para
las soluciones de la grave problemática nacional, especialmente en lo
relacionado con los jóvenes y sus sentimientos de desconfianza, desesperanza,
miedo, rabia y a la frustración frente a su futuro.
Efectivamente
las recientes encuestas de opinión muestran cómo la población joven siente una
profunda desconfianza en las instituciones tradicionales (Ejecutivo,
Legislativo y Judicial, Contraloría, Fiscalía, Procuraduría, Defensoría, etc.),
a diferencia de la credibilidad y la confianza que hoy sí sienten en
instituciones tales como las universidades, las redes sociales y la iglesia,
por ejemplo. Es increíble ver cómo creen los jóvenes en las propias redes
sociales, plagadas, como se sabe, tanto de información real como de
desinformación, falsa información, o información sesgada, tendenciosa o
malintencionada.
Los
jóvenes dicen encontrar en las universidades un espacio donde se les tiene en
cuenta, con libertad, sin presiones y sin amenazas a su integridad. Justamente
varios de los rectores los avalaron con sus afirmaciones, de disposición al
diálogo abierto, la capacidad de escucha y el sentido de solidaridad con los
propios jóvenes.
Sin
embargo, todavía no existe un plan o programa de propuestas de soluciones
concretas, viables y ejecutables en el corto plazo para apoyar la problemática
de los jóvenes, especialmente en sus ocupaciones productivas. Dado que, además,
no es lo mismo un joven estudiando su carrera técnica, tecnológica o
profesional a uno que está sin empleo y desocupado en la calle, ese sí viendo
los días correr, los problemas agrandarse, la falta de oportunidades, la
angustia por demostrar y demostrarse sus competencias y capacidades prácticas
en la vida de trabajo y, lamentablemente, en muchos casos el acecho de la
pobreza y la desesperanza. Al respecto, personas vinculadas a la educación han
hecho algunas autocríticas a tanta enseñanza académica a los estudiantes de
formación universitaria y tan poca formación o habilitación para el trabajo,
como lo hace el Sena, por ejemplo, especialmente para estar preparados para
momentos de bajo crecimiento económico con caída en el empleo, como el
presente.
Los
jóvenes reclaman educación, empleo u ocupación productiva, actividades,
diversión, recreación y trato digno, como debe ser en toda sociedad.
Lamentablemente, el momento no es el mejor para concederles lo que bien
merecen. Colombia está atravesando por el peor momento de su historia, donde
todo se juntó: pandemia, parálisis de actividades, empresas y empresarios
quebrados, débiles o ya cerrados para siempre, condiciones económicas
deterioradas en prácticamente todos los sectores de la economía, desempleo
alto, informalidad creciente, éxodo venezolano, mercados mundiales con
restricciones de importación de mercancías, parálisis de inversión, sectores
económicos desplazados por la pandemia (recreación, turismo, hotelería,
transporte, etc.), jornadas de protesta pacíficas, como también, las
inesperadas violentas, vandálicas y extraordinariamente graves situaciones
vistas en el paro nacional, que nadie sabe dónde va a parar.
Ni
hablar del estado de las finanzas públicas, dan grima, estamos en una situación
que compromete la estabilidad del propio Estado lo cual ha conducido a la
disminución en la calificación de riesgo del país. Para colmo de males un
gobierno lleno de buena voluntad, pero con muchos desaciertos por falta de
oportunidad y con demasiados tropiezos que se le han cruzado en el camino, lo
cual lo lleva a no gozar del respeto, la credibilidad y la confianza necesarias
por parte de la ciudadanía. En general se puede afirmar que le ha faltado un
liderazgo asertivo, más que voluntad para resolver los problemas, que sí ha
tenido, en un momento de extrema dificultad, sin embargo, se ha quedado sólo en
el acompañamiento político que antes le brindaban los diferentes partidos
políticos y sectores de la sociedad.
Si bien este difícil entorno, en mi opinión, hoy las universidades, con todas sus capacidades físicas, económicas, intelectuales y sus centros de investigación y de servicios empresariales, deberían estar al servicio del país, generando ideas, proyectos, apoyos, gestiones, etc., tales que con el resto del esfuerzo del sector privado y del propio gobierno, formaran una verdadera palanca de solución de problemas, especialmente para los jóvenes que sienten la confianza y la aceptación por esas instituciones. Hoy, más que nunca, la colaboración empresas-universidad-estado, tiene un espacio muy grande, es cuando más la necesitamos. Los jóvenes, desocupados o activos, e independientemente de su formación de base, necesitan apoyo de las instituciones de educación superior en el desarrollo práctico de habilidades en materias tales como:
- Empresarismo, emprendimiento e incubación de empresas.
- Desarrollo de proyectos.
- Coworking y coliving.
- Educación para el trabajo y talleres sobre competencias.
- Desarrollo de habilidades comerciales, incluido importación y exportación.
- Desarrollos web y plataformas tecnológicas.
- Modelos de colaboración empresariales.
- Cadenas de abastecimiento.
- Y otras semejantes (como visitas empresariales, pasantías, o empresas nodrizas).
Todo
nuestro ánimo para los jóvenes y valga esta reflexión para las entidades
académicas.
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