martes, 13 de julio de 2021

SI VAS PARA CHILE

 Comentario 12/07/2021

 

SI VAS PARA CHILE

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Una de las más famosas y tradicionales melodías del folclore chileno es la canción “Si vas para Chile”, la cual en alguna de sus estrofas dice: “Si vas para Chile te ruego viajero, le digas a ella que de amor me muero”. Por supuesto la canción se refiere a la mujer amada a quien se recuerda con cariño y se le manifiesta el amor a través del viajero, como reza el texto de la muy recordada canción. Hoy no nos referimos a la lejana y amada fémina sino al país recordado con admiración y profundo respeto por sus notables logros. Chile quien ha sido considerado país modelo de democracia, de instituciones, de progreso social y económico, como fruto de las características de la constitución actual, fundamentada en la economía de mercado, la libertad individual, la defensa del sector privado y la intervención subsidiaria del Estado sólo en aquellos sectores o aspectos donde no llegue el sector privado en forma competitiva y eficaz.

La constitución chilena fue elaborada en 1980 y tenía como principios básicos algunas reformas en cuanto al sector privado, a la sociedad y al mercado, como son:

  1. Liberalización financiera para permitir que instituciones del sector financiero públicas o privadas, nacionales o extranjera compitieran en el mercado financiero chileno, lo cual redundaría en mejores ofertas para el público, dada la mayor competencia y la intensa competitividad entre los distintos agentes participantes.
  2. Desarrollo de un mercado de capitales (bonos, acciones, títulos diversos) abierto a la inversión nacional y extranjera y a la oferta de valores de otros países en el propio mercado chileno, mediante el intercambio con otras bolsas de valores del mundo, lo cual le daría profundidad, diversidad y fortaleza de dicho mercado, especialmente para las inversiones reguladas o las discrecionales de las Administradoras de Fondos de Pensiones y de otros inversionistas institucionales, privados o, en muchos casos, del propio Estado chileno.
  3. Integración comercial con la economía mundial a través de acuerdos recíprocos de comercio e inversión, para fomentar un flujo amplio de bienes, servicios y capitales (TLC).
  4. Restructuración del sector público para volverlo un organismo pequeño en tamaño, pero muy eficiente en su intervención pública, especialmente en áreas de tipo social.
  5. Privatización de empresas del Estado en las cuales se había demostrado la no competencia o la baja capacidad de este para ser un jugador eficiente, eficaz y de bajo costo. El estado se volvería subsidiario del sector privado, actuando sólo cuando su resultado no fuera adecuado para las necesidades del país, especialmente en lo social, y siempre con el visto bueno del Congreso.
  6. Énfasis prioritario del país hacia la educación, con fortalecimiento en la diversidad de conocimientos, en las fuentes de investigación y en el favorecimiento de la complementariedad por parte de universidades y centros de investigación de gran diversidad de países.

Con cifras tomadas de Trading Economics, para mencionar sólo la última década, Chile pasó de un PIB por habitante en el año 2010 de US$22.337a US$24.967 para el año 2019 (no se compara el 2020 por ser atípico con la pandemia del Covid19), mientras Colombia para las mismas fechas pasó de US$12.480 a US$13.441 por habitante, respectivamente. Mirado para el último período, Chile tiene un PIB por habitante que es superior al de Colombia un 85.7%. A su vez, los niveles de pobreza en Chile habían llegado a sólo el 8% de su población y los de Colombia a 27% antes de la pandemia.

Es cierto que en ambas naciones se han presentado problemas tradicionales de concentración de la riqueza, como en muchas en Latinoamérica, pero esa mayor riqueza aún con su concentración también ha permitido mayor bienestar, nadie podría negar que en los últimos 50 años el progreso de cada uno de esos dos países y sus habitantes es notable. Sin embargo, los chilenos se decidieron por una nueva constitución, ya en redacción, para considerar en ella el concepto de “dignidad”, relacionada con el buen trato y el acceso a posiciones sociales mejores para los ciudadanos, así como hacer constar los derechos sociales en la misma y a cargo del Estado. En nuestra modesta opinión, no basta la redacción de los derechos en la constitución, además, la reacción inicial en Chile es ampliamente desfavorable pues los empresarios al ver amenazadas la libertad del mercado y de lo privado y la eventual preponderancia del Estado y su autoritarismo intervencionista en la vida económica, han empezado a llevar al exterior sus inversiones.

En Colombia, la Asamblea Constituyente del 91 elaboró la Constitución actual -con principios semejantes a los mencionados para Chile en los seis puntos anteriores- que ya ha tenido más de 50 reformas, sin embargo, algunos sectores de la izquierda hablan de la necesidad de una nueva Constituyente, como si la solución de los problemas fuera de redacción y no de la dinámica acción sinérgica privada y pública para ponerla en marcha, acompañada de buen gobierno, del combate a la corrupción y, por supuesto, de un robusto presupuesto público.

Lo curioso es que los chilenos constituyentes quieren tomar apartes de la Constitución colombiana por estar establecido que Colombia es un “Estado social de derecho”, lo cual, los chilenos consideran que no lo son según su constitución actual. Esto parece que se logrará en Chile, según su opinión, si: 1. Si los derechos sociales quedan consagrados en la constitución (salud, educación, vivienda, trabajo, bienestar, etc.), 2. Si la constitución declara que el país es una nación plurinacional (diversidad de territorios con características diferentes, que deben tener autonomía, incluidos los pueblos originarios), 3. Que el país es pluricultural (culturas y creencias diferentes que deben considerarse y respetarse desde la propia constitución) y 4. Que Chile está comprometido con el medio ambiente, según lo establezca su nueva carta política. Será que, con estos cambios, ¿la Chile de hoy se transformará en una mejor nación para todos sus ciudadanos o, por el contrario, más estatizada, con mayor regulación sobre el mercado y mayor control de la propiedad privada y de la libertad individual?, si es esto último, sería acabar de tirar por la borda muchos años de desarrollo económico y social, como ha ocurrido en otros de los países latinoamericanos que han abrazado esas banderas estatistas. Sobre esa nueva Chile estatista, que puede ocurrir, no quisiéramos ser testigos de su paulatina destrucción. Colombia también está avisada.

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