sábado, 14 de agosto de 2021

EL POPULISMO DE IZQUIERDA O DE DERECHA

 Comentario 16/08/2021

 

EL POPULISMO DE IZQUIERDA O DE DERECHA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El populismo puede presentarse en líderes de izquierda o de derecha, y en ambos casos es igualmente malsano y produce consecuencias muy negativas, especialmente en el largo plazo. El populismo está caracterizado por promesas vacías, es decir, llenas de sonoridad, pero de poca realidad, por ser impracticables, ilegales, no financiables o inviables en sí mismas. Además de un concepto político, el populismo suele rechazar los partidos políticos tradicionales ya sea en la práctica efectiva o en los discursos, también muy combativos frente a el statu quo o a las clases sociales, grupos políticos, de opinión o movimientos de interés ciudadano que estiman contrarios a sus ideales.

El populismo, generalmente, apela al pueblo para construir su poder, entendiendo al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o políticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante de los males que, supuestamente, encarnan las clases privilegiadas o los opositores. Los líderes populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes, frecuentemente sembrando odio de clases o rivalidades entre grupos de ciudadanos o regiones, que pueden volverse, con el tiempo, radicales y violentos.

Generalmente el término populismo tiene un sentido peyorativo, aunque para el ciudadano común suena, en principio, maravilloso, ya que hace referencia a las medidas políticas que lo favorecen, aunque, en realidad, los populistas no buscan el bienestar o el progreso de un país, sino que se trata de conseguir la aceptación de los votantes para ser elegidos, sin importar las consecuencias y, por supuesto, el cumplimiento de las promesas.

Por ejemplo, del lado de la izquierda suelen ocurrir fenómenos como ofrecer subir el salario mínimo en cualquier momento, sin consultar las verdaderas posibilidades y las realidades económicas del país y sus empresas, esta una decisión propia del populismo, que tiene consecuencias nefastas posteriormente desde el punto de vista económico y especialmente en fenómenos inflacionarios. El populismo de izquierda puede ahuyentar las inversiones extranjeras por un supuesto nacionalismo que expropiará o nacionalizará empresas o inversiones extranjeras, lo cual, finalmente, sume a la población en más pobreza por falta de oportunidades o de la ausencia de competitividad del país.  

En la otra orilla, los populismos de derecha, frecuentemente con talante autoritario y despótico, suelen asumir posiciones guerreristas, de limitación de libertades a ciertos grupos de ciudadanos, persecución a sus opositores o favorecimiento de grupos económicos de su interés, en menoscabo de poblaciones menos pudientes, todo esto mencionando sólo algunos ejemplos.

Por supuesto, en cada país suceden cosas diferentes cuando atraviesan fenómenos de candidatos o gobernantes populistas, y en ocasiones son graves y extremos, como sería el caso de afectar las libertades políticas y someter a prisión las corrientes de opinión opositoras.

En algunos casos se habla de candidatos populares, en contrario sentido de populistas, cuando significa que son reconocidos y muy aceptados por la ciudadanía, se trata de propuestas o líderes que buscan construir el poder a partir de la efectiva participación de las grandes mayorías de la población, por lo cual son muy bien reputados.

Se sabe que los populistas no conforman un conjunto homogéneo, sino que muestran ciertas diferencias notables en cuestiones políticas y económicas. Por otro lado, tienen muchos puntos en común que los oponen a quienes no participan de su ideología, la cual se basa principalmente y más frecuentemente en la distribución del ingreso y la riqueza, con un corte marcadamente socialista.

En los años recientes, no hubo experiencia populista regional que no atravesara serias dificultades de orden económico, político o social o que no terminara en una debacle de tal naturaleza que destruyera la economía, las instituciones, los partidos, los derechos ciudadanos, las leyes y, además, que no se apropiara de la interpretación de la ley a su amaño y conveniencia. Es un hecho verificado que se vuelven verdaderamente arbitrarios en la interpretación a su favor de las Constituciones de los respectivos países.

Los populistas tienen al inicio momentos de gloria y de relativo éxito, utilizando medios como la emisión monetaria para financiar gasto público, abusar del endeudamiento, decretar la ejecución de obras, programas y contratos no viables técnica o financieramente,  sin respaldo económico, lo cual les crea una aureola de “redentores” pero, simultáneamente, echándole el “agua sucia” al sector privado, a los ricos y a los grupos económicos, además, persiguiendo opositores como traidores al país, etc., etc.

La emisión monetaria creará una dependencia del Estado por ese tipo de “recursos”, fáciles y siempre disponibles, hasta convertirse en una alta o desbocada inflación por ser gastos sin producción real que cree dinero y esto, como se ha demostrado toda la vida, en todos los países, terminará socavando el ingreso de los ciudadanos y especialmente de los más pobres que no tienen más alternativa que comprar lo que necesitan para su vida y sustento a precios más altos cada vez. Ver, por citar un ejemplo, la hiperinflación que ha tenido la Venezuela con el populismo de Chaves y Maduro quienes destruyeron el valor de su moneda y de sus reservas, al punto que nadie recibe las distintas denominaciones del Bolívar que han intentado (cuántas veces han quitado ceros y ahora van para moneda digital sin ningún respaldo), el cual tuvo que ser sustituido por el truque o por el uso del dólar como moneda de cambio corriente.

Cabe mencionar que estos procesos populistas suelen tomar unos cuantos años y para corregirse muchos más, dolorosos, tortuosos e inciertos. En el mundo entero, el cuadro final es siempre el mismo: es muy difícil y costoso recuperar un país luego de un período de marcado acento populista en su gobierno. En consecuencia, alejémonos de los “pajaritos de oro y los cantos de sirena” de los populistas de cualquier naturaleza.

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