Comentario 16/08/2021
EL
POPULISMO DE IZQUIERDA O DE DERECHA
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
El
populismo puede presentarse en líderes de izquierda o de derecha, y en ambos
casos es igualmente malsano y produce consecuencias muy negativas,
especialmente en el largo plazo. El populismo está caracterizado por promesas
vacías, es decir, llenas de sonoridad, pero de poca realidad, por ser
impracticables, ilegales, no financiables o inviables en sí mismas. Además de
un concepto político, el populismo suele rechazar los partidos políticos
tradicionales ya sea en la práctica efectiva o en los discursos, también muy
combativos frente a el statu quo o a las clases sociales, grupos políticos, de
opinión o movimientos de interés ciudadano que estiman contrarios a sus
ideales.
El
populismo, generalmente, apela al pueblo para construir su poder, entendiendo
al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o
políticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante de los males que,
supuestamente, encarnan las clases privilegiadas o los opositores. Los líderes
populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes,
frecuentemente sembrando odio de clases o rivalidades entre grupos de
ciudadanos o regiones, que pueden volverse, con el tiempo, radicales y
violentos.
Generalmente
el término populismo tiene un sentido peyorativo, aunque para el ciudadano
común suena, en principio, maravilloso, ya que hace referencia a las medidas
políticas que lo favorecen, aunque, en realidad, los populistas no buscan el
bienestar o el progreso de un país, sino que se trata de conseguir la
aceptación de los votantes para ser elegidos, sin importar las consecuencias y,
por supuesto, el cumplimiento de las promesas.
Por
ejemplo, del lado de la izquierda suelen ocurrir fenómenos como ofrecer subir
el salario mínimo en cualquier momento, sin consultar las verdaderas
posibilidades y las realidades económicas del país y sus empresas, esta una
decisión propia del populismo, que tiene consecuencias nefastas posteriormente
desde el punto de vista económico y especialmente en fenómenos inflacionarios.
El populismo de izquierda puede ahuyentar las inversiones extranjeras por un
supuesto nacionalismo que expropiará o nacionalizará empresas o inversiones
extranjeras, lo cual, finalmente, sume a la población en más pobreza por falta
de oportunidades o de la ausencia de competitividad del país.
En
la otra orilla, los populismos de derecha, frecuentemente con talante
autoritario y despótico, suelen asumir posiciones guerreristas, de limitación
de libertades a ciertos grupos de ciudadanos, persecución a sus opositores o
favorecimiento de grupos económicos de su interés, en menoscabo de poblaciones
menos pudientes, todo esto mencionando sólo algunos ejemplos.
Por
supuesto, en cada país suceden cosas diferentes cuando atraviesan fenómenos de
candidatos o gobernantes populistas, y en ocasiones son graves y extremos, como
sería el caso de afectar las libertades políticas y someter a prisión las
corrientes de opinión opositoras.
En
algunos casos se habla de candidatos populares, en contrario sentido de
populistas, cuando significa que son reconocidos y muy aceptados por la
ciudadanía, se trata de propuestas o líderes que buscan construir el poder a
partir de la efectiva participación de las grandes mayorías de la población,
por lo cual son muy bien reputados.
Se
sabe que los populistas no conforman un conjunto homogéneo, sino que muestran
ciertas diferencias notables en cuestiones políticas y económicas. Por otro
lado, tienen muchos puntos en común que los oponen a quienes no participan de
su ideología, la cual se basa principalmente y más frecuentemente en la
distribución del ingreso y la riqueza, con un corte marcadamente socialista.
En
los años recientes, no hubo experiencia populista regional que no atravesara
serias dificultades de orden económico, político o social o que no terminara en
una debacle de tal naturaleza que destruyera la economía, las instituciones,
los partidos, los derechos ciudadanos, las leyes y, además, que no se apropiara
de la interpretación de la ley a su amaño y conveniencia. Es un hecho
verificado que se vuelven verdaderamente arbitrarios en la interpretación a su
favor de las Constituciones de los respectivos países.
Los
populistas tienen al inicio momentos de gloria y de relativo éxito, utilizando
medios como la emisión monetaria para financiar gasto público, abusar del
endeudamiento, decretar la ejecución de obras, programas y contratos no viables
técnica o financieramente, sin respaldo económico, lo cual les crea una
aureola de “redentores” pero, simultáneamente, echándole el “agua sucia” al
sector privado, a los ricos y a los grupos económicos, además, persiguiendo
opositores como traidores al país, etc., etc.
La
emisión monetaria creará una dependencia del Estado por ese tipo de “recursos”,
fáciles y siempre disponibles, hasta convertirse en una alta o desbocada
inflación por ser gastos sin producción real que cree dinero y esto, como se ha
demostrado toda la vida, en todos los países, terminará socavando el ingreso de
los ciudadanos y especialmente de los más pobres que no tienen más alternativa
que comprar lo que necesitan para su vida y sustento a precios más altos cada
vez. Ver, por citar un ejemplo, la hiperinflación que ha tenido la Venezuela con
el populismo de Chaves y Maduro quienes destruyeron el valor de su moneda y de
sus reservas, al punto que nadie recibe las distintas denominaciones del
Bolívar que han intentado (cuántas veces han quitado ceros y ahora van para
moneda digital sin ningún respaldo), el cual tuvo que ser sustituido por el
truque o por el uso del dólar como moneda de cambio corriente.
Cabe
mencionar que estos procesos populistas suelen tomar unos cuantos años y para
corregirse muchos más, dolorosos, tortuosos e inciertos. En el mundo entero, el
cuadro final es siempre el mismo: es muy difícil y costoso recuperar un país
luego de un período de marcado acento populista en su gobierno. En
consecuencia, alejémonos de los “pajaritos de oro y los cantos de sirena” de
los populistas de cualquier naturaleza.
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