Comentario 20/09/2021
EL
PENSAMIENTO SOCIALISTA Y SUS RESULTADOS
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
En
los últimos años, Latinoamérica se ha visto fuertemente influenciada por varios
gobiernos de corte socialista y, como consecuencia, estos países han tenido que
ver sus economías atravesando momentos de dificultad, dado que los modelos de
este corte ideológico afectan gravemente la estabilidad macroeconómica, la
propia democracia, las relaciones internacionales y la seguridad de la
inversión e iniciativas privadas.
No
han pasado muchos años de haber escuchado, fuerte y claro, al comandante Hugo
Chaves en Venezuela pronunciar las palabras “Exprópiese”, al referirse a
empresas y propiedades que pertenecían a familias que tuvieron que huir del
país para buscar un refugio para sus vidas, sus negocios y su propia libertad,
amenazadas por el régimen socialista, autocrático, populista, nacionalista y
autoritario.
Los
resultados de Venezuela han sido dramáticos desde cualquier punto de vista:
destrucción del aparato productivo económico, éxodo de venezolanos, con
sus recursos, ilusiones y proyectos de vida y de empresas tradicionales y
productiva con empleo e inversión, corrupción y narcotráfico, terrorismo,
lavado de activos, persecuciones políticas, familias divididas, pérdida de
recursos petroleros por haberlos dilapidado por su asociación con países, como
Cuba, de la misma órbita de pensamiento, reservas internacionales prácticamente
agotadas, cierre de crédito externo, entre muchos otros terribles hechos, que
los venezolanos han tenido que padecer.
La
inflación es galopante, de hecho, su moneda ya no tiene valor monetario, por
más que traten de corregirla borrándole ceros o cambiándola por nuevos iconos
monetarios. También las relaciones internacionales del país se han visto
alteradas para girar en la geopolítica de los países de corte comunista o
fundamentalista como Rusia, Irán, Turquía y China, por supuesto. Se han
granjeado, además, la enemistad de sus antiguos socios de comercio, de
vecindad, de inversión y de desarrollo.
Pues
bien, este ejemplo viene siendo empleado también en países como Cuba o
Nicaragua, con resultados igualmente desastrosos, recordemos, además, en el
caso de estos países la terrible persecución y encarcelamiento de opositores y
la restricción de libertades ciudadanas y de opinión. Recientemente,
además, en Perú con el nombramiento de Pedro Castillo, donde apenas comenzando
y el país ya muestra gran éxodo de capitales, freno a la inversión extranjera y
deteriorar macroeconómico significativo y un ambiente político totalmente
polarizado por su orientación ideológica y la conducta política radical de
varios de los miembros de su gabinete. Recordemos también el Ecuador de Rafael
Correa que llevaba su país a un despeñadero económico por su déficit fiscal,
los subsidios populistas, el endeudamiento externo y la corrupción, frente a la
cual ya ha sido acusado y encontrado culpable.
Triste
ver cómo ese mismo el “bicho socialista” picó a Argentina y de la mano de la
familia Kirchner y de Alberto Fernández, el deterioro económico y social es
cada vez peor, no es gratuito el revés electoral que han tenido recientemente,
y, aunque buscan a quién endilgarle la culpa, la responsabilidad es de ellos,
especialmente de la corrupta familia Kirchner. No ha sido tampoco feliz el
gobierno de Andrés Manuel López obrador en México, acusado de fuerte represión
a los órganos judiciales y a la prensa por oponerse a la prórroga de su
mandato, como indica la constitución. Son sinuosas y poco ortodoxas sus conductas
populistas y de acendrado nacionalismo proteccionista. Lo mismo puede afirmarse
de Luis Arce en Bolivia, con su “segundo de a bordo”, Evo Morales, dada su
persecución a la oposición -como le ha ocurrido a la expresidenta Yanine Áñez,
hoy en procesada y amenazada con 30 años de prisión por traición a la patria- y
su desafío con las instituciones de financiamiento internacionales.
Para
muestra estos botones de gobiernos de corte socialista, los cuales, defienden
más sus intereses políticos y económicos, que las reivindicaciones sociales, o
los criterios de respeto por la constitución y los propios de la oposición.
Todos terminan por volverse autocráticos en nombre del pueblo que dicen
gobernar y terminan siendo un desastre para la estabilidad de la democracia, el
respeto a la Constitución y la Ley, a la división de poderes, a la inversión
privada, la propiedad privada, la libertad de opinión y los derechos de los
demás ciudadanos.
En
Colombia tenemos mucho que aprender y demasiado que reflexionar sobre esas
experiencias dolorosas y cercanas, para prepararnos en nuestra propia selección
de candidatos idóneos, democráticos, con respeto por la propiedad, las
instituciones y el modelo económico, político y social que nos acompaña y que
le ha permitido al país niveles de progreso notables en los últimos 50 años.
No
estamos exentos de experimentos socialistas y candidatos populistas, con falsos
nacionalismos, y generación de odio de clases. La campaña de la izquierda
radical en Colombia actualmente consiste en desprestigiar, a como dé lugar, el
gobierno de Duque y las instituciones democráticas, generando odio de clases.
Podemos estar o no de acuerdo con los aciertos de Iván Duque, quien ha
conducido al país en el más terrible escenario de pandemia, paros y violencia,
narco guerrillera y de problemas importados de vecinos indeseables como el
gobierno venezolano, sin embargo, dejará al país con un crecimiento económico
importante y superior a los niveles pre pandemia, con un gasto social como
nunca antes había sucedido y con la integridad de sus instituciones y de su modelo
democrático.
Cuando
el expresidente Uribe le dice al país “ojo con el 22” sabe muy bien porqué lo
dice, el temible socialismo acecha la nación, sus instituciones, su sector
privado y las libertades de sus ciudadanos.
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