Comentario 27/09/2021
EL
VACÍO DE PODER
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
En
los países latinoamericanos existe la tendencia a generar vacíos de poder,
especialmente en épocas preelectorales, dado que los viejos copartidarios se
alejan del actual gobernante para quedar con las manos sin ataduras y poder
presentar sus opiniones y propuestas sin las reservas que pudo haber dejado la
actuación del gobierno anterior.
Y,
el gobernante, a su vez, debe generar la efectiva independencia de las
tendencias y eventos electorales, porque, de lo contrario, los hechos de
gobierno, el desarrollo de iniciativas o la promoción de nuevas leyes pueden
ser vistos como tendenciosos y favorecedores de sus correligionarios y opuestos
a los contradictores, frecuentemente con violación de códigos o normas que
prohíben estas actuaciones y las sancionan, entre ellas las llamadas leyes de
garantías.
Generalmente,
en época electoral, se congelan ciertos gastos del presupuesto o la iniciativa
de nuevas contrataciones o de campañas de promoción y publicidad de proyectos o
ejecuciones gubernamentales. La oposición enfila baterías para cuestionar cada
acto de gobierno que consideran de intervención en política electoral y
favorecimiento de los candidatos y las ideas de su corriente política.
En
esas circunstancias, lo que puede ocurrir es una especie de vacío de poder,
real o imaginaria, si el gobernante no se "amarra los calzones” y deja de lado
el momento electoral para enfocarse decididamente en terminar su obra de
gobierno. Simplemente, esto no es una conducta fácil por estar cerca el término
de su mandato y verse sometido a todo tipo de críticas, no en vano este período
se ha llamado “con el sol a la espalda”, para significar que ya viene el ocaso
de un gobierno, un poco en el sentido de que ya su turno terminó.
Sin
embargo, lo peor que debe hacer un gobernante es abandonar su programa de
gobierno dadas las circunstancias diferentes que atraviesa y, en ocasiones, las
circunstancias difíciles de ese último año de mandato. Eso es, precisamente, el
vacío de poder es como si viviéramos en la sombra, pero con el sol de frente,
porque el país y sus soluciones no se pueden aplazar hasta que pase el período
electoral, con toda su fanfarria de promesas y, muchas veces, con profundos
vacíos de soluciones reales, sólo promesas, que suenan lindas y redentoras,
pero que no consultan las realidades y las capacidades que el país y sus
presupuestos tienen.
Lo
frecuente es que los políticos con pretensiones electorales lanzan todo tipo de
propuestas, sin indicar ni el cómo las van a realizar, con cuáles recursos y
con qué duración en su ejecución y cumplimiento. Palabras llenas de vacío, pero
convincentes ante las necesidades de la población, la cual, ingenuamente, y, a
pesar de que la historia les demuestra que los cumplimientos son muy pocos,
siguen creyendo en los candidatos y más en los que hábilmente, dicen y predican
lo que el pueblo quiere oír.
Así,
por acción del gobernante y sus colaboradores o por las actuaciones de la clase
política, sobreviene un vacío real de poder en la decisión o en la gestión. Con
frecuencia escuchamos que ya como viene el último año del gobierno de turno,
hay que aplazar las iniciativas en curso y ni hablar de las que apenas están en
los inicios de su trámite.
Ahora,
se aducen restricciones legales, inconveniencias políticas o cualquier otra
excusa para aplazar las decisiones y las acciones. Se indica que no son sólo
las ataduras que se derivan del cumplimiento de las leyes, sino también de los
presupuestos que se agotan y los tiempos que se achican, así como la escasa
voluntad de los funcionarios por permanecer en el gobierno hasta su último día,
los cuales, generalmente buscan otros refugios alternativos en forma pronta,
sobre todo si tienen aspiraciones políticas y electorales.
Si
el gobernante no se para al frente del país y de sus compromisos para
cumplirlos, o, al menos, avanzarlos, puede pasar un largo período de tiempo sin
ejecuciones o realizaciones significativas. Así las cosas, se puede volver a un
período de parálisis.
Pero
si a lo anterior sumamos el primer año del gobierno siguiente, el cual apenas
entra a “afinar los instrumentos y el grupo de músicos”, de nuevo podemos tener
otro vacío de poder en la ejecución de las obras que el país requiere.
Todo nuevo gobierno, normalmente, tiene que “formar” equipo de gobierno
en el propio ejecutivo, en el legislativo y en el poder judicial, sintonizando
tiempos y prioridades, aprobaciones y avances, para poder empezar a ejecutar lo
que se propone.
Es
de suma importancia que el gobierno que está de salida termine lo mejor posible
su labor, y, el que está de llegada, no se demore en la ejecución de su
programa de gobierno, que en ese momento debería estar completamente definido,
de tal manera que el país se gane, entre los gobiernos salientes y entrantes,
hasta dos años de ejecución.
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