Comentario 19/10/2021
EL
ORIGEN DEL SOCIALISMO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Nota:
los hechos históricos narrados en este documento han sido tomados de diferentes
fuentes disponibles en la web.
Tradicionalmente,
el socialismo es un sistema que, desde la antigüedad, exige la sustitución de
la propiedad privada por la colectiva en los medios de producción y
distribución, así como propende por la distribución igualitaria de la riqueza y
la eliminación de las clases sociales, por lo cual, en la actualidad, se asocia
con pensamientos políticos de extrema izquierda.
Los
antecedentes del socialismo son tan antiguos como la propia historia de la
humanidad, pero el término “socialismo” fue acuñado a principios del siglo XIX.
De hecho, en las aportaciones de los socialistas utópicos (Robert Owen) y,
sobre todo, en los escritos de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels
(1820-1895) se hallan los antecedentes más inmediatos del pensamiento
socialista moderno. Tanto para Marx como para Engels el socialismo es un
estadio intermedio entre el capitalismo y el comunismo, un tipo de
transformación que le sucederá al capitalismo, del mismo modo que éste sucedió
al feudalismo. Según la interpretación marxista, el capitalismo será derrotado
y el socialismo surgirá como consecuencia de la lucha de clases y las
consiguientes revoluciones proletarias que las contradicciones internas del
propio sistema capitalista generan.
Es
más, para ambos autores, el fin del socialismo es satisfacer las necesidades
materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros,
atendiendo al desarrollo de manera planificada de la economía nacional e
incrementando la productividad del trabajo social, donde cada uno aporta según
su capacidad y su conocimiento para beneficio de todos. Supuestamente, el
socialismo al satisfacer esas necesidades elimina las clases sociales, pero no
las diferencias entre los ciudadanos. Bajo esta perspectiva, la economía
socialista se apoya en la propiedad estatal, que pertenece al pueblo a través
del Estado, quien representa la colectividad. Es decir, en general, las
empresas tales como las relacionadas con la industria, el transporte, las
comunicaciones, el comercio y la agricultura deberían ser estatales, dejando a
los particulares el consumo, así muchos productos en su producción y
comercialización son exclusivos del Estado.
El
modo de producción socialista, en otras palabras, hace referencia a un sistema
de producción en el que los medios de fabricación se basan en la propiedad
social y no la privada. Es decir, para Marx, los medios de producción en una
sociedad capitalista están en manos de una clase dominante que explota al
proletariado. Así, el modo de producción socialista sucede al modo de
producción capitalista, dotando a los trabajadores de los medios para generar
sociedades más justas y enfocadas al beneficio social y colectivo. Para Marx,
además, el modo de producción socialista será el modo de producción alcanzado
por aquellas sociedades más desarrolladas y avanzadas.
Este
modo de producción, en el que se basa el sistema socialista, destaca entre sus
características la abolición de la propiedad privada. No obstante, además de
esta característica, su teoría incluye otra serie de propiedades que
mencionamos a continuación y supone principios aplicados tales como: propiedad
colectiva, sistemas igualitarios, igualdad económica, social y política de los
individuos, supresión de la competencia privada por una economía planificada,
fijación de precios, control económico total y absoluto del Estado, trabajo y
salario en función de las necesidades de las familias en todos los modos de
producción. La desaparición del modo de producción capitalista derivaría en la
supresión de la lucha de clases. En este sentido, los trabajadores poseerían
los medios de producción a través del Estado, impidiendo que la clase dominante
generase plusvalías mediante la llamada “explotación” de la fuerza laboral. Por
tanto, Marx consideraba la economía socialista como una fase más avanzada que
la economía capitalista.
Entre
las críticas más comunes al concepto podemos destacar varios temas muy
relevantes, por ejemplo: la falta de incentivos en el trabajo, al estar
hablando de sistemas igualitarios, también la pérdida de libertad económica,
pues hablamos de sistemas en los que no existe la libertad para la iniciativa
privada y la concentración del poder en manos del Estado. Ahora, ¿quién es el
Estado o por quién está representado?, en los gobiernos socialistas y comunistas
no hay partidos políticos, el partido es único y su comité central también es
único y todopoderoso (son verdaderas camarillas), lo cual lo hace más lejano al
poder real de los trabajadores.
Muchas
críticas, adicionales, se centran en ese poder del Estado que pierde la
sociedad, tales como: la inadecuada asignación de los recursos (politiquería y
corrupción) por parte del Estado, como se ha demostrado en muchos países de
corte comunista. Además, la incapacidad del Estado para controlar los precios
de todos los recursos, de los bienes y de los servicios en un mercado que se
caracteriza por ofertas y demandas variables a través del tiempo y de los
ciclos de producción, expansión y depresión.
Entre
los países más reconocidos en el mundo de corte socialista está la experiencia
de China con su modelo híbrido de partido único de tipo comunista, pero con
libertad de empresas y mercados, donde se han producido un gran desarrollo
económico y un progreso social y científico notables, aunque hay grandes masas
en la pobreza todavía, como sucede también en las economías capitalistas
quienes tampoco han logrado solucionar los niveles de pobreza en forma
realmente notable, con algunas excepciones como en los países nórdicos de
economía de mercado (Suecia, Noruega, Dinamarca, por ejemplo).
Las
demás experiencias cercanas o las más conocidas como las de Cuba, Nicaragua,
Venezuela y Argentina, han constituido un desafortunado experimento. Se destaca
Corea del Norte por su desarrollo militar, pero la más absoluta pobreza en su
población. El caso de Rusia y sus antiguos aliados en la URSS demuestran
avances notables, tanto económicos como militares, pero con grandes carencias
sociales y pérdida de libertades individuales.
En
todos estos países, además, con gran conflicto político por el modelo estatista
que privilegia a las camarillas de gobierno y concentra el poder y los recursos
económicos. En nuestra opinión no son realmente ejemplos para copiar. Como
decía Winston Churcill: “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de
la ignorancia y la prédica de la envidia, que tiene como única virtud inherente
la distribución igualitaria de la miseria”.
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