lunes, 7 de febrero de 2022

VOTO DIVIDIDO = VOTO PERDIDO

 Comentario 07/02/2022

 

VOTO DIVIDIDO = VOTO PERDIDO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El escenario que nos acompañará en el proceso electoral presidencial del presente año es bastante preocupante, dada la forma como los acontecimientos se vienen desarrollando: divisiones, personalismos, figuraciones individuales, aspiraciones de desconocidos políticos, transfuguismo, acusaciones, zancadillas, falta de identidad política, partidos tradicionales desdibujados, avales de última hora, y un sin número de candidatos de todos los colores, alrededor de unos 20. Algunos de ellos se decantarán en las consultas del mes de marzo, pero al final, para la elección presidencial, van a participar demasiados, probablemente cinco o seis o, de pronto, más. Vamos a ver cuántos se "bajan o se suben al bus de las presidenciales”.

Aparentemente es bueno que participen varios candidatos, es decir, y como dirían las abuelas, “que haya bastante de dónde escoger”, sin embargo, en un país fuertemente polarizado y cargado de ánimos, es un motivo de preocupación, por la atomización de los votos en corrientes de opinión, muchas de las cuales, al parecer y hasta ahora, no se diferencian en sus contenidos ideológicos, sólo en la posición en el horizonte de derechas, centros o izquierdas en que se auto clasifican. La razón es que no han hecho una presentación formal, sustentada y argumentada de sus programas, sólo de su grupo político, como lo más conveniente para el país. Veamos:

En política existen tradicionalmente dos grandes visiones sobre cómo desarrollar nuestros países, hacer crecer nuestras economías y afrontar los problemas sociales que nos aquejan. Una visión, la cual siempre se la ha llamado de derecha, propende por el capitalismo democrático (originada en el liberalismo económico) como enfoque político, económico y social, visión según la cual, es el sector privado el llamado a tener el liderazgo económico y mantener la iniciativa particular como el pilar del desarrollo de los mercados, con el apoyo del Estado en lo que es de interés nacional- como la salud, la educación, la vivienda, entre otros- en las relaciones exteriores o en el acompañamiento y servicio social a las poblaciones vulnerables. Por supuesto, ante todo se refiere a un Estado democrático, con elecciones populares libres, separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y sujeción a la constitución, a las leyes y a los tratados que nos obliguen internacionalmente. Lamentablemente, en algunos casos, estos modelos de gobierno se han vuelto totalitarios o dictatoriales.

En el otro extremo, siempre se ha hablado de las corrientes de la izquierda, como aquellas que propenden por mayor o total intervención del Estado en la conducción de los asuntos de la nación para superar los problemas de equidad en las oportunidades y las circunstancias de la pobreza, relegando el papel del sector privado al direccionamiento que el Estado establezca. Este modelo es conocido como el del socialismo, que en algunos casos se desarrolla en escenarios democráticos, bajo la figura de la socialdemocracia, pero, en otros casos, se convierten en gobiernos autocráticos, con limitación a las libertades individuales, fuerte intervencionismo estatal en la economía, partidos únicos y hegemonía en el poder, bajo el llamado socialismo de estado. ¿Y dónde queda el centro?

En la práctica, es difícil saberlo, puesto que no existe una definición única y cada uno que lo describe parece tener una aproximación diferente, lo que algunos llaman matices. En principio podríamos decir que no es el capitalismo democrático puro o el socialismo de estado puro, es como una mezcla de ambos, lo cual lo hace difícil de entender. De hecho, algunos autores dicen que “el centro no existe” y quien trata de ir por el centro, no logra ni lo mejor de un modelo ni lo mejor del otro y posiblemente se queda en el peor de los mundos. Se dice entonces, que el centro propende por “tanto Estado como se requiera, pero tanta libertad de mercado como sea posible”. Equilibrio difícil de lograr, pues, generalmente, se es lo uno o lo otro, pero no los dos a la vez, la casuística del caso a caso para gobernar es un horror, a veces si y a veces no, ¿entonces?

Es claro que, para las elecciones presidenciales del 2022 - también para las de Senado y Cámara- se avizoran tres grandes corrientes de opinión. Por una parte, los partidos con orientación de defensa de la libertad y la iniciativa privadas, genéricamente denominados como la derecha, donde están los ex alcaldes Char, Peñalosa y Gutiérrez, por un lado, o la centro derecha, para algunos, o centro izquierda, para otros, con el heterogéneo grupo que acompaña a Fajardo, Galán, Jorge Robledo y a Alejandro Gaviria, como los más representativos; finalmente, los llamados independientes como Oscar Iván Zuluaga, por el centro democrático, Rodolfo Hernández e Ingrid Betancourt, quien se separó del movimiento de Fajardo recientemente porque lo calificó como clientelista. En el otro extremo, la izquierda, se aglutinan alrededor de la Colombia Humana de Petro personajes de la antigua Unión Patriótica, el Polo Democrático y el partido Comunista, con los dos recientes adeptos que llegan allí después de estar en todo tipo de partidos, Roy Barreras y Armando Benedetti, en este caso, también para citar sólo los más reconocidos.

Petro tiene su caudal de votos, estimado en el 27% de los votantes, que le son fieles, según las últimas encuestas, los demás, siendo los más notorios de ellos, Hernández, Char, Zuluaga y Fajardo, con porcentajes entre 4% y 12% y los restantes, con porcentajes muy bajos. Aparece también un 27% de indecisos o que no votarán, según la encuesta de Yanhaas publicada en EL Colombiano el 7/2/2022.

Las consultas de marzo disminuirán el número de candidatos, pero los que quedarán son demasiados, frente a la consistencia de la Colombia Humana. No hay que decir más, el resto de los votos se dividirá en porcentajes tan bajos que será difícil destronar a Petro, quien pasará a la segunda vuelta muy fortalecido. Voto de derecha o centro tan dividido, será voto perdido.

¿Que sigue después?, nadie lo sabe, pero si los candidatos de la derecha y del centro derecha, no se aglutinan para la segunda vuelta, el país quedará en manos de la izquierda y será otra nación latinoamericana con este enfoque de gobierno, aún con la pésima experiencia de gobiernos semejantes en México, Nicaragua, Venezuela, Argentina y Perú.

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