domingo, 27 de marzo de 2022

DE LA POLARIZACIÓN A LA RADICALIZACIÓN

 Comentario 28/03/2022

 

DE LA POLARIZACIÓN A LA RADICALIZACIÓN

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Después de la votación del pasado 13 de marzo por las tres coaliciones que se formaron en el país alrededor de las llamadas ideas de izquierda con el Pacto Histórico, liderado en la votación por Gustavo Petro, las autodenominadas de centro, lideradas por Sergio Fajardo, y las clasificadas como de derecha, del llamado Equipo por Colombia, lideradas por Federico Gutiérrez, entra en la recta final la elección presidencial, con la presencia, además, de candidatos independientes tales como, entre otros, Rodolfo Hernández, calificado como de derecha, e Ingrid Betancourt ubicada en el centro, aunque separada de ese grupo.

La votación por Sergio Fajardo fue tan pobre, aún por sus coterráneos de Antioquia, que se da por descontado que su opción de llegar a la segunda vuelta es ninguna. Los votos de su grupo político, una mezcla rara de matices de muchos colores políticos, algunos bastante radicales o con pasados comprometedores con las derechas o las izquierdas, terminarán alinderándose de esa manera y buscarán cobijo entre los seguidores de Gutiérrez o de Petro, respectivamente, sin que se sepa aún cuántos de ellos para cada bando.

Tampoco es dable pensar que Hernández y Betancourt, aunque sigan en la carrera presidencial, pasarán a segunda vuelta, no tienen la fuerza o la organización política de los otros dos, para levantar el vuelo de los votantes, ya decididos por una de las dos figuras de Fico y Petro, o de los que no participaron en esta consulta y que lo harán en la primera o segunda vuelta. La suerte parece estar echada en favor de la derecha y de la izquierda y los votantes tendrán que replantear su posición para reafirmarla en favor de alguno de los dos últimos o para decidirse si aún no tenían en la mente una decisión formada, un voto en blanco o un no voto. En fin, todo parece indicar que se aproxima una dura batalla por las fuerzas de la izquierda y las de la derecha por conquistar el favor de los votantes y de esta manera imponerse en la primera o en la segunda vuelta, esta última como la más probable para esa decisión. Es decir, no es previsible tampoco que alguien gane en la primera vuelta más del 50% de los votos válidos para proclamarse como presidente. Esto se irá a la segunda vuelta, en forma casi completamente segura.

Según los conteos iniciales, si nos basamos en la composición del Senado, los escaños de la izquierda sumarían cerca de 40, incluidos los cinco votos de los Comunes que por el acuerdo de paz tienen gratuitamente derecho a esas curules. Los votos de la derecha parecen ser hasta ahora alrededor de 50, incluidos el Partido Conservador, el Centro Democrático, Cambio Radical, la U, la Coalición Mira y Colombia Justa y Libre. De acuerdo con los anteriores resultados, en principio, el país estuvo más de acuerdo con la tradición democrática y de libertad individual y de empresa de la derecha, que con la autocracia y el autoritarismo estatal al estilo petrista. Falta ver qué camino toma el partido liberal con 15 curules, después de la ofensa de Francia Márquez al expresidente Cesar Gaviria, aunque, muy probablemente no se irán en bloque para uno u otro sector, de derecha o de izquierda, habrá de los unos y de los otros, por sus respectivas orientaciones. Aun siendo liberales, le juegan más a la institucionalidad democrática que al totalitarismo. Claro que en materia política todo está por verse, todo se negocia y todo se compra o se vende, según los intereses y las prebendas, como generalmente lo hemos visto.

Ojalá la campaña y las “contiendas” electorales que siguen sean de altura, con argumentos viables, posibles y convenientes para el país y no con promesas vacías, mentiras o engaños, con palabras milagrosas como la democratización en contrario sentido de la expropiación de los bienes y derechos de los ciudadanos, para favorecer supuestamente a simpatizantes políticos con simulados argumentos tales como la equidad, la justicia o la igualdad.

Lamentablemente, tememos pensar que será una campaña llena de polarización, la misma que viene desde el gobierno Santos con los acuerdos de paz. Y aún más enconada y radical con relación a los modelos económico, político y social que cada candidato defiende y representa. Veremos posiciones tajantes, no negociables, de principios políticos de derecha y de izquierda. Nada está escrito en términos de la orientación final de los votantes. Hay cansancio con los gobiernos de derecha, por su insuficiente solución de los problemas nacionales de los últimos años, aún en medio de las vicisitudes como la pandemia, pero hay evidente temor por los extremos de un gobierno de izquierda, luego de oír los exabruptos que Petro propone, cuál de ellos más descabellado y alejado de la realidad: ¿el de cesar la economía petrolera, cerrar la economía del país, apropiarse de las pensiones privadas, más gasto asistencialista con incremento de impuestos, expropiaciones de los bienes de capital o de las propiedades raíces, etc.?. No es sino mirar los ejemplos de Venezuela, Nicaragua y Argentina y el camino que parece ha tomado Chile, donde el éxodo de capitales hacia el exterior ya llega a US$50.000 millones de dólares, según los medios de la banca internacional y las calificadoras de riesgo, y este último gobierno apenas comienza.

Si alguien aún está indeciso, con las anteriores razones, lo invitemos a ejercer un voto útil por la democracia, las instituciones, la división de poderes, la libertad de inversión privada, la propiedad individual y los derechos de los ciudadanos. Vuelva su voto para la primera y segunda vuelta una defensa de esos valores. Rechace el autoritarismo, el estatismo, la expropiación y la restricción a las libertades privadas que pregona la izquierda petrista.

sábado, 19 de marzo de 2022

EL CHOQUE DE DOS MUNDOS

 Comentario 22/03/2022

 

EL CHOQUE DE DOS MUNDOS

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Nota: los hechos históricos narrados en este comentario son tomados de páginas web.

 

El neoliberalismo es una teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado en la economía, permitiendo que sea el libre mercado y la iniciativa privada quienes la promuevan y la desarrollen y por esa vía generar progreso y bienestar para la ciudadanía. Esta filosofía se transporta a los gobiernos de muchos de los países, quienes actúan en conformidad con este pensamiento.

En Colombia fue el presidente Cesar Gaviria Trujillo quien la impulsó inicialmente, tanto como el empuje que le dio a la asamblea constituyente, como las dos fichas claves para superar los problemas de violencia, por un lado, y de insuficiente desarrollo económico, por el otro. Se produjo una renovación del mapa político a partir de los resultados electorales de la Constituyente. El Partido Liberal conservaba su poder político, pero la Alianza Democrática M-19 y el Movimiento de Salvación Nacional de Álvaro Gómez mostraron mayorías determinantes para el pulso político de la Constituyente.

De hecho quienes proclamaron la constitución del 91 fueron precisamente sus tres copresidentes: Álvaro Gómez Hurtado del Movimiento de Salvación Nacional (asesinado), Horacio Serpa Uribe (ya fallecido) del partido Liberal Colombiano y Antonio Navarro Wolff, de la Alianza Democrática M-19. No vamos a entrar en grandes detalles sobre este acontecimiento, que ha sido, por sí mismo, un gran motor de transformación política, al introducir factores de igualdad, justicia y equidad muy importantes en la constitución. Simplemente hay que recordar que la nueva Constitución fue elaborada entre febrero y julio de 1991, y sobre ella recuerda el exministro Humberto de la Calle: “En las deliberaciones hubo consenso, aunque fue el gobierno quien propuso, por ejemplo, la Carta de Derechos, la reforma política, la descentralización, la banca central, el régimen de servicios públicos y la reforma a los estados de excepción”. Se crearon nuevas instituciones como la Fiscalía, la Corte Constitucional y la Defensoría del Pueblo, y herramientas como la tutela.

En cuanto a la economía, Gaviria le metió el acelerador a la apertura, y el país pasó del proteccionismo y la sustitución de importaciones a una economía de mercado. Una transformación liderada por el ministro de Hacienda Rudolf Hommes Rodríguez, que lo recuerda así: “Fue un proceso discutido y largo. En el primer semestre se desmontó el Estatuto Cambiario y se liberalizó el mercado, además se hizo una reforma a los sectores financiero y laboral. Cayeron los aranceles, se favorecieron las importaciones, se privatizaron empresas públicas, se flexibilizó el escenario laboral y se habilitó a la banca extranjera a funcionar en el país”.

Fueron múltiples los cambios en el gobierno Gaviria, antes y después de la Constituyente. Se permitió la entrada de capitales privados al sistema pensional y a la salud, y se aprobó la Ley 100 —impulsada por el senador Álvaro Uribe en el Congreso— que reformó el sistema de seguridad social en Colombia. Respecto a este revolcón económico, las posiciones fueron divergentes. Los sectores inversionistas lo celebraron, pues, como recuerda el economista Salomón Kalmanovitz, “hubo mayores entradas de capital, sobre todo en minas y petróleo, y también inversión extranjera de portafolio. Hubo cierta modernización del país en sus consumos, los que antes estaban racionados”.

En síntesis, el país sufrió grandes transformaciones políticas y económicas durante esos años, bajo un pensamiento neoliberal y neoconstitucional con la muy ágil actuación del presidente Cesar Gaviria, quien en los últimos años se ha dedicado a ser el director del Partido Liberal Colombiano.

Ahora, en 2022, en plena elección presidencial para renovar el gobierno de Iván Duque Márquez, se presentan coqueteos de apoyo político entre el Pacto Histórico liderado por Gustavo Petro, a la sazón también su candidato presidencial, y el Partido Liberal Colombiano. Acercamiento que resulta, no sólo curioso, sino y, principalmente, inverosímil, dado que el pensamiento de Petro es todo lo retardatario y retrógrado que existe, al proclamarse como defensor a ultranza de ideas tales como: el proteccionismo, el intervencionismo de estado, el rechazo a la economía de mercado, favorecedor de todo tipo de subsidios, de las estatizaciones de servicios esenciales como la salud (desmontar la ley 100 que ahora Chile, con Boric, la quiere copiar), las pensiones ( para que el ahorro privado pensional pase al estado en todo o en parte), el interés en controlar al Banco de la República para emplearlo como fuente de financiación del gasto social restándole su independencia, la llamada democratización de bienes o servicios, lo cual, en la práctica, se convertirá en exacción o expropiación, el desmonte de la economía minera del petróleo y del carbón, grandes fuentes de divisas para el desarrollo empresarial y social del país, la renegociación de los tratados de libre comercio, entre muchas otras ideas que devolverían al país muchos años atrás.

Es, aparentemente, el encuentro de dos mundos, el pensamiento neoliberal que desarrolló y defendió Cesar Gaviria Trujillo en Colombia, tanto en materia económica como constituyente, frente al pensamiento egocéntrico de Gustavo Petro, que termina siendo demagógico y populista. O será que, como se dice en política, la "política es dinámica y cambiante" y lo que pensábamos y defendíamos ayer, puede hoy, de un tajo, acomodarse para lograr acuerdos políticos, burocráticos y clientelistas.

Nada de bien le haría al país que el Partido Liberal Colombiano, defensor por definición de las libertades, ahora se pusiera a esgrimir banderas contrarias a la economía de mercado y a la iniciativa privada, condenando la libertad y la democracia del país, por acompañar al señor Gustavo Petro. Aparecería como el choque de dos mundos distintos y completamente diferentes, ¿será posible?

sábado, 12 de marzo de 2022

HABLEMOS DE LA DEMOCRACIA EN COLOMBIA

 Comentario 14/03/2022

 

HABLEMOS DE LA DEMOCRACIA EN COLOMBIA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Según el artículo primero de la Constitución Política de Colombia de 1991, somos una nación democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general. (subrayado nuestro).

Examinemos un poco más esta declaración de principios básicos de nuestro país, comenzando por hacer énfasis en que somos una nación democrática. Por definición universal la democracia es un sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de sus representantes. Además, se considera una forma de sociedad que reconoce y respeta como valores la libertad y la igualdad de todos sus ciudadanos. La forma de gobierno, por lo tanto, es democrática sobre la base de elección popular.

Por su parte, hablamos de democracia participativa como la forma de democracia en la que los ciudadanos tienen mayor participación en la toma de las decisiones políticas a través de mecanismos como los referendos, los plebiscito o las votaciones para la elección de los representantes a Cámara, Senado o a cargos de elección popular como la Presidencia y la Vicepresidencia de la República o los alcaldes y gobernadores, respectivamente, a nivel local o regional.

También puede manifestarse por medio de una diversidad de procedimientos, como los llamados presupuestos participativos, consejos vecinales, consejos comunales o consultas populares. Hay que precisar, sin embargo, que todo sistema democrático finalmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, pero los mecanismos o instituciones de participación tienen el propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de esos procesos participativos los cuales están institucionalizados. Con esto podemos subrayar las otras dos características, somos una nación participativa y admitimos el pluralismo ideológico y político de los ciudadanos, sin discriminación ni persecución de ninguna naturaleza, incluida también la no discriminación por razones de género, religión, origen o raza.

La participación potencia a los ciudadanos para tomar decisiones desde la base popular a nivel comunitario y municipal, pero debe dejar los manejos administrativos en manos de funcionarios públicos electos para desempeñar esa función. La participación popular permite también la supervisión comunitaria de estos funcionarios y establece procesos revocatorios aplicables a quienes incumplan los mandatos que su elección implique.

La democracia representativa se presenta a menudo como la forma más eficiente posible en las sociedades, dado que permite una decisión eficaz por un número suficientemente pequeño de personas en nombre del mayor número de participantes en la misma sociedad. La eficiencia de esos representantes se puede juzgar basándose en la métrica de los cumplimientos en el tiempo. Las veedurías ciudadanas, tanto como los organismos de supervisión y control, deben cumplir con esta importante misión a nombre de todos los ciudadanos.

Contrario a la idea democrática, participativa y pluralista, están los gobiernos de carácter hegemónico, dictatoriales, autocráticos y estatistas que se tienen en otras naciones, donde el régimen de libertades individuales y colectivas se limita o se cancela y el interés general pasa a ser relegado por el interés particular de las camarillas de gobierno, si existen, cuando no se trata de dictadores omnímodos y todopoderosos, los cuales, además, suprimen las instituciones y la división de poderes y aún relegan las constituciones y leyes a un segundo plano, para usarlas cuando les conviene y abandonarlas cuando los contraviene.

Muchos gobiernos que han sido originalmente nombrados en regímenes democráticos, pluralistas y participativos, terminan siendo totalitarios, con lo cual, acaban o suprimen las características más básicas y fundamentales de la democracia, como son:

  • Constitución política única.
  • Igualdad de derechos y deberes para todos.
  • Independencia de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
  • Órganos de supervisión y control
  • Iniciativa privada.
  • Propiedad privada.
  • Gobierno: es la rama ejecutiva, centrada en los sectores sociales, el orden público y las relaciones exteriores. Son: autocríticos, democráticos, con elecciones libres, con planeación y presupuestos aprobados por el Congreso y con respeto por lo privado.
  • Economía de mercado para el sector privado.
  • O economía de Estado en sectores vulnerables, estratégicos, de seguridad nacional o de prioridad nacional.
  • Sociedad: Propiedad privada con libertad de iniciativa.
  • Respeto por la dignidad humana, por el trabajo y por la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.
  • Y lo más importante, la libertad de pensamiento y de acción.

¿Será que arriesgamos esos valores en la próxima elección presidencial?

domingo, 6 de marzo de 2022

A UN PASO DEL VACÍO

 Comentario 07/03/2022

 

A UN PASO DEL VACÍO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El próximo trece de marzo se celebrará en Colombia uno de los eventos electorales del presente año, en función de definir los congresistas que formarán parte del Senado y de la Cámara de Representantes. Además, se tramitarán las llamadas consultas electorales, donde diferentes participantes con distintos enfoques políticos tratarán de ser elegidos como candidatos de esos grupos a la elección de presidente de la República, a celebrarse en mayo la primera vuelta y en junio, la segunda, para dirimir la elección entre los dos primeros en votos en la vuelta inicial. Por lo que se avizora, según las encuestas y las expectativas de los analistas políticos, la elección de congresistas será poco entusiasta, como siempre, pero esta vez, más que nunca, en cuanto a los votos que decidirán la composición del Congreso de la república, si bien éste es, nominalmente, el organismo más representativo de todas las democracias. Este fenómeno es fruto del desprestigio de la clase política, acompañada durante muchos años por los reiterados incumplimientos de las promesas de campaña, las cuales son, en la mayoría de los casos, sólo promesas llenas de los más inverosímiles propósitos, los cuales no consultan las posibilidades y las realidades del país y sus capacidades, son promesas que “endulzan” el oído y generan esperanza y votos, por supuesto, pero…, de nuevo, caen en el vacío.

Por otro lado, fenómenos tales como la corrupción, el clientelismo, el nepotismo, la politiquería y el ausentismo crónico a sus deberes de congresistas son males consuetudinarios y muy arraigados en el esquema congresional de la gran mayoría de los partidos o grupos que acceden a las curules respectivas, lo cual hace ver esos congresistas, como asunto de poca importancia y por lo tanto a no merecer ser votados, por una porción significativa de los potenciales electores. Con ello, con unos pocos votos y poca representatividad real en el conocimiento de los problemas nacionales y regionales, llegan al Congreso la gran mayoría de sus miembros. En honor a la verdad, de todas maneras, hay que decir, que brillan por lo singulares los partidos y grupos políticos que forman parte del Congreso que son estudiosos, disciplinados, cumplidos, trabajadores y propositivos, muy pocos sí, pero los hay, afortunadamente. Pero, en general, es lamentable para el país la conducta de la clase política, con sus malas mañas y pocos resultados. Lo malo es que están presentes en los períodos electorales y luego desaparecen para disfrutar de sus prebendas, con abultados salarios y espléndidos beneficios.

Contrario a la apatía con el nombramiento de congresistas, lo central del día trece serán las consultas de los grupos denominados: Equipo Colombia de centro derecha, Coalición de la Esperanza de centro izquierda y el Pacto Histórico de la izquierda radical. Los dos primeros grupos, con matices de enfoque, sin embargo, defienden el Estado de derecho, la democracia, las instituciones, la constitución, la economía de mercado, las libertades y la empresa privadas, no únicamente la acción oficial. El tercer grupo, el de la autollamada también, la Colombia Humana, en sus manifestaciones políticas es estatista, autocrática, intervencionista en la economía y anti-sector privado (empresas, empresarios, inversionistas y personas de estratos altos), pretenden que el Estado sea todopoderoso para dirigir los asuntos del propio Estado, los internacionales, la economía, la moneda, la iniciativa privada y aún los temas de comunidad. Este sería un cambio radical en el modelo económico, político y social del país.

El país ha progresado mucho en sus últimos 50 años, a partir de un modelo democrático, con división de poderes, libertad e iniciativa privadas y ausencia de injerencismo estatal en la economía particular, como para pensar que ahora se debe cambiar. La estatización de la economía y la centralización de poderes en las camarillas de gobierno, muchas de las cuales son verdaderas dictaduras o mafias, quienes suprimen las libertades privadas, y han traído como resultado experimentos fracasados, con una alto costo económico, ciudadano y empresarial, a países cercanos como Venezuela, Nicaragua, Argentina, Cuba, entre otros.

Por el contrario, Colombia, con sus instituciones democráticas y gobiernos de economía liberal, ha generado grandes progresos en la salud, la educación, la infraestructura, la modernidad, el progreso y el bienestar de vastos sectores de la comunidad. ¿Qué aún falta mucho por lograr en términos de equidad y de mejores y mayores oportunidades para todos los ciudadanos?, Claro que sí, ya que somos un país en desarrollo, con una gran población y un vasto territorio, con carencias y limitación en los recursos financieros, nuestros ingresos per cápita como país son poco destacados frente a otras naciones comparables y ni hablar en comparación con los países de mayor desarrollo. Lamentablemente, aún tenemos una enconada informalidad, la cual, aunque significa oportunidades productivas, conduce a carencias en la protección y la previsión social de estas personas.

Ahora, en todas las latitudes democráticas e institucionales, con economía de mercado, hay desigualdades, insuficiencias y niveles de pobreza, y no por esto podemos descalificar su modelo institucional. También otros modelos económicos tienen las mismas carencias, pero con gobiernos totalitarios y autocráticos, frecuentemente sin estado de derecho, sólo el capricho de sus dirigentes.

Invitamos a votar el próximo trece de marzo por los congresistas, como también por las consultas de los grupos Equipo Colombia y Centro Esperanza, los que prefieran según sus propias reflexiones, pero, para no dar un paso al vacío, hay que alejarse totalmente de los cantos de sirena y las veleidades que ofrece el Pacto Histórico de Gustavo Petro, los cuales acabarán con la democracia, el estado de derecho y las instituciones públicas y privadas. Eso sí, todos a votar, es nuestro compromiso con la democracia y con el progreso y bienestar futuros.

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...