sábado, 26 de noviembre de 2022

¿COGOBERNAR CON EL ELN?

 Comentario 28/11/2022

 

¿COGOBERNAR CON EL ELN?

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El Ejército de Liberación Nacional (ELN), es una organización guerrillera insurgente, narcotraficante y terrorista colombiana, de extrema izquierda, que opera en Colombia y Venezuela. Se define como de orientación marxista-leninista y pro-revolución cubana. Desde su conformación en 1964 es un actor del conflicto armado interno en Colombia. El ELN es considerado un grupo terrorista por Colombia, Perú, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Los gobiernos de algunos países como Nicaragua, Argentina y hasta antes del 2018, el gobierno de Ecuador, no lo consideran ni terrorista ni beligerante. Brasil y Chile no le aplican esta calificación. En 2008 el presidente venezolano Hugo Chávez solicitó a los países de Latinoamérica y de Europa que se le otorgará estatus de grupo beligerante al ELN, beligerancia que no es reconocida pero sí tenida en cuenta por la ONU y el Parlamento Latinoamericano.

Desde el rompimiento de los diálogos de paz con el ELN, producto del atentado contra la escuela de policía General Santander el 17 de enero de 2019, donde murieron 23 cadetes, el gobierno de Iván Duque declaró esta guerrilla como Grupo Armado Organizado (GAO), cuyos integrantes se deben desmovilizar para ser juzgados por delitos políticos y criminales, ya no en la justicia transicional sino en la ordinaria. Sin embargo, el presidente Petro ahora les concede una nueva oportunidad de paz, con condiciones restaurativas favorables, la sexta negociación, si las cuentas no me fallan, pues muchos gobiernos de diferentes “colores” políticos han tratado de llegar a un acuerdo de desmovilización y cese al fuego, para a lograr una paz estable y duradera en el país. Lo que en todos los casos se ha solicitado es la verdad, la justicia, la reparación a las víctimas y la no repetición, con efectiva dejación de las armas. Pero esto nunca se ha logrado con el grupo guerrillero ELN, son huidizos y escurridizos, la razón es que en la negociación no han logrado lo que quieren lograr.

Escuchando a Pablo Beltrán (Israel Ramírez Pineda), uno de los avejentados líderes del ELN, es claro lo que esperan lograr: Cogobernar en el país, sin pasar por las urnas, ni por el Congreso como los de las FARC, así dicen, pero ganas no les faltan. Ellos se sienten la solución para los problemas de desigualdad, desarrollo, bienestar y crecimiento del país, si se remueven las causas que las impiden, según afirman, lo que, inevitablemente, los lleva a señalar a otros como culpables, tales como a las instituciones, el llamado establecimiento, la clase política y las oligarquías, especialmente estas últimas, en su opinión.  

La solución es que ellos estén en el cogobierno del país y puedan implementar las reformas salvadoras, por encima de las demás instituciones y sin consultar la voluntad de 50 millones de ciudadanos, lo que quieren es no pasar por las urnas, después de ver lo mal que le fue a las FARC en las elecciones, hoy partido Comunes, donde sacaron menos de 55.000 votos en todo el país. No hay una descripción sesuda de las reformas que plantea el ELN, simplemente todo se fundamenta en el intervencionismo del Estado, como ser todopoderoso, para dirigir la economía, la sociedad, la propiedad privada, sus instituciones y sus ideales.

No son buenos los antecedentes de esta revolucionaria guerrilla, dadas las condiciones de afectación que han causado en 50 años de existencia, en ciudades y campos, infraestructura energética y de oleoductos, extorsiones y secuestros (llamados retenciones) de ciudadanos y miembros de la fuerza pública, asalto con lanzamiento de explosivos a poblaciones inermes, narcotráfico, lavado de activos y un sin número de atentados por todo el país. Recordar el Club el Nogal en Bogotá, por ejemplo. La pregunta es si es justo con Colombia, sus ciudadanos e instituciones, su constitución y sus tradiciones, concederles nuevas y ventajosas oportunidades de paz a estos desalmados guerrilleros, ¿hasta cuándo y hasta dónde?, ¿por siempre y para siempre la sociedad colombiana estará sometida a sus caprichos y sus delitos?

La experiencia del país con los acuerdos FARC-Santos del 2016, los cuales no han reportado verdad, justicia, reparación y no repetición. Justicia aún no tienen y sólo tendrán penas restaurativas, que no significan cárcel sino trabajo comunitario, con limitación de desplazamiento y quien va a reparar es el Estado (los colombianos asumiremos la indemnización de las víctimas por los delitos cometidos por los guerrilleros), no ellos. En cuanto a la no repetición, existen las llamadas disidencias con Iván Márquez a la cabeza. Los dirigentes de las FARC se han llenado de beneficios y privilegios, sin reparación alguna, para ellos curules y privilegios en el Congreso y una justicia con poca sanción, si se puede llamar justicia. Con el ELN de nuevo tendremos largas y nutridas comisiones negociadoras, países garantes, tribunales especiales, con justicia independiente, y otra parafernalia de organismos y personas buscando la llamada paz total del gobierno de Petro.  Más de lo mismo, en síntesis.

Nadie discute el concepto de la paz, como necesidad, conveniencia y mandato constitucional para todos los ciudadanos, lo que se plantea es que ya no debe haber soluciones favorables para el ELN, o se someten a la justicia, como todos los ciudadanos, o se les debe derrotar militarmente. No puede ser que esta guerrilla, amparada en el territorio y el gobierno venezolano, con el tufillo cubano, merezca nuevos procesos de paz, el sexto, según las cuentas.

En mi opinión el ELN no tiene voluntad de paz, utiliza el nombre de la paz para favorecer los intereses de sus aprovechados dirigentes, para que les den una justicia favorable y se les ofrezcan condiciones de re-vinculación a la sociedad ventajosas y mucha publicidad por todos los medio de comunicación, en los cuales van a ser nuevos profetas de las buenas conductas, de la pacificación del país y la defensa del medio ambiente, este último, su favorito para la destrucción en miles de atentados como el minado de oleoductos, por ejemplo. Ya Petro anunció que en estos procesos se les concederá permanecer con hasta el 10% de su riqueza para favorecer la entrega de sus demás activos, supuestamente para las víctimas. A propósito de estas últimas, las víctimas, siempre se dice que estarán en el centro de los acuerdos, pero nunca, en realidad, son beneficiarios reales de la tal reparación o restitución de los bienes de la guerrilla. Basta ver la triste experiencia de las FARC que al final salieron con que ellos no tenían recursos, que eso no era verdad, y apenas entregaron bienes no significativos y poco valorados. El país debe pensar de nuevo en la conveniencia de más procesos de paz con estos delincuentes reincidentes, quienes dicen abrazar ideales políticos de noble significado social y comunitario, los cuales nunca han aplicado en realidad.

 

Nota: algunas de las memorias históricas de este documento son tomadas de Wikipedia.

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