Comentario 16/01/2023
EL
INSONDABLE GOBIERNO DE GUSTAVO PETRO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
La
conducta del presidente Petro y sus ministros, de acuerdo con la evidencia de
lo ocurrido durante su campaña y los primeros meses de su gobierno, podríamos
calificarla como insondable (poco se entiende) e inestable (cambia
continuamente). Veamos:
Aún
no tiene un plan de desarrollo que oriente el curso de su acción presente y
futura, de hecho, según afirma, lo está supuestamente preparando a través de
unas asambleas populares vinculantes, donde cualquier mezcla de demandas de la
ciudadanía puede surgir, entre sueños, aspiraciones, necesidades y prioridades
locales, las cuales pueden entrar a competir frente a otras demandas locales o
regionales diferentes, frente al hecho incontestable de recursos esencialmente
escasos. Con ello, no hay unas líneas estratégicas de país, es decir, de largo
plazo, que le den un verdadero norte a la nación como un todo y a sus regiones,
a sus comunidades e instituciones sobre lo que se debe lograr en forma
prioritaria. Tratar de complacerlos a todos es imposible y populista, por el
hecho de prometer y no cumplir. Son demasiadas las promesas hechas hasta ahora,
en muchos frentes y con muchos subsidios. Vamos a tener un Estado proveedor de
subsidios, no de ejecuciones.
Los
países que, dentro de un modelo de libre mercado y propiedad privada, han
logrado mayor desarrollo, a partir de condiciones de subdesarrollo como las
nuestra, tales como los llamados tigres asiáticos, trazaron unas prioridades y
dedicaron su mayores y mejores esfuerzos a construirlas. Citemos no más a un
Corea del Sur con su avance actual en campos como el tecnológico, el
automotriz, el naviero, el agrícola y su comercio exterior abierto al mundo.
Allí participamos los colombianos como combatientes en la guerra entre las dos
Coreas (1951-1954) y en ese país nos recuerdan con cariño, pero se extrañan de
cómo a ellos les ha “rendido” la labor del crecimiento y el desarrollo y a
nosotros no. La politiquería, el populismo, la corrupción y la ausencia de
prioridades nacionales son buena parte de la explicación de lo que nos sucede.
La
reforma tributaria que recaudará 20 billones de pesos adicionales, aún no se
sabe, a ciencia cierta, en qué y cómo se va a aplicar, fue defendida en la
sustentación en el congreso, como urgente y necesaria para apalancar el gasto
social y el déficit fiscal, pero su aplicación no está determinada todavía. Al
parecer su utilización es a punta de casuística. A última hora apareció, con
cargo a esos recursos, el subsidio al SOAT, que era un “incendio con gasolina”
que estaba oculto detrás de la falta de amparos con SOAT por los conductores
del país en su gran mayoría, y ante los continuos incidentes de tránsito,
principalmente de las motos, como vehículos de alto peligro y poco control, con
ausencia de educación para su correcto y prudente uso. Está en ciernes,
también, la congelación de las tarifas de peajes y la moderación de precios de
energéticos y de combustibles. Ya aparece la tragedia en el Cauca (Rosas) que
también demandará ingentes recursos y no se sabe cuántas más urgencias irán
surgiendo por necesidades o por prioridades políticas.
El
programa del cambio del gobierno Petro es un bulto de anzuelos, difíciles de
desenmarañar, porque, primero, según el gobierno, todo hay que cambiarlo, lo
cual no es una buena idea por aglomeración de prioridades y escasez de recursos
humanos, técnicos y presupuestales, todos terminarán jalando para su lado y
nada tendrá cabal ejecución en el año 2023 que se espera sea especialmente
difícil en lo económico y lo social. Segundo, cada ministro trae su reforma y
para cada uno de ellos es natural que la suya sea la más importante y
necesaria, y todas van a tramitarse conjuntamente: las reformas, rural, la
política, la de pensiones, la de salud, la de minas y energía, la de educación,
las laborales, las regionales, las del nuevo ministerio de la igualdad, la
reestructuración de las fuerzas militares y de policía, las de la justicia, las
de combate al narcotráfico y la no extradición, y muchas otras, etc., etc.
Aún
no conocemos muchos detalles sobre el texto de esas reformas, lo conocido,
hasta ahora, como intención de cambio en todas esas materias, es una
transformación radical y traumática para el país, tiene mucho de ideología
social, pero no consulta otros criterios de viabilidad, financiación,
oportunidad y conveniencia. Son una verdadera contravía con el statu quo en
cada una de esas actividades sensibles. Como en cualquier decisión política y
legal que produce profundas modificaciones y que implica nuevos riesgos, la
aplicación debería ser muy moderada y paulatina. Pero baste ver las
afirmaciones y declaraciones de los funcionarios del gobierno relacionados con
cada uno de los temas, están llenas de “ires y venires”, controversias y
contradicciones, imposiciones (verdad revelada), lo cual, en vez de orientar,
confunde, genera incertidumbre y, en algunos casos, miedo a lo que sigue y lo
que va a pasar.
La
paz total, con “negociaciones, sometimientos y acogimientos” con delincuentes
de muchos tipos, con narcotraficantes, con disidencias y con quienes dicen
tener convicciones políticas contrarias al Estado de derecho, si bien tenemos
un gobierno de izquierda cercano a ellas y el supuesto “acuerdo” de cese al
fuego bilateral con cinco grupos delincuenciales, cada uno de ellos con las más
disímiles conductas y motivaciones, es un potencial fracaso y va a terminar por
ralentizar la anhelada paz; la cual, en esos términos, como concepto es loable,
pero como ejecución, es compleja, de difícil financiación, verificación y
aplicación, y en forma simultánea todos esos “sabores” juntos, peor, como
dijera el propio Roy Barreras, presidente del Senado y miembro notable del
partido de gobierno, es un “salpicón” difícil de “tragar”.
Frente
al nuevo ministerio de la igualdad, ¿se requiere un nuevo y costoso ministerio
para garantizar el cumplimiento de la ley, cuando existe todo un aparato
estatal para hacerla cumplir. El derecho de igualdad y equidad es parte de
nuestra constitución nacional y debe ser respetado y acatado por todo tipo de
organismos, instituciones y personas, como rezan los artículos de la
constitución que se mencionan, así:
Artículo
5. El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos
inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la
sociedad. Artículo 7. El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y
cultural de la Nación colombiana. Artículo 13. Todas las personas nacen libres
e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades
y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna
discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua,
religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones
para que la igualdad sea real y efectiva y adoptara medidas en favor de grupos
discriminados o marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas
personas que, por su condición económica, física o mental, se encuentren en
circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que
contra ellas se cometan.
Todo
eso y mucho más forma parte del insondable e inestable gobierno de Gustavo
Petro.
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