sábado, 19 de noviembre de 2022

EL PETRISMO DE PETRO

 Comentario 21/11/2022

 

EL PETRISMO DE PETRO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Centrado en la redistribución del ingreso y el intervencionismo del Estado como las grandes fórmulas orientadoras de su gestión, acompañadas de una fuerte ideología de izquierda, avanzaron los primeros 100 días del gobierno de Gustavo Petro. Acciones concretas, hasta ahora, la reforma tributaria que ha quedado en firme, el proyecto de la Paz Total y el acuerdo de Escazú, lo demás, es mucho “tilín tilín y nada de paletas”. De hecho, su favorabilidad ha caído y ya se ven elementos de desespero e impaciencia entre sus áulicos y seguidores por el logro de más resultados de los prometidos durante la campaña. También hay que reconocerle su habilidad política de rodear su gobierno de una coalición alrededor del pacto histórico, su movimiento político, con los muy aceitados y “enmermelados” partido liberal, conservador y de la U. Vamos por partes:

La reforma tributaria es consecuente con su idea obsesiva de que hay que redistribuir el ingreso y beneficiar a los más pobres con subsidios y beneficios pagados por los más ricos, sean estos, empresas, empresarios u otras personas naturales, nacionales o extranjeras, con actividad económica en el país. En su intención todos estamos de acuerdo con los tributos, pero en su contenido y alcance diferimos sustancialmente. Crear o mantener subsidios es generar dependencia de la población por los mismos y preferencia por sus favorecedores, quienes los emplean con el sentido político de buscar adeptos, lo cual, les impide a estos ciudadanos desarrollar sus competencias, sus capacidades, su labor productiva y buscar su propio progreso, a partir, eso sí, del apoyo del Estado en la formación, el fortalecimiento de sus habilidades y en el desarrollo de sus potencialidades. Volvemos a si es mejor darles peces para comer o enseñarles a pescar. Los subsidios, salvo casos extremos, deberían ser ocasionales y transitorios.

Olvida también el petrismo de Petro, el sabio consejo que le dio la importante economista de origen italiano Mariana Mazzucato en su reciente visita al país, indicándole que para poder redistribuir hay que crecer. Quien además entiende la redistribución del ingreso como generación de oportunidades más que de subsidios.

Inoportuna también la reforma tributaria, impuesta a “pupitrazo limpio”, por su coalición de gobierno, por el momento en el cual va a tener incidencia, a partir del primero de enero de 2023, es decir, cuando se espera inicie en Colombia y en el mundo un período de decrecimiento o recesión económica, durante el cual hay que cuidar con esmero las fuentes de producción, empleo y ocupación para que las personas y sus familias no se vean enfrentadas a singulares dificultades y carencias. La reforma se “chupa” los recursos para favorecer el gasto social del gobierno, pero con ello debilita las finanzas privadas y afecta, por esa vía, la desaceleración de la economía. Podríamos decir que el gasto del gobierno obrará como efecto anticíclico, pero no es así, será más consumo, no más inversión o proyectos de desarrollo.

En síntesis, en vez de crear factores de crecimiento, desarrollo, progreso o mitigación de los impactos de los choque externos e internos, como la devaluación y la alta inflación, la reforma lo que hace es desestimular la actividad empresarial y darle un “mazazo” a ciertos sectores económicos como el sector minero energético por una supuesta contaminación ambiental, donde Colombia genera el 0.4% de la contaminación mundial y dispone de una de las mejores matrices de energía limpia y renovable, a partir de la generación hidráulica, la eólica y la solar de las que dispone y puede continuar desarrollando. Estos sectores difícilmente levantarán cabeza hacia el futuro y, además, están amenazados con la no existencia eventual de nuevos contratos de exploración y explotación.

Los empresarios norteamericanos con actividad productiva en Colombia, especialmente minera y petrolera ya han manifestado su inconformidad con dicha reforma y le han pedido al gobierno del presidente Biden rechazarla por ser violatoria de los tratados de libre comercio suscritos entre Colombia y USA.

Por otra parte, la reforma política es sujeta de amores y odios, con temas tales como sus listas cerradas, su transfuguismo autorizado, la financiación de las campañas sin prohibición del efectivo y su intención del voto obligatorio. Y, la paz total aún en ciernes, pero ya se avisa como otro catálogo de beneficios a favor de los delincuentes y reincidentes, sin contraprestación para el país y sus ciudadanos de bien.

También, el acuerdo de Escazú introduce elementos de información, protección a líderes ambientales, zonas de reserva y consultas populares, con injerencia de organismos extranjeros, cuyo efecto es redundante ante la constitución colombiana, pero crea nuevas instancias de intervención extrajera en la solución de problemas ambientales que dependen exclusivamente de las necesidades, capacidades y posibilidades del propio país. Aquí podremos ver un efecto de parálisis en muchos proyectos de desarrollo e infraestructura futuros en el país.

Varios de los anuncios y promesas en el petrismo de Petro, que más parece en campaña que en gobierno, se están volviendo promesas vacías, por imposibilidad de darles cumplimiento, o por hacerse el de las “gafas” en su ejecución, como las 3.000.000 de hectáreas a repartir, la solución de las invasiones, el combate al narcotráfico, la seguridad ciudadana, la reforma a las fuerzas militares y de policía, entre muchas otras.

Se anuncian las reformas a la salud, la reforma rural, al contrato de trabajo, a las pensiones, y muchas otras en trámites, más burocracia y procedimientos, no precisamente austeridad (nuevos ministerios y carrera consular), etc. Desde ahora, ya crean confrontación y choque de opiniones, por efectos que se consideran inconvenientes, como sería, por ejemplo, la supresión eventual del sistema de aseguramiento de la salud a través de las EPS en el país.

Muchos argumentan que son pocos 100 días de mandato, pero otros pensamos que “desde el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo y la comida”.

No hay comentarios.:

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...