Comentario 05/06/2023
EL
GOLPE BLANDO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
En
razón al estilo de confrontación permanente del presidente Gustavo Petro a
través de su Twitter, con mensajes diarios de agresión, rechazo, ataque,
desafío o descalificación de las opiniones contrarias, que diferentes medios y
líderes de opinión manifiestan sobre su obra de gobierno, de su ideología, de
su estilo y/o de su pobre ejecución, se ha establecido un ambiente de
agudización en la polarización política entre petristas y antipetristas, cada
vez más pugnaz y, en ocasiones, con voces verdaderamente altisonantes. Todo
esto es lo más ajeno a la concordia ciudadana y el buen gobierno que debe
pregonar una administración elegida para procurar el progreso y bienestar de
todos los colombianos, independientemente de su color o convicción política. El
estilo de gobierno del presidente Petro no favorece el concierto de las fuerzas
políticas, empresariales, sociales y ciudadanas del país, por el contrario, su
talante autocrático, autoritario, imperativo y dogmático, lleno además de
populismo, se convierte en un constante motivo de confrontación y de pérdida de
su popularidad de menos del 35% que unos meses atrás era de cerca del 55%-60%.
Pues
bien, y para citar el hecho más reciente, a través de su cuenta de Twitter, el
presidente Gustavo Petro manifestó que, según él, se le ha estado quitando
poder de voto a los congresistas del Pacto Histórico mediante “decisiones
administrativas”, refiriéndose a ello como un 'golpe blando', como es el caso
de la perdida de la calidad de congresista del expresidente del Senado, el
influyente Roy Barreras y de la controversia en la elección del Contralor,
Carlos Hernán Rodríguez, por vicios de procedimiento en su elección,
atribuibles al mismo Barreras y al presidente de la Cámara, David Racero. O el
caso de Alex Flórez, senador del pacto histórico, suspendido temporalmente por
la Procuraduría por hechos bochornosos contra la policía en un hotel en Cartagena.
Todos ellos miembros connotados del grupo político del Pacto Histórico y de la
entraña del presidente.
Cualquier
manifestación de oposición o contradicción con la opinión del presidente es
considerada por él, los miembros de su gobierno o sus correligionarios
políticas como parte del “golpe blando”, de una persecución no justificada a
los miembros de su partido, lo cual, en realidad, es una diferencia de opinión
y no una manifestación de “golpe bajo”, entendido este como el deseo de tumbar
su gobierno y sustituirlo por otro, sin definir cuál o cómo. Los del pacto
histórico controvierten hasta con su propia sombra y continuamente incitan a
las “calles” para buscar la aprobación que no encuentran en el Congreso o en
las Cortes donde deben tramitar sus iniciativas no en balcones, plazas y
calles.
Hay
un error fundamental en los miembros del gobierno al considerar que la elección
del presidente Petro, habilita como conveniente y aprobado para el país las
propuestas de su campaña, las reformas de su gobierno y las iniciativas
sociales que trata de poner en marcha, sin consultar las capacidades,
necesidades, realidades y conveniencias del propio país o de otros sectores de
la opinión.
Igual
que cualquier otro gobierno, el de Petro debe tramitar, por los cauces
institucionales y dentro de la constitución y las leyes, las iniciativas que
quiere volver realidades en el desenvolvimiento del país y contar con las
mayorías para su aprobación. Muy tempranamente el propio Petro deshizo la
Coalición de Gobierno que había creado con los partidos Liberal, de la U y
Conservador, ahora no tiene “maquinaria “ en el Congreso y se siente
desesperado para el trámite de sus iniciativas, acudiendo a acciones de
“lentejismo” (oferta de beneficios o prebendas individuales a cambio de
aprobación de sus iniciativas) con los miembros de los partidos, cuando los
directores de los mismos grupos políticos le han dado su opinión de calificarse
como partidos independientes y de tener convicciones contrarias a lo que quiere
imponer Petro, obrando en comunión con los partidos de Cambio Radical y del
Centro Democrático que están firmemente en la oposición al gobierno, como es su
derecho constitucional.
Lo
mismo ocurre con el visto bueno que la Corte Constitucional o el Consejo de Estado
deben impartir a las nuevas leyes o a las acciones de gobierno,
respectivamente, así como las posiciones opuestas, constitucionales y legales,
de la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría. Para el gobierno Petro estos
son requisitos accesorios, que no deberían limitar su ímpetu autoritario y
autocrático de gobierno y la aprobación inmediata de sus iniciativas. Tremendo
lio para que Petro y sus funcionarios entiendan que la constitución política de
Colombia consagra la independencia de poderes y la no injerencia de unas sobre
otras ramas del poder, pero con el estricto cumplimiento de lo mandado por la
Constitución. Además, la existencia de organismos independientes de
investigación y control como la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría tampoco
son bien aceptados y acatados por Petro, como se ha dicho.
Es
casi inverosímil, por ejemplo, que el presidente afirme que los detenidos de la
primera línea por los destrozos ocasionados en bienes públicos, privados, a los
empresarios o a la propia ciudadanía en las manifestaciones sociales en los
años anteriores, corresponden a una decisión inopinada de la Fiscalía y/o la
Procuraduría, cuando han sido condenados por los delitos cometidos y por
sentencias de jueces de la república. Él, Petro, se comprometió en campaña a
liberarlos y ahora que ve que no lo puede hacer, busca culpables por otros
lados, ya que es uno de sus estilos favoritos: o mentir, en unos casos, o
desplazar las culpas a terceros dentro o fuera del gobierno, en otros casos,
nunca será el directo responsable de nada, aunque todo lo decide en su estilo
personal y de gobierno.
La
pérdida de popularidad y la falta de aprobación de sus proyectos, está
conduciendo al actual gobierno a una situación de desespero que se verá
agravada en las elecciones municipales y departamentales que se realizarán en
el segundo semestre, en las cuales creo que habrá un verdadero plebiscito con
una votación contraria a la corriente de Petro, por su ineptitud, pocas
realizaciones y mal gobierno. Este no será un golpe blando. Será un golpe duro
para su gobernabilidad y credibilidad. En el pasado el presidente de México no
encontró respaldo en un plebiscito para su reafirmación, Chile y España ya le
han dado la negativa recientemente a las iniciativas de la izquierda radical,
así puede ocurrir en Colombia también.
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