domingo, 13 de agosto de 2023

DEMOCRACIA Y GOBIERNO

 Comentario 14/08/2023

 

DEMOCRACIA Y GOBIERNO

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Winston Churchill, se desempeñó como primer ministro del Reino Unido de 1940 a 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, fue un político, militar, escritor y estadista británico, ganador del Premio Nobel de Literatura, un pintor prolífico y uno de los políticos con más años de servicio en la historia británica. Una de sus muchas y maduras reflexiones, después de conocer los horrores de la guerra y de los malos gobiernos de los regímenes totalitarios, comunistas y fascistas, así como un sin número de dictadores monárquicos o autoproclamados, afirmó: “La democracia es el menos malo de los sistemas políticos”. Y, agregamos nosotros, pero está amenazado.

Connatural a las democracias modernas suele existir el modelo económico capitalista, la separación de poderes, las elecciones libres y abiertas, el respeto por los valores y principios individuales, así como la propiedad privada y la libertad de empresa e inversión, educación, régimen de vida, creencias políticas y religiosas. Las democracias albergan pensamientos filosóficos y políticos de todas las gamas, desde la derecha a la izquierda pasando por el centro y un sinnúmero de matices, y esto es en sí mismo una idea poderosa, ya que permite la alternancia de modelos de pensamiento y estilos de gobierno en el libre juego electoral.

Sin embargo, en los últimos años la democracia se ha visto atacada por gobiernos autoritarios y autocráticos, los cuales, luego de la elección popular, se arropan en esos principios, pero actúan en formas más cercanas a las dictaduras de derecha o de izquierda que como verdaderos gobiernos demócratas, con la sindéresis necesaria para actuar en favor todos los ciudadanos, con prescindencia de sus convicciones individuales, para ejecutar programas de crecimiento y desarrollo sociales, económicos y ambientales de beneficio común. En estas circunstancias, los principios democráticos se ven realmente lesionados, ya que, suele ocurrir, que los ciudadanos afectos al gobierno propenden por un cambio del modelo liberal hacia visiones menos democráticas. Pero hay otro “cáncer” que afecta severamente la estabilidad política y democrática de los países, por los malos gobiernos autoritarios, los que son, además y frecuentemente, corruptos, clientelistas, politiqueros y demagogos.

Ahora, lo peor puede suceder cuando estos dos sesgos antidemocráticos se combinan en el mismo gobernante. Como afirma el Doctor Armando Estrada Villa en uno de sus importantes artículos, al comentar sobre estos temas: “Los dictadores o autócratas actuales simulan ser de verdad demócratas y, por ello, normas y procesos como la constitución, la separación de poderes, la celebración de elecciones y el funcionamiento de pesos y contrapesos continúan aparentemente vigentes. Y es que, en forma tenue y suave, poco a poco, van reformando la constitución, ajustándola a sus intereses hasta privarla de significado y atributos. Para satisfacer sus aspiraciones se apoderan de los órganos de control, hostilizan, amedrentan, desprestigian y arrestan a líderes de la oposición y subvierten para su beneficio las reglas de juego propias de la democracia”. (Declive de la democracia, El Colombiano 9/07/2023).

Pues bien, el gobierno de Gustavo Petro es el clásico ejemplo de ambos problemas: por una lado, es autocrático y autoritario y quiere abogarse los poderes de las otras ramas del poder público y, por el otro, es populista, demagogo y clientelista, con miles de promesas vacías, con uso de la burocracia oficial para el pago de favores políticos a sus áulicos y con empleo del gasto público direccionado para comprar partidarios con todo tipo de subsidios, sin el desarrollo de verdaderas inversiones en infraestructura, conocimiento, tecnología e innovación que potencien las capacidades del país para subir en niveles sustantivos en su crecimiento, en su desarrollo, en su producción, en la generación de oportunidades y de mejores formas para lograr escenarios de igualdad y equidad. Nos quedamos en el peor de los mundos.

Pero, si esto fuera poco, ahora resulta su gobierno envuelto en serios líos de financiación de su campaña política, con violación de las normas electorales y con muchos indicios de asuntos ilegales, entre sus colaboradores de campaña o de gobierno, según las recientes declaraciones e indicios suministrados por Armando Benedetti y por su propio hijo Nicolás Petro, y revelados por la Fiscalía en audiencias públicas diversas. Los temas rayan con lo penal, no sólo con lo electoral o lo político.

Todo lo cual pone en tela de juicio la legitimidad de su gobierno, la aprobación de sus planes y programas, la credibilidad de su dirección y liderazgo y, por supuesto, su gobernabilidad. Aunque los temas son de competencia de los órganos de justicia y las demás instituciones de la democracia quienes deben actuar (Cortes, Fiscalía, Procuraduría, Congreso, Sistema Electoral) para resolver tamañas acusaciones y actuaciones, es todo el pueblo colombiano quien sentirá el remezón de un gobierno, de por sí débil en sus decisiones y tortuoso en sus ejecuciones, con señalamientos de credibilidad política desde los inicios de su campaña. Baste recordar las grabaciones de Petro con sus asesores Sebastián Guanumen, Armando Benedetti, Roy Barreras y tres expertos extranjeros de extrañas conductas, con la decisión de “destruir” las campañas de sus contradictores políticos, porque había que ganar a como diera lugar, aunque se movieran las “líneas éticas”.

Muy grave para el país tener un nuevo proceso de falta de legitimidad y legalidad, como ocurrió en el gobierno de Samper, esto afectará todos los ámbitos del funcionamiento del país por el revuelo político, judicial, de credibilidad, de legitimidad y de gobernabilidad, con todas sus consecuencias. Aunque la economía seguirá su camino, pues los empresarios lo que saben hacer es empresas y los ciudadanos deben seguir sus vidas, no cabe duda de que afectará la relación Gobierno con las empresas, los partidos políticos, la ciudadanía y las organizaciones civiles. Y vienen las elecciones regionales del 29 de octubre, donde, casi seguro, se convertirán en una sanción ejemplar, moral y política, para el autoproclamado Gobierno del Cambio y su grupo político, el Pacto Histórico.

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