Comentario 23/10/2023
LA
SOLEDAD DEL PODER
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Se
comenta a menudo cómo cambian las personas cuando están en el poder, tanto que
existe un adagio popular: “si quieres conocer a una persona, dale poder”.
Poder, dinero, progreso, prestigio, reconocimiento, admiración y respeto suelen
ser ambiciosas metas del ser humano en diferentes etapas de la vida, pero
especialmente en su juventud y en su madurez, ya que, en la vejez, muchas de
las veleidades de esas características suelen transformarse en necesidades de
paz, salud, compañía y bienestar.
Además,
las personas esperan que, precisamente, el poder les genere dinero, progreso,
prestigio, reconocimiento, admiración y respeto, lo cual frecuentemente es así,
pero no necesariamente es siempre así. Sin embargo, el dinero, el poder y el
prestigio son, casi siempre, temporales, provisionales o efímeros. Suele
hablarse del triángulo del poder cuyos tres vértices son prestigio, poder y
dinero. Su dinámica se basa en reflexiones tales como: "El poder genera
dinero", "El dinero genera prestigio" y "El prestigio
genera poder" con lo cual se cierra un círculo. Se supone que cada
elemento del triángulo retroalimenta al siguiente, lo que crea la posibilidad a
cada variable de incrementarse. Pero este circuito es limitado en el tiempo,
llega el momento en que se rompe, en alguna forma.
Por
supuesto, hay maneras diferentes de tener dinero para obtener prestigio y
poder, hay personas que gozan de un gran reconocimiento y notoriedad sin ser
personas que directamente tengan poder. El prestigio puede expresarse en muchas
formas según donde se origine, si es de carácter político, institucional,
profesional, por labor social, deportiva, académica, cultural, etc. y, en
general, lo acompañan la influencia y el acatamiento. En cualquiera de sus
formas (dinero, prestigio, etc.) la ambición de el poder es una de las metas
más comunes en el ser humano. Algo que a nivel político se ve mucho más
claramente, sobre todo porque los gobiernos son la parte más visible de la
sociedad, así que sus prácticas están más a la vista de todos, especialmente el
presidente de una nación.
Y
es en el campo político al cual queremos referirnos, porque en él se mezclan
ideologías, ambiciones, fenómenos de corrupción, de clientelismo, de gobierno y
de oposición, de interacción con otras ramas del poder público y de reacciones
del pueblo gobernado favorables o desfavorables, como también de influencias
nacionales y extrajeras, buenas y malas, en un período de tiempo dispuesto para
examinar, para decidir y para ejecutar una labor de gobierno. Nos referimos,
por supuesto al gobierno de Gustavo Petro, sometido a todas las circunstancias
anteriormente descritas.
En
política frecuentemente se afirma que: “El primer año es del gobierno, el
segundo del congreso, el tercero de la incertidumbre y el cuarto, de la
influencia de la nueva campaña política y sus participantes”. Aunque el nuevo
mandatario solo asumirá el poder después de las elecciones generales, que se
celebrarán a finales del cuarto año del gobierno anterior o antes si se
convocan en forma anticipada, la campaña electoral para un nuevo gobierno suele
tener una gran influencia en el gobierno de turno, dado el nivel de la
controversia política y electoral. Precisamente, alrededor de esas
circunstancias que rodean a un presidente, dado que sólo el primer año suele
estar bajo el control pleno del gobernante, se llega a hablar de la “soledad
del poder”.
La
soledad del poder es un tema que ha sido abordado por diversos autores, desde
la literatura hasta la política. Se trata de la sensación de aislamiento,
incomunicación y angustia que experimentan algunos gobernantes o líderes cuando
tienen que enfrentar decisiones difíciles que afectan a la sociedad o a su
gobierno y, con frecuencia, más al término de su período de gobierno. La
soledad del poder implica la necesidad de una gran madurez política del
gobernante que la padece, por la falta de apoyo, por un lado, y por la
conciencia de las consecuencias de los actos propios, por el otro. Ahora, qué
ocurre si un gobernante, como Gustavo Petro, ni siquiera tiene el control del
primer año, dado que son tantos los sobresaltos, que es más el tiempo que se
dedica a defenderse o atacar a sus opositores que a gobernar y con frecuentes e
inexplicadas ausencias e incumplimientos. Hay hechos muy notorios que
demuestran este aserto:
Comencemos
por este último capítulo, sus continuas sus ausencias sin motivo, razón o
explicación conocidos: 85 ausencias comprobadas hasta ahora, con rumores sobre
inhabilidades o incapacidades o situaciones de salud mentales o físicas que
pueden afectar sus capacidades y competencias. Existen muchas dudas sobre si la
conducta del presidente obedece a algún tipo de enfermedad física o sicológica
y que eventualmente ésta lo inhabilite para el ejercicio de su cargo; de hecho,
varios partidos políticos solicitan que certifique con la opinión de un consejo
médico calificado su estado de salud, a lo cual él se niega.
- Los cambios de funcionarios se han vuelto frecuentes (ministros y viceministros) cerca de 50 cambios en lo corrido en sólo un año de gobierno. Inestabilidad en su “nómina de jugadores titulares” con cargos que rotan mucho o que no se llenan y que son sensibles a toda la comunidad.
- Ideas a “troche y moche”, en forma desordenada, irracional o excesiva, sin tener en cuenta las consecuencias o las normas.
- Proyectos de cambio a través de las reformas planteadas (salud, laboral, pensiones y política) con consecuencias negativas para el país, los cuales quiere imponer y, por lo mismo, son fruto de gran controversia nacional.
- El proceso de la paz total lleno de incertidumbre y de “ires y venires”, con afectación a la seguridad y convivencia ciudadana en muchas regiones del país. Negociación con delincuentes, no sólo con insurgentes. Se recuerda el pacto de la Picota y la idea de negociar con narcos y grupos de delincuencia organizada.
- Relaciones muy accidentadas con los partidos políticos, los alcaldes y los gobernadores.
- Funcionarios cercanos con investigaciones sobre temas de mucha gravedad.
- Las actuaciones de los miembros de su familia, como Nicolás Petro y su exesposa, y sus consecuencias en la campaña electoral del año pasado por violación de topes y origen de los recursos.
- Relaciones internacionales llenas de sobresaltos con países vecinos y aliados.
- Intervencionismo en diferentes sectores privados (energía, minería, café, petróleo, etc.).
- Políticas sobre medio ambiente, energía e hidrocarburos que no consultan el horizonte de largo plazo del país, sus capacidades, reservas y necesidades. Pura política, poca sindéresis sobre los temas y con cambios de opinión al ritmo de los acontecimientos. Digamos etc., para no alargarnos.
La
soledad del poder debe ser muy dura cuando ni siquiera durante el primer año de
gobierno, la buena ventura ha acompañado al presidente Gustavo Petro y su
gobierno.
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