Comentario 29/01/2024
¿PROGRESISMO
O CENTRISMO?
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Año y medio después de iniciada la administración de Gustavo Petro ya tenemos evidencia suficiente para analizar su pensamiento político, económico y social con la certeza de sus ejecuciones, no de sus grandilocuentes discursos. Realizaciones, en realidad, muy pocas, contradicciones y reveses muchos, veamos:
En las realizaciones totales o parciales podemos citar las más
singulares, como son:
·
La reforma tributaria actualmente en plena ejecución, con impactos
inconvenientes por el momento económico recesivo que atravesamos, no hay lugar
a mayores contribuciones impositivas, es momento de permitir que el sector
privado actúe en la economía, dada la ineficacia del gobierno para ejecutar sus
presupuestos y sus acciones de gobierno.
·
La aprobación del plan de desarrollo como guía y derrotero de su gestión
y ante la falta de aprobación de sus reformas sociales.
· Los subsidios otorgados en materia de pobreza, transporte, servicios públicos, a los jóvenes por no matar, etc., de corte asistencialista.
Las realizaciones fallidas más representativas:
·
La paz y las reformas sociales: tales como la laboral, la pensional, la
de salud, la de servicios públicos, etc. Algunas en proceso, pero con fuerte
oposición y enredados trámites.
·
Las otras reformas tales como las educativas, las de la rama judicial y
penitenciaria, etc.
· Las innumerables promesas de reivindicaciones sociales y de desarrollo o infraestructura, entre otras. Todas con criterio sectario, sólo para sus favorecedores, siendo presidente de todos los colombianos y de todo el país -Ver el caso de vías 4G y agencia minera en Antioquia-.
En realidad, el balance es muy pobre en términos de realización, pero muy fecundo en la radicalización de la polarización que atraviesa el país desde el proceso de paz en el 2016, firmado por el presidente Juan Manuel Santos, al violar el plebiscito donde ganó el no, pero imperó el sí. Esa polarización ha hecho evidencia en el país de dos corrientes de opinión con ideas políticas, económicas y sociales diferentes, antagónicas, y verdaderamente dos polos, para decirlo en forma breve: el progresismo (genéricamente conocido como el Petrismo, movimiento de izquierda radical) y el centrismo (las opiniones contrarias que votaron el 29 de octubre en la elección regional de gobernadores y alcaldes, conocidas como tendencias de centro o centristas). Veamos las diferencias fundamentales: (ver cuadro página siguiente):
En un país fuertemente polarizado entre esas mismas tendencias, de centro o de izquierda, la confrontación política es más dura, porque no hay punto de encuentro entre esas corrientes de opinión y de acción, y, según la elección del 29 de octubre, con la representación dividida y particionada para el Congreso, entre muchos grupos, ninguno de ellos con mayorías decisorias, se avecina un período de un gobierno negociando (“enmermelando”) a los congresistas de los diferentes movimientos, para buscar las mayorías que le permitan avanzar en los proyectos e iniciativas que se presenten al Congreso.
Las diferencias de enfoque y de principios entre estas dos corrientes
políticas son tan abismales que estamos hablando de dos países distintos, con
resultados económicos, políticos y sociales muy diferentes. Basémonos en la
experiencia para calificarlas. Para mencionar algunos casos en Latinoamérica,
las economías estatistas, centralizadas y autocráticas del progresismo de
izquierda han sido un fracaso en toda la región, basta mirar algunos de los
vecinos, como Argentina (antes de Milei), Venezuela, Nicaragua o Cuba. Con
razón al progresismo otros lo llaman el “pobresismo”. Por ejemplo, los
migrantes masivos salen de esos países para llegar a USA, Estado democrático y
con libertad privada por excelencia. Por el contrario, las economías abiertas a
la inversión y a la propiedad privada, sin intervencionismo estatal, han
generado resultados muy importantes como en Costa Rica, Panamá, la propia
Colombia-hasta ahora- y hasta la llegada de los movimientos socialistas y progresistas,
como lo ha sido Chile, modelo de progreso social y económico antes de su
estallido social, el cual no terminó por reformar su constitución.
LAS DIFERENCIAS
Tema |
Petrismo – de izquierda o progresismo |
Centrismo |
Rol del Estado democrático, con constitución política y con
instituciones ejecutivo, legislativo y judicial |
Tendencia a un fuerte control de todo el sector público, el Estado,
por parte del gobierno, injerencia en todas las ramas del poder y de los
órganos de control. |
Independencia entre poderes del Estado, ejecutivo, legislativo y
judicial separados |
Gestión económica, política y social |
Estado interventor en toda la gestión económica, política y social
privada y pública |
Sector público y privado diferenciados en la gestión económica,
política y social |
Actividad y Propiedad privada |
Tendencia a nacionalizar o estatizar sectores y sus recursos, tales
como los sociales: salud, educación, pensiones, como también, cámaras de
comercio, ONG sociales, etc. |
Libertad de iniciativa, de empresa y de inversión privadas |
Política general |
La estatización |
La privatización |
Inversión extranjera y sectorial |
Con restricciones o prohibiciones por cambio climático y medio
ambiente |
Con apertura, pero con normas especialmente de protección al cambio
climático. |
Los primeros países citados hicieron un cambio hacia el estatismo y la autocracia de su estructura económica, política y social, desde un estado democrático, con economía y propiedad privadas, y con división de poderes y hay que ver lo mal que les ha ido. Una experiencia que nos debe quedar en la mente. Los segundos países, por el contrario, han tenido progresos, libertades, inversión pública y privada, y democracia, con mejoramiento paulatino de sus niveles de vida y cada vez mejor calidad en sus condiciones de bienestar. Hay problemas por superar y oportunidades por realizar, claro, pero se van logrando paulatinamente.
El modelo de Petro, claramente socialista y autocrático, autocalificado como el progresismo, conduce, además, a que los ciudadanos esperen, especialmente los más pobres, el estado de bienestar por cuenta de “los más ricos", a quienes se les impondrán cargas fiscales excesivas para subsidiar a los demás, a través de un gobierno intervencionista en la actividad pública nacional, regional y local y en la privada en todos los sectores de la economía. Pura lucha de clases. Con este enfoque político de subsidios habrá ciudadanos zánganos y otros productivos.
Pero los problemas del modelo de Petro no terminan allí, él quiere
cerrar la economía, acabar con la economía petrolera, apropiarse de las
pensiones privadas, acabar con la independencia del Banco de la República,
revisar los Tratados de Libre Comercio, estatizar los servicios que antes se
privatizaron y así sucesivamente, un verdadero caos económico, político y
social. Muchos años de retroceso, no de progreso. En consecuencia, lo que no debe cambiar en la
orientación de Colombia es el modelo democrático y con libertad privada que ya
tenemos, el cual ha imperado desde los albores de la independencia, buscando,
eso sí, superar cada vez más las limitaciones en su desarrollo, con nuevas
oportunidades para beneficio de todos y especialmente en favor de los más
pobres a partir de su educación y la capacitación. El crecimiento y el
desarrollo económicos les permitirán a todos los ciudadanos capitalizar sus
propias oportunidades y favorecer condiciones de mayor equidad.
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