Comentario 26/02/2024
EL
INTERVENCIONISMO DE ESTADO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
El
intervencionismo de Estado es la acción del gobierno para regular o dirigir la
actividad económica, política y social de una nación. El grado y la forma de
intervención pueden variar según el sistema socioeconómico y los objetivos del
Estado. Algunas de las razones que se suelen argumentar para justificar el
intervencionismo positivo son: proveer bienes públicos, garantizar la seguridad
nacional, promover la equidad social, corregir fallas de mercado, evitar la
especulación, estimular el crecimiento económico, entre otras.
Sin
embargo, el intervencionismo también puede tener efectos negativos, como
distorsionar los precios, generar ineficiencias, fomentar el clientelismo,
limitar las libertades individuales, control o injerencia en determinados
sectores de la economía, etc. El debate
sobre el papel del Estado en la economía y la sociedad es uno de los más
antiguos y complejos de la historia. Existen diferentes teorías y modelos que
defienden o critican el intervencionismo, desde el liberalismo hasta el
socialismo, pasando por el keynesianismo, el nacionalismo económico, el
neoliberalismo, etc.
El
presidente Gustavo Petro y sus ministros nos han llevado a un intervencionismo
extremo con el discurso del “gobierno del cambio”. Mencionemos algunos de los
principales actos de intervencionismo en diversas formas y grados de
intensidad:
- En el sistema de servicios públicos del país y sus tarifas.
- Intervención en el direccionamiento de las inversiones que surgen del presupuesto nacional.
- En las rutas de los metros urbanos.
- En el sistema de salud y el de pensiones que quieren estatizarse.
- En el de caminos vecinales que quiere, también, estatizarse.
- En las juntas o directorios de las cámaras de comercio y de los gremios.
- En el sector energético.
- El sector de hidrocarburos y las cargas tributarias impuestas o las limitaciones de exploración y explotación.
- La intención de influir en las decisiones de las cortes.
- Quiere influir en los organismos de control (Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Comisión de Acusaciones, Consejo Electoral, etc.).
- La connivencia con algunos sindicatos, especialmente Fecode.
- Las influencias en el juzgamiento de miembros de su familia.
- Las fuertes presiones en el Congreso en el trámite de sus reformas.
- Los subsidios otorgados en materia de pobreza, transporte, servicios públicos, a los jóvenes por no matar, etc., de corte asistencialista y populista.
- La reforma tributaria actualmente en plena ejecución, con impactos inconvenientes por el momento económico recesivo que atravesamos.
- Las otras reformas tales como las educativas, las de la rama judicial y penitenciaria, etc. que tienen un corte injerencista de carácter estatizante.
- En Ecopetrol con la violación de la visión técnica de la empresa y con el cambio a su antojo de los miembros de Junta, lo mismo que en ISA.
- Con la reforma laboral con fuertes incrementos de costos y grandes ventajas para el sector sindical.
- El continuo sesgo negativo en contra del sector privado, sin reconocer su importancia y su contribución al progreso, desarrollo y crecimiento del país.
- Para no alargar, etc.
No
escapa al lector que estamos en frente de un gobierno que es totalitario,
estatista y autocrático y decididamente injerencista en el sector privado, en
la clase política, en las instituciones o en los particulares, sin reconocer
que sólo ganó su elección con unos pocos votos de diferencia y que por tanto en
el país hay distintas corrientes de opinión. Si se suma a esta actitud
desafiante el hecho de que hay dudas razonables sobre delitos frente a las
normas electorales en el proceso de su elección, menos se comprende este
impulso continuo por imponer su criterio, en vez de asumir un papel
conciliador, necesario para la armonía en el pueblo colombiano. En la práctica,
demasiado discurso de izquierda radical, poco consenso y muy baja realización
en su obra de gobierno.
Ni
hablar de sus ministros, no aciertan ni una, son improvisados, inexpertos y
faltos de criterio, en general, además, totalmente descoordinados. Los
ministros con experiencia y autoridad que tuvo, como José Antonio Ocampo,
Cecilia López, Alejandro Gaviria y Jorge Iván González, no tuvieron acceso a su
propia opinión, el injerencismo de Petro los descalificó y los botó. Ahora
quiere más ministros llenos de ideología de izquierda radical y sin criterio de
gestión gerencial, que es lo que requiere un ministro que por definición va a
administrar recursos escasos de todo tipo, frente a las inmensas necesidades
nacionales.
Petro
obra como si fuera un rey con capacidad de intervenir en todos los asuntos del
país, con su filosofía estatizante e intervencionista quiere influir en los más
diversos ámbitos de la vida nacional. En este sentido, y siendo tan radical
ideológicamente, la tarea de los ciudadanos conscientes es el continuo advertir
a familiares y amigos de lo que está sucediendo. El papel de los partidos
opositores, a su vez, es el de alerta y pronta alarma para revelar las
verdaderas intenciones totalitarias de este nefasto gobierno y evitar con el
voto, la opinión y la actuación que este atentado contra los ideales
democráticos se realice y se perpetúe.
Nota:
algunas de las definiciones de este documento son tomadas de diferentes páginas
web.