Comentario 27/05/2024
LA
PRODUCTIVIDAD Y LA COMPETITIVIDAD DEL PAÍS
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Paul
Krugman es un economista estadounidense que ganó el Premio Nobel de Ciencias
Económicas en 2008 por sus contribuciones a la nueva teoría del comercio y a la
nueva geografía económica. Es profesor de economía en el Centro de Graduados de
la Universidad de la Ciudad de Nueva York y columnista del periódico The New
York Times. Él afirma:
“La
productividad no lo es todo, pero a largo plazo es casi todo”
La
productividad es la relación entre la cantidad de producción obtenida y el
monto de los recursos empleados en su fabricación. Normalmente, la
productividad se mide con relación a los dos tipos genéricos de recursos
básicos: el capital y el trabajo. Por capital entenderemos las inversiones
necesarias en infraestructura (física y tecnológica, propia o contratada)
empleada en el proceso productivo. En el caso del trabajo, lo frecuente es
comparar por empleado o por tiempo disponible reducido a horas de labor o días
laborados.
No
escapa a la mente del lector que una mayor productividad se traduce en mayor
riqueza económica, pues con un monto de recursos determinado somos capaces de
generar más producción. Con razón se afirma que la productividad es la solución
óptima para lograr un verdadero desarrollo y crecimiento a largo plazo, tanto
para una empresa como para un país.
La
productividad no depende de la cantidad de insumos disponibles, depende de la
forma como ellos se combinen para obtener más cantidad de producto. Existen
países o empresas con gran cantidad de recursos, pero con muy baja
productividad, entre ellos, justamente, Colombia. Las mayores productividades
se encuentran, generalmente, acompañadas por la presencia de mayores niveles de
conocimiento y de tecnología.
En
un reciente y muy interesante artículo sobre LA PRODUCTIVIDAD CLAVE DEL
CRECIMIENTO, del Doctor César Ferrari- Superintendente Financiero de Colombia,
publicado en el periódico La República el 21 de diciembre del 2023, se indica
que:
“Los
colombianos son quienes más trabajan de la OCDE: 45 horas a la semana en 2022,
cuando el promedio fue 37,2 horas por semana. Pero también son los de menor
productividad del grupo. Según el Banco Mundial - BM, la productividad de los
trabajadores nacionales en 2022 fue de US$35.200 calculada con base en las
contribuciones que hacen a la producción nacional a precios de paridad de
compra de 2017. Este valor es similar a los chinos (US$34.500), 40% menos que
los chilenos (US$58.200), menos de la mitad que los surcoreanos (US$82.600), un
tercio de los de la zona euro (US$104.000), casi un cuarto de los
estadounidenses (US$132.000) y un quinto de los singapurenses (US$179.000). ……
Como resultado de las altas tasas de ahorro e inversión y del fortalecimiento
de su nivel educativo, chinos y coreanos lograron altos crecimientos de su
productividad por décadas y, consecuentemente, tasas de crecimiento económico
de entre 8 y 9% anual”
Ahora,
¿qué debemos hacer en Colombia para elevar la productividad y, con ella, la
competitividad del país? Por supuesto, inducir mayores niveles de uso de la
tecnología y del conocimiento en los procesos productivos, por un lado, y el
mejor desempeño de la labor humana, por el otro. La respuesta es simple en su
enunciación, pero compleja en su realización y se concreta en dos conceptos:
- Hay que estimular las tasas de ahorro de la economía de tal manera que se disponga de abundante capital para poder invertir en infraestructura, maquinaria, procesos y tecnología modernos y por esta vía aumentar también el conocimiento.
- Hay que cerrar brechas de competencias, habilidades y desempeños en los trabajadores que aportan labor humana en los procesos productivos.
En
contrario sentido, lo que estamos viendo en Colombia es un desestimulo del
gobierno nacional al elevamiento de la productividad y de la competitividad, al
indicar que la economía debe decrecer para impactar menos el medio ambiente, al
desestimar y condicionar ciertos sectores productivos minero-energéticos
especialmente y, además, con su continuo ataque al sector privado para que el
Estado, ineficiente y corrupto en forma inveterada, sea quien supuestamente
profundice en el país las tasas de ahorro e inversión y la formación moderna y
avanzada de nuestros empleados y trabajadores.
Se
olvida el gobierno actual del grandísimo aporte del sector privado en la
formación bruta de capital, en la acumulación del ahorro nacional y, además, su
extraordinaria contribución a la formación de técnicos, tecnólogos y
profesionales idóneos.
La
primera ministra inglesa, Margaret Thatcher, afirmaba que “El Estado no dispone
de más recursos que los de los impuestos que surgen del sector privado”, de lo
cual parece olvidarse la presidencia actual del país, quien, en lugar de
estimular el crecimiento y el desarrollo con el impulso del sector privado, lo
menosprecia. ¿Alguien ha oído a Gustavo Petro hablar de productividad y
competitividad?, sólo habla peroratas de su ideología de izquierda radical:
estatista, autocrática y populista.
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