Comentario 09/09/2024
POPULISMO
Y DEMAGOGÍA EN EL GOBIERNO PETRO
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
El
populismo y la demagogia son como “hermanas siamesas (personas gemelas unidas
físicamente)” dentro de los Estados democráticos que las padecen, lideradas por
gobiernos que se apoyan en estas prácticas y tácticas para convencer,
especialmente a las clases populares, y buscar su favorecimiento y su voto.
Pues bien, el populismo y la demagogia son dos males recurrentes en el gobierno
de Gustavo Petro, quien promete mucho y ejecuta poco o quien se embarca en
acciones imposibles, como lo demuestran los siguientes hechos, por mencionar
solo algunos de ellos:
•
En el sector energético, con la transformación del país a energías limpias y
renovables de origen eólico, solar o hidráulico para sustituir las energías
provenientes de los hidrocarburos (petróleo, gas o carbón), todo esto ha sido
una promesa que, si bien el país comparte, no avanza y se enreda en los
trámites burocráticos, las licencias previas, las ambientales y las consultas
populares. Iniciativas privadas en la misma dirección han chocado con la
ineficiencia del gobierno para resolver los problemas de trámites y permisos.
•
El costo de los servicios de energía, su regulación y su rebaja paulatina, se
ha quedado en solo promesas ensartadas en la inoperancia de la CREG (Comisión
de Regulación de Energía y Gas) que en los últimos dos años prácticamente no ha
podido operar por la negligencia del gobierno. Además, por su desconocimiento
del funcionamiento del complejo sector de generación, transmisión, distribución
y consumo de la energía en Colombia y sus necesarias inversiones de largo plazo
para su sostenibilidad, lo cual afecta los precios de hoy, así como las
diferencias singulares en los costos de la energía por regiones.
•
La reforma a la salud se quedó en veremos y no tenemos reforma ni tenemos
soluciones en la salud. Las EPS cada vez generan más pérdidas patrimoniales y
están en escenarios de deterioro de su solvencia y solidez, por la
insuficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) que el gobierno no ha
querido reconocer, lo cual las lleva a una verdadera incapacidad de operación.
•
La reforma a las pensiones está abocada a su caída por vicios de trámite y
constitucionalidad, con lo cual lo que se quería resolver quedará en veremos.
Ni el régimen de pensiones actual tiene todas las soluciones y el nuevo plantea
enormes retos una vez se realice su aprobación, en tanto en cuanto va a afectar
el mercado de capitales del país por menos ahorros pensionales administrados
por los fondos privados de pensiones. El mercado de capitales del país es muy
limitado y poco dinámico, de ahí la iniciativa coadyuvante de unir los mercados
de las bolsas de Chile, Perú y Colombia, para dinamizar el flujo de capitales.
Pero si la fuente más importante de ahorro, las pensiones privadas, se
debilita, el mercado de capitales también lo hará, impactando la economía
nacional.
• Aún no cuaja completamente tampoco en
su trámite la reforma laboral, pero, si bien tiene aspectos interesantes, en su
esencia encarece los costos laborales y no soluciona el principal problema de
la actividad laboral, que es la informalidad, ni procura su mejoramiento. Los
retos futuros sobre la transformación de los oficios que demanda la nueva
economía derivada de los avances tecnológicos no forman parte de su visión
sobre el futuro de las ocupaciones productivas.
• El gran acuerdo nacional propuesto
por el gobierno Petro es sólo una serie de palabras melifluas, pues parte de un
acuerdo sobre las premisas del gobierno, sin tener en cuenta al sector privado,
a quien menosprecia y no tiene en consideración. Son como dos visiones
distintas del mismo país: la del sector privado y la del sector gobierno. Si
bien el mayor generador de crecimiento, desarrollo y dinámica de la economía es
el sector privado, para el gobierno es como un cero a la izquierda.
• Y así sucesivamente, para no alargar.
Lo
malo de la historia es que las consecuencias de un gobierno populista y
demagógico, así como superar sus desaciertos y efectos negativos, tardan años.
Los perjuicios en materia económica, política, social y fiscal ya hacen su
aparición en todo su esplendor, y con pronóstico reservado para su total
corrección y recuperación, a veces, toman generaciones enteras.
El
premio Nobel de Economía en 2007, Eric Maskin, afirmaba: “Hay que elegir
políticos y funcionarios con programas económicos serios, en lugar de
populistas que proponen programas que suenan muy atractivos, pero que son
inviables”. Ojo con las elecciones del 2026.
El
populismo puede generar polarización, división y resentimiento entre los grupos
sociales, y la demagogia puede conducir a la corrupción, el autoritarismo y la
pérdida de confianza en las instituciones. El populismo y la demagogia del
gobierno Petro conducen a la frustración y al desencanto del pueblo colombiano,
como lo muestran las encuestas de opinión, con una favorabilidad inferior al
30%.
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