domingo, 6 de octubre de 2024

INCERTIDUMBRE Y DESCONFIANZA

 Comentario 07/10/2024

 

INCERTIDUMBRE Y DESCONFIANZA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El debilitamiento de la economía y de las finanzas públicas se suma a los sentimientos y convicciones de desconfianza en el gobierno y de fuerte incertidumbre sobre el futuro, lo cual se traduce en un escenario poco propicio para la inversión y el crecimiento, así como para la generación de progreso y bienestar. Vamos por partes:

Debilitamiento de la economía: De crecimientos del PIB del 10.3% en 2021 y del 7.3% en 2022, pasamos a un 0.6% en 2023 y para este año un magro 1.5% de acuerdo con la evidencia del primer semestre. El déficit externo continúa elevado hacia el 3% del PIB, a pesar de la parálisis en seco de las importaciones del país. Colombia ha registrado en el período 2021 a 2024 el promedio de déficit gemelos (externo y fiscal) más elevado de las últimas tres décadas y ello explica por qué nuestra deuda soberana continúa en grado especulativo y con castigos en el pago de la tasa de interés de la financiación externa que conseguimos en cerca de 3% más. El desempleo de nuevo bordea el 10% y la informalidad supera el 56% de la población productiva. La caída en la inversión privada es indudable; en 2022 cayó 5.1% y para 2023, 24.8%. La evidencia demuestra, además, que este 2024 no será mejor.

Deterioro de las finanzas públicas: Las finanzas públicas no levantan cabeza; el déficit fiscal está cerca del 5.5% del PIB y la deuda pública ya es cercana al 65% del PIB, ambos valores con una tendencia regresiva y con presiones de gasto que se traducen en demanda por más impuestos y nuevas reformas tributarias. A esto se suma el deterioro de Ecopetrol, con una pérdida de valor de sus acciones en la bolsa de Colombia y en Nueva York de más del 50%; en Colombia tuvimos precios de esas acciones de $5.000/acción, llegando ahora a sólo $1.800/acción. Las perspectivas son sombrías por la política anti-exploración y explotación de combustibles fósiles y el lento tránsito a energías limpias impulsado por el gobierno de Gustavo Petro.

Desconfianza en el gobierno: Las numerosas reformas que quiere tramitar el gobierno, tales como la pensional, la laboral, la de salud y la política, todas con sesgo ideológico de izquierda radical, crean un clima de desconfianza y la continua pregunta de hacia dónde va este gobierno, qué pretende y cómo lo va a imponer, dado su talante autocrático e imperativo, con su ataque permanente al sector privado. El reciente Congreso de Fenalco en Cartagena fue una muestra palpable de la posición de los afiliados e invitados, ya que fue unánime sobre la desconfianza en el gobierno Petro y su rechazo al estilo desafiante, sectario, discriminatorio y de rechazo por el sector privado y sus ejecutorias.

Incertidumbre frente al futuro: La manifestación corriente de todas las conversaciones empresariales y de personas con actividad productiva es de incertidumbre frente al futuro. Se ven demasiados nubarrones o no se perciben señales promisorias que eleven la confianza y despejen el panorama para la inversión, el progreso y el crecimiento. Se prevén crecimientos de la economía muy lejos de nuestro potencial de crecimiento de alrededor del 4%. Si a esto se suman las preocupaciones por el futuro de la seguridad y por el mal trasegar del proceso de la paz total del presidente Petro, con zonas del país en verdadero conflicto y falta de presencia del Estado y sus instituciones, así como de órganos de seguridad, la preocupación se acrecienta y la incertidumbre se arraiga.

Las preocupaciones internas que llevan a los sentimientos de incertidumbre y desconfianza se suman a un entorno mundial amenazante con fenómenos como la polarización enconada en todo tipo de regiones, las confrontaciones políticas, étnicas, religiosas o territoriales y las guerras entre viejos y nuevos enemigos. No cabe duda de que son verdaderos motivos para preocuparse.

En Colombia, hay suficientes argumentos para decir que el estilo del gobierno actual atiza la confrontación ideológica y, por esta vía, eleva la incertidumbre y la desconfianza, agudiza el rechazo por el sector privado y crea mayor incertidumbre con el interés de modificaciones profundas, estatizantes y totalitarias, con sus reformas de todo tipo. Esto tampoco ayuda a tener la sindéresis necesaria para afrontar con cabeza fría y en armonía del gobierno y el sector privado los desafiantes escenarios que atravesamos.

Ya es frecuente oír hablar también a todo tipo de públicos que el gobierno Petro, quien ya recorre el tercer año de su ejercicio democrático constitucional, ya está con “el sol a la espalda” y, por lo tanto, hay que esperar que termine su gobierno para que “otros y nuevos aires” refresquen el escenario político, económico y social del país y de nuevo se pueda restablecer la confianza, la seguridad, la certidumbre y un nuevo enfoque de gobierno. Esto es, que no aparezca en el horizonte el diablillo de la reelección por alguna vía o la continuidad de Petro, que algunos de sus correligionarios ya salen a pregonar.

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