martes, 21 de julio de 2020

¿DISTRIBUIR EL INGRESO O LAS OPORTUNIDADES?

 Comentario 21/07/2020

 

¿DISTRIBUIR EL INGRESO O LAS OPORTUNIDADES?

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

No son fáciles los momentos que atraviesan todos los países en razón de la pandemia del Covid 19 y sus consecuencias en la salud y el bienestar de las personas, ya que ha afectado también severamente la estructura económica de toda la comunidad, a más, por supuesto, de la grave alteración en la vida social y familiar. Los fenómenos de cuarentena, que han conducido a períodos de suspensión de actividades productivas de la gran mayoría de ciudadanos y negocios, han causado una destrucción de empresas y empleos/ocupaciones sin igual, y los que aún mantienen su actividad, en general, han sido golpeados en su estabilidad, su sostenibilidad, su crecimiento y su desarrollo. Ni hablar de sus pérdidas y las mermas en su rentabilidad o con la generación de verdaderas destrucciones patrimoniales.

Como consecuencia, el proceso de recuperación será lento, tortuosos y costoso: por un lado, la salud de todos dependerá de ganar inmunidad frente al virus a partir de la aplicación de vacunas convenientemente y científicamente desarrolladas, las cuales, por ahora, si bien se afirma que hay avances prometedores, son todavía una ilusión lejana. Se requieren muchas pruebas y chequeos para su puesta en marcha y luego vendrá el problema de la distribución y aplicación en todo el mundo y en todas las personas (gigantesca y compleja tarea). Esta será una “batalla” entre los Estados y los distintos Gobiernos por adquirir derechos de uso suficientes, oportunos y masivos. Ya hay países reservándose los derechos futuros para su aplicación primigenia en sus ciudadanos, y …. los demás, ¿cuándo? “Las uvas están verdes en este campo”[1], como dicen las fábulas de Esopo, todavía hay mucho camino por recorrer y por aprender y nadie tiene el éxito garantizado.

Por otro lado, está el problema social, de bienestar y económico de las familias y las empresas que han tenido dificultades insuperables durante la pandemia, reflejadas en pérdida de su ocupación productiva, por el lado de las personas, o en incapacidad de operación, por el lado de los negocios, así como en la inactividad de muchas organizaciones sociales, colectivas o comunitarias. Aquí tenemos problemas económicos, humanos, sociales, familiares y comunitarios de extrema gravedad, al punto que diferentes agencias de investigación económica nos hablan de la “década perdida” en cuento al retroceso social que podríamos tener, llegando a hablar de hasta 5 millones de pobres para Colombia y más de 150.000 empresas fallidas como resultado de la pandemia, con paso atrás en muchos años de esfuerzos, programas, realizaciones y proyectos ejecutados para superar los niveles de pobreza o crear y mantener las empresas.

Complejo problema, desde dos puntos de vista que son sinérgicamente difíciles de abordar, la cantidad y el origen de los recursos para destinar a la solución, por una parte, y el orden de prioridades, por la otra. En cuanto al origen de los recursos es evidente que se requiere una combinación de acciones del sector privado y del sector público, veamos:

El privado haciendo un enorme esfuerzo por mantener su actividad productiva acudiendo a lo mejor de sus capacidades y reservas, creyendo en el país y confiando en su recuperación, paulatina y tortuosa, sí, pero certera también. No es meramente casual que Colombia haya mantenido estándares de crecimiento económico (PIB) moderados pero permanentes durante los últimos decenios, como fruto de su mercado interno y su importante clase media. La campaña de consumir colombiano es un buen mensaje para que todos “rememos” hacia el mismo lado. El empresario y el consumidor son un binomio invaluable en las circunstancias de hoy.

Por su parte, el Estado, tendrá que jugársela con una variopinta mezcla de fuentes de recursos, como los que surgen de sus aprovechamientos y rendimientos, el endeudamiento, los impuestos y contribuciones, la venta de algunos bienes y la necesaria contracción del tamaño del su organización y funcionamiento para aplicarlo a las prioridades sociales y empresariales que decida apoyar. En materia de impuestos no habrá mucho espacio, pues ya se venían reduciendo para estimular el crecimiento privado y la generación de empleo formal, más los días sin IVA, entre otras acciones, como los subsidios a sectores vulnerables y las facilidades para el mantenimiento de la nómina o con líneas de crédito (o soporte a las garantías) para sectores productivos específicos.  Sin embargo, en circunstancias como la actual, suelen ser los Gobiernos quienes generan el impulso inicial a la economía para su despegue, con la puesta en marcha o la profundización en obras de desarrollo significativas, las cuales motivan al sector privado también a invertir y buscar oportunidades.

Simplemente son tantos los necesitados de ayuda que los recursos del Estado, por más que se intenten “alargar”, siempre se quedarán cortos. De allí la necesaria combinación de esfuerzos públicos y privados para afianzar la recuperación económica y social. Si “las uvas están verdes” en materia de salud, apenas son semilla en materia económica. Mucho será el esfuerzo y el tiempo que tardará la real recuperación de la economía del país en todos sus frentes, lamentando desde ahora que será inevitable tener un “valle de los caídos”, pues algunos negocios o actividades difícilmente se recuperarán.

En esencia, lo que se debe y quiere hacer es generar nuevas oportunidades para todos, de tal manera que más personas y negocios puedan establecer o restablecer su actividad económica. Esto es distinto a lo que piden los líderes de la izquierda del país que solicitan distribuir los ingresos, a los cuáles habría que preguntarles ¿los ingresos de quiénes?, en estas circunstancias. Eso nos conduciría al proverbio chino de “dale a un hombre un pez y comerá un día, enséñale a pescar y comerá toda la vida”. Hay que “enseñar a pescar, no simplemente dar pescados”.

Creemos oportunidades, no habituemos al país y a sus gentes a recibir subsidios del Estado, salvo en poblaciones muy vulnerables y en forma temporal, ni pensar en una renta básica para 9 millones de ciudadanos o algo por el estilo, como lo propone la izquierda política, esto los convertiría en proclives dependientes y en muchos casos en un “peso muerto” para la sociedad. Es mejor tener oportunidades de conocimiento, ocupación, empresarismo, iniciativa y decisión individuales a depender del Estado y, por esta vía, depender también de una clase política, frecuentemente corrupta, para mantener los subsidios.



[1] “Las uvas están verdes” se refiere a lo que anhelamos y aún no hemos alcanzado o a lo que definitivamente no podemos alcanzar, según las fábulas de Esopo.

¿ESTADOS NACIONALES O ESTADOS GLOBALES?

Comentario 21/07/2020

¿ESTADOS NACIONALES O ESTADOS GLOBALES?

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

 

Después de la segunda guerra mundial y ante la destrucción humana, económica, social, de infraestructura y de institucionalidad originada en los desastres del conflicto, el mundo reaccionó en forma comunitaria para crear organismos de carácter multilateral, que apoyaran la reconstrucción. De allí surgieron, en primer lugar, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y, posteriormente, se crearon también, entre otros, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Asociación Internacional de Fomento y la Corporación Financiera Internacional. Algunos de estos organismos se han transformado en otros a través de los años.

Ante todo, había que evitar una gran depresión de la economía mundial y favorecer las condiciones de reconstrucción de la base instalada de los países participantes en la guerra, así como desarrollar un gran mercado mundial, donde los distintos Estados pudieran vender y comprar diferentes productos o servicios y de esta manera complementar sus capacidades y especialidades: "Precisamos de grandes mercados por todo el mundo, donde comprar y vender". William L. Clayton, el Secretario de Estado para asuntos económicos fue una de las distintas personalidades influyentes en Estados Unidos en darse cuenta de este punto. EEUU favoreció el llamado Plan Marshall para la reconstrucción europea, quien, además, se veía como un mercado natural para sus productos. Se apoyó también la reconstrucción de Alemania y Japón como grandes motores de la economía y el comercio mundiales.

Como se aprecia, fueron las soluciones globales y no la acción individual de las naciones la que permitió recuperar al mundo de tamaña destrucción. Como consecuencia, se crearon posteriormente en diferentes regiones acuerdos de comercio para favorecer el desarrollo regional, como sucedió en el Asia Pacífico, en la Unión Europea, en Latinoamérica, y así sucesivamente.

De hecho, el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha insistido en la importancia del multilateralismo como pieza fundamental para afrontar los desafíos mundiales, el progreso en el mantenimiento de la paz y la seguridad, la protección de los derechos humanos y la promoción del desarrollo sostenible, como los ejes básicos del trabajo de la ONU.

Él mismo explica cómo en la última década, desafortunadamente, se han agravado diversos conflictos, se ha incrementado la desigualdad, se ha propagado la intolerancia, ha proliferado el proteccionismo, continúa la discriminación de las mujeres y se ha acelerado el cambio climático. “Necesitamos abordar estos problemas unidos y con valentía para encaminar al mundo hacia un futuro mejor”, remarca Guterres.

Lo que estamos viendo en los últimos años es un preocupante desplome del multilateralismo y la globalización. Estamos pasando, de nuevo, de Estados Globales a Estados Nacionales, donde nos encerramos en nosotros mismos, como el “perro que se muerde a sí mismo la cola”, destruyendo la construcción, que con tanto esfuerzo se había estructurado, del concepto de mundo global.

Especial daño ha hecho el presidente de los Estados Unidos con su “América primero y para los americanos”, que ha sido el lema de su gobierno, quien se ha dedicado a atacar el multilateralismo y el comercio mundial, con un fallido discurso proteccionista, el cual ahora nos tiene al frente de una guerra comercial de las proporciones de esos gigantes que son el propio Estados Unidos y la China. Su radical posición de no apoyar las iniciativas mundiales (OMS, OMC, Tratados sobre armas nucleares, Acuerdos de paz con países asiáticos y del medio oriente, sobre el cambio climático, etc.), en supuesta defensa del interés norteamericano, al final está desbaratando lo que se había tejido con gran esfuerzo y paciencia por la comunidad mundial. El desprestigio mundial del Gobierno Trump es generalizado, por sus campañas de nacionalismo, proteccionismo, racismo, antinmigración y anti multilateralismo, con consecuencias insospechados en el presente y hacia el futuro y en el liderazgo mundial de esa importantísima nación.

Cómo es posible que ante la pandemia mundial donde se deberían aunar esfuerzos para combatirla y superarla, se asuma la ridícula posición de “sálvese quien pueda”, generando una insolidaridad brutal con los países más débiles. Por ese camino, ¿a dónde vamos a llegar?

Afortunadamente hay pensamientos diferentes en el mundo, como acaba de ocurrir con la creación de un Fondo de Reconstrucción de los estragos de la pandemia en Europa por más de 800.000 millones de dólares, orientados hacia contribuciones a fondo perdido en causas solidarias de carácter social y préstamos para desarrollo y reactivación de las economías. Todo lo cual ha sido liderado hábilmente por mentes privilegiadas como las de Angela Merkel de Alemania y Emmanuel Macron de Francia. Hay casos semejantes que vale la pena mencionar como los líderes de Canadá, Nueva Zelanda, Australia, y otros, de gran relevancia en sus regiones.

Es una lección para toda la humanidad, podemos tener estados Globales sin dejar de ser Nacionales, apoyando las instituciones multilaterales y los esfuerzos globales, pero eso sí con más acción y menos política. Si los líderes mundiales se concentran en conjuntamente apoyarse para resolver los problemas mundiales y dejar de imponer sus políticas e ideologías individuales, mucho ganaría el mundo en armonía y poco a poco se alejaría la rivalidad y la confrontación, superando el imperialismo que está a flor de piel en las grandes potencias.

No puede ser que mientras el mundo se enfrenta a los históricos problemas de pobreza, subdesarrollo y falta de oportunidades, a los cuales se ha sumado la crisis sanitaria del Covid 19, la prioridad de los países sea el proteccionismo, disfrazado de un nacionalismo, que impone abrazar las banderas del aislacionismo y del unilateralismo a nivel mundial. Estamos dando muchos pasos atrás en términos de progreso y desarrollo, ¡qué lástima¡

lunes, 13 de julio de 2020

LA VIVENCIA RUSA

 Comentario 13/07/2020

LA VIVENCIA RUSA

 

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
Http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

El pueblo ruso avaló, recientemente, un referendo que modifica sustancialmente su constitución en muchos aspectos diferentes, sin embargo, de destacar tres específicos: se concede al presidente Vladimir Putin[1] la facultad de permanecer en el cargo por varios períodos más (hasta el 2036), dando continuidad a un largo período de mandato, se lo faculta a tomar decisiones sobre todas las demás ramas del poder público y se le da prevalencia a la ley rusa por encima de las normas y acuerdos mundiales.

Muchos medios de comunicación internacionales han censurado dichas elecciones y reformas, no sólo por haberse hecho en condiciones poco democráticas (se habla de canalización de votos, rifas, regalos, métodos de votación atípicos y duración de las votaciones ampliamente favorables para Putin), tanto como por el haber “anulado” prácticamente a la oposición. Claramente, Putin fue erigido como un dictador constitucional con todos los poderes a su cargo y las más amplias facultades para gobernar a su antojo, en un país de corte comunista, nacionalista y guerrerista.

Internamente, los ciudadanos rusos, estarán al frente de la continuidad de un gobierno de camarilla, autocrático, imperativo, expansionista, militarista y dictatorial, el cual, como todos los gobiernos de corte socialista, terminará favoreciendo, en grado sumo, un grupo elite de poder, con detrimento de las facultades democráticas, de la libertad de expresión y con arbitrariedad en favor de los intereses del Estado y de su omnímodo Presidente.

Es bien conocido el afán de expansión de la Rusia de Putin con la anexión de territorios y la presencia física dominante en varias geografías del medio oriente y Asia Central, especialmente. En efecto, en el año 2015, la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol fueron escindidas de Ucrania por una serie de procesos político militares e integrados a la Federación de Rusia en forma de dos sujetos federales: la República de Crimea y la ciudad federal de Sebastopol.

Valga decir que el emblemático presidente es ampliamente reconocido y admirado por la ciudadanía rusa por haber recuperado la majestad de Rusia luego del desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), lo cual es un hecho indiscutible. Además, levantó el carácter y la dominancia de Rusia en la región y su influencia política y militar[2], más que económica, en sus aliados en el mundo, principalmente sus vecinos. Sin embargo, no puede considerarse un país pleno de libertades ciudadanas.

Además, Putin representa dos valores adicionales en la población rusa: el culto a la su personalidad masculina, al cual se le aprecia como un modelo varonil ideal (y al parecer singularmente admirado y deseado por las féminas), lleno de mando y liderazgo autoritario, como también el acrecentamiento del sentimiento nacionalista de un pueblo que se considera superior y que es notable en la historia de la humanidad, particularmente por su influencia en la segunda guerra mundial, los avances científicos, la inmensa cultura y por la conquista del espacio.

La economía de Rusia[3] es de ingresos medios y altos con una población aproximada de 150 millones de habitantes y un desempleo de sólo el 6,1% de la población económicamente activa, sus características actuales provienen en buena medida de las grandes reformas de apertura de la década de 1990, cuando se privatizó la mayor parte de la industria y la agricultura rusas, aunque el Estado mantiene la propiedad en áreas estratégicas de la economía, especialmente en sectores relacionados con defensa y la energía.

Su economía depende esencialmente del petróleo, los minerales, la agricultura, la energía y la venta de armas avanzadas, con buenos ingresos especialmente en los años de alza en las materias primas. Por sus recursos naturales y su extensión es considerado uno de los países más ricos del mundo. Sin embargo, se ha producido una gran brecha en la desigualdad social, con 110 personas controlando el 35% de los activos financieros en poder de la población rusa y unas fugas de capital significativas, valoradas en 880.000 millones de dólares. A esto se suman el mal endémico en el país de la corrupción generalizada y el envejecimiento de la población desde la década de 1990.

Debido a la extensión del mandato de Putin es previsible la perpetuación de la influencia rusa en el mundo, con mayor intensidad, para expandir y profundizar sus ideas políticas sobre el socialismo y el comunismo de Estado y sus ideas militaristas de carácter expansionista y guerrerista.

La experiencia de los países latinoamericanos que han abrazado las ideas socialistas y han patrocinado estados de carácter comunista, han sido un fracaso económico, político y social de gran magnitud y con consecuencias lamentables para las respectivas sociedades. Casos como el de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Argentina y la propia experiencia rusa, invitan a reflexionar sobre la conveniencia de aceptar un modelo económico de socialismo de estado, con la concentración del poder y de la riqueza en camarillas políticas o económicas privilegiadas y con la pérdida de libertades personales, sociales, empresariales y democráticas.



[1] Vladímir Vladímirovich Putin  nació en LeningradoUnión Soviética, el 7 de octubre de 1952,  es un político, abogado y ex agente de la KGB. Es el actual presidente de la Federación Rusa desde 2012, cargo ejercido anteriormente entre 1999 y 2008 lo que lo convierte en el funcionario que más tiempo ha estado en ese cargo desde la ruptura de la URSS.

[2] Es notorio que la influencia de Rusia es más de carácter político y militar, a diferencia de la China cuya influencia es más económica y comercial, ambos países bastante imperialistas y de corte comunista.

[3] Tomado de Wikipedia.

¿EN QUÉ NOS EQUIVOCAMOS?

Comentario 13/07/2020

¿EN QUÉ NOS EQUIVOCAMOS?

 

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
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Dos variables se han vuelto críticas y agobiantes durante el transcurso de la pandemia del Covid 19: la salud de la población y la salud de la economía. Examinemos un poco estas conductas en el caso colombiano:

La salud de la población debido a la pandemia:

La evolución de la pandemia ha sido diferente para los distintos países por condiciones médicas, de normas y protocolos de cuidado, de cuarentena, de capacidad económica, de la composición de la pirámide poblacional, de la infraestructura de unidades de cuidado intensivo, de políticas de las autoridades y de la cultura de autocuidado de las personas, entre otras razones. Veamos las cifras:


Estos datos, como es obvio, cambian todos los días, sin embargo, de ellos podemos extraer algunas conclusiones:

·         Dado el tamaño de su población, a Colombia le ha ido bien, hasta ahora, en el número de afectados, al no encontrase entre los diez primeros casos en el mundo.

·         La tasa de mortalidad en Colombia ha sido del 3.5% de los contagiados, si bien en el promedio de los Top 10 de los más afectados, es del 4.7%.

·         Miradas estas dos situaciones, tenemos que afirmar que se ha hecho una buena labor gubernamental y ciudadana en términos de la pandemia, aunque en Colombia, todavía no se ha llegado al pico, según la opinión de los exertos.

La salud de la economía debido a la pandemia:

Es innegable que todas las economías del mundo se han visto afectadas por la pandemia, tanto en el sector privado, como en el sector oficial, generando problemas tales como altos endeudamientos, grandes déficits ficales, comerciales y de balanza de pagos, mayor número personas de la población en situación de pobreza, cierre de muchos negocios y mayores tasas de desempleo.

Referidos a esta última cifra, el desempleo, la situación de Colombia es muy perturbadora en su comparación con otros países, como lo muestra el siguiente gráfico, publicado en el periódico Portafolio del día 7 de Julio 2020:


Es claro deducir del gráfico que la peor parte en términos de empleo la está soportando Colombia, pues su tasa de desocupación, que venía creciendo lentamente desde el último año, se disparó en el momento de la pandemia a niveles insospechados, sin contar con lo que puede estar ocurriendo en la actividad productiva informal, donde la situación de falta de ocupación también está creciendo por la ausencia de oportunidades y de falta de dinámica económica. La comparación nos deja muy mal parados aún con vecinos semejantes en Latinoamérica, ni hablar con EEUU y la Unión Europea.

Recordemos, además, que cerca del 60 % de la población ocupada en Colombia es informal. Hay conceptos tan desfavorables como los de la OCDE (organización para la cooperación económica y el desarrollo), el llamado club de las buenas prácticas, donde se estima que uno de los países vinculados peor afectados con la desocupación es Colombia, debido a la fragilidad de su estructura productiva.

Surge entonces la pregunta, ¿qué nos pasó?, o ¿qué nos está pasando?, ¿se nos fue la mano en el cuidado de la salud en razón de la pandemia?, cuya curva de crecimiento no ha cesado y cuyo pico se prevé para el mes de agosto. Nos está costando más caro de la cuenta el coronavirus, ¿por qué? En mi opinión, y con base en esta experiencia, no es posible para nuestro país un cierre prolongado y general de la economía, sólo puede hacerse de manera focalizada y sectorial, con las debidas normas en materia de protocolos y conducta ciudadana, social, comunitaria y empresarial.


lunes, 6 de julio de 2020

TERRITORIO, TIEMPO Y ENEMIGO

Comentario 06/07/2020

TERRITORIO, TIEMPO Y ENEMIGO

 

Por: Carlos Alberto Mejía Cañas
Ingeniero Industrial y Administrativo
http:/reflexiones-de-cam.blogspot.com

En las operaciones militares de defensa de la soberanía y del orden público, parte del éxito de las mismas está en el estudio previo y cuidadoso de tres factores que interactúan sinérgicamente para favorecer el desempeño de las fuerzas y lo acertado de los planes y de los ataques, son precisamente: el territorio, el tiempo y el enemigo.

·         Territorio: En el concepto territorio se habla de la geografía y sus características, donde se realizarán las operaciones. No es lo mismo un terreno fangoso que seco, uno plano que montañoso, un terreno despejado de vegetación que uno tupido de selva, con accidentes geográficos o con llanura, con altura elevada o a nivel del mar, etc.

Cada una de esas circunstancias se analiza cuidadosamente, y en muchos casos las operaciones se anticipan o se aplazan para buscar el territorio adecuado. Existen en la historia varios sucesos de guerras famosas donde estos elementos fueron determinantes, por lo cual influyeron en forma sensible en la capacidad militar del atacante, permitiendo superar al rival, en esos casos el territorio influyó decididamente en el éxito en las batallas. Por ejemplo, la defensa en lo escarpado de las montañas o en la facilidad de las llanuras.

·         Tiempo: No es menos cierto este hecho, cuando se habla de las condiciones del tiempo, nos referimos no a la época en que se desarrolla el combate, sino al tiempo atmosférico, el clima. Como es obvio, condiciones de lluvia, nieve, calor extremo, noche o día, por ejemplo, también son determinantes de situaciones más favorables o menos convenientes para realizar las operaciones militares. Batallas se han ganado o perdido por condiciones diversas en la dirección del viento o en los oleajes, en las tormentas o en las anegaciones, en el caudal y profundidad de los ríos, altas o bajas temperaturas, piso resbaladizo o fango, todo lo cual depende del clima atmosférico.

·         Enemigo: Así mismo, el estudio cuidadoso del enemigo y sus características, no sólo su número, sino también su equipamiento, su entrenamiento, su disposición en el terreno, la composición de las fuerzas por tipo de arma, su historia de éxitos o fracasos en batallas pasadas, etc., son elementos de análisis y reflexión minuciosos para determinar los planes de ataque, su momento, lugar y armas a emplear.

Grandes guerras se han ganado no por el número de efectivos que participan, sino por la capacidad, entrenamiento y estrategia de los combatientes, inclusive ejércitos pequeños han derrotado a los grandes y poderosos enemigos, lo cual ha demostrado que no sólo es la fuerza, también es la imaginación, la creatividad y la motivación, para concebir estrategias y tácticas adecuadas al terreno, el tiempo y el enemigo.

Todo lo anterior, sin embargo, se acompaña del elemento sorpresa, como también en la voluntad y el espíritu de lucha (la moral de las tropas) de los participantes, y, por supuesto, del mando adecuado. Los grandes generales de la historia fundamentaban más sus éxitos militares en su estrategia que en su fuerza.

Ahora, qué ocurre cuando el enemigo es un virus de las características del Covid 19, que ha atacado a la humanidad en todos los territorios, todos los climas, todas las naciones y todas las razas, sin distingo de edades y condiciones de vida, prácticamente sin distinción alguna. Estamos ante un enemigo formidable.

Las autoridades en cada país han intentado de todo: soluciones médicas, hospitalarias, medicinas y tratamientos, confinamiento, distanciamiento social, cierre de medios de transporte, limitación al comercio (salvo lo relacionado con productos higiénicos, medicinas y alimentos), cierre de fronteras, de importaciones y exportaciones, limitación en los servicios del Estado, normas, reglamentos, exigencia de protocolos, aperturas limitadas y sectoriales, zonas de mayor y menor restricción, protección a los adultos mayores con total restricción de su salida o desplazamiento, cancelación de todo tipo de actos, competencias, grupos sociales, deportivos, culturales, etc., etc.

Es decir, contra ese enemigo “fantástico”, que ni siquiera vemos o conocemos, sólo lo tenemos en nuestras mentes por la convicción sobre su peligrosidad, su capacidad eficaz y rápida de contagio, la gravedad en la afectación, en muchos de los contagiados, y por sus catastróficos síntomas y consecuencias en toda la sociedad, tanto económicas como de salud pública. Contra ese “enemigo” hemos empleado todas nuestras mejores “armas”, en todos los terrenos y tiempos, sin embargo, cada día se expande más y más.

Parece que dependemos de una “vacuna” (que serán nuestras nuevas balas) aún desconocida y apenas en investigación y desarrollo, a la cual le faltan muchos sucesos de prueba exitosa, para nivelar la cancha de la guerra contra ese temible enemigo, el que, además, con sus mutaciones genéticas, se hace cada vez más fuerte.

Hasta ahora, nos está ganando las batallas, con una gran destrucción económica, social, empresarial, humana y familiar. Esperemos que al final no nos gane la guerra, todo depende de nuestro autocuidado, que parece ser la única arma eficaz.


ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

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