domingo, 31 de enero de 2021

EL ESTADO ES DE TODOS

 Comentario 01/02/2021

EL ESTADO ES DE TODOS

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/


“No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tú país.” John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos en 1960.

El concepto de Estado generalmente no es bien entendido por el público y suele confundirse con otros conceptos relacionados como lo público y el Gobierno, sin embargo, estos temas invaden la cotidianidad de las personas y las instituciones porque a través de ellas se gestionan todos los aspectos de la administración de una nación en cuanto al interés colectivo y en algunos casos afectan también el interés individual.

Veamos unas cortas precisiones para poder hacer las reflexiones:

El Estado

En términos jurídicos y sociales, se tiene como definición de Estado a la forma y organización de la sociedad y de su gobierno, y al establecimiento de normas de convivencia humana, generalmente a través de una constitución política y de las leyes que la instrumentan. Es, por lo tanto, la unidad jurídica de los individuos que constituyen un pueblo que vive al abrigo de un territorio y bajo el imperio de una Ley, con el fin de alcanzar el bien común. No existe una organización única del Estado, depende de cada pueblo, su cultura, costumbres y su propia geografía. Dos naciones, aun compartiendo vecindades o geografías semejantes, pueden ser muy distintas en la conformación de los órganos de decisión, ejecución y control que las determinan y en las características de su organización social y legal.

Lo Publico

Se refiere a lo que es de interés colectivo, por lo cual todos los ciudadanos tienen que ver con lo público, en mayor o menor grado, dado que lo público afecta el interés privado, si bien no es privado. Hablamos generalmente de los asuntos públicos al referirnos a hechos, acontecimientos o regulaciones que son, por lo regular, de interés general, aunque en ocasiones se refieran a un sector económico, geográfico, etario o étnico en particular y aún a un individuo o grupo de individuos específicos, dado que el tema tiene consecuencias para toda la comunidad.

El Gobierno

Es quien administra lo público, es decir todos los órganos, cualquiera que sea su denominación, que tienen a su cargo el funcionamiento del Estado y de los asuntos públicos. Normalmente se inscriben en este concepto las ramas del poder público (ejecutivo, legislativo y judicial), los organismos de acusación y control (procuradurías, contralorías, fiscalías, auditorías, etc.) y los de supervisión (superintendencias) creados por el Estado, como también las organizaciones diseñadas para la vigilancia, la seguridad y la defensa (ejército, armada, fuerza aérea y policía). La ejecución de la acción del Gobierno corresponde a las personas que han sido elegidas, por cualquier medio, para conducirlo, en lo cual influye la orientación ideológica y política de sus dirigentes.

Si bien las anteriores corresponden a una definición estrecha y limitada de la complejidad que en la práctica significan los conceptos enunciados, nos permiten hacer dos reflexiones pertinentes, las cuales son graves males en nuestra sociedad:

  • El Estado y lo público es de todos y para todos, pero lamentablemente en la conciencia ciudadana está el pensamiento que es para pedir y exigir y no para dar y contribuir. La relación de las personas, las comunidades y las organizaciones de cualquier naturaleza con el Estado y con lo público es de doble vía, tenemos derecho a recibir la acción de los organismos que lo conforman como beneficios y servicios en nuestra calidad y mejoramiento de vida, pero, en igual forma, tenemos que cumplir con obligaciones legales o fiscales con el Estado. Sin embargo, la cultura de lo fácil, del aprovechamiento del otro, de la evasión y del incumplimiento hace que una buena parte de los ciudadanos saben exigir muy bien, pero no dar ni cumplir frente al Estado y a lo público. Un principio que debería formar parte de nuestra educación y cultura en el hogar, el colegio, las instituciones y las actividades comunitarias es ser ecuánimes con el Estado y con lo público. De allí la frase bien enunciada por el presidente Kennedy al comienzo de este comentario.
  • El Estado y lo público les pertenecen a todos y no al Gobierno de turno ni a los políticos y corruptos. Este es un mal que nos afecta, o bien por tendencias autocráticas o autoritarias de algunos Gobiernos que asumen que el Estado y lo público les pertenece, o bien por la peor y muy generalizada conducta de corrupción frente a los asuntos públicos. La probidad y la integridad no han sido, en demasiadas ocasiones, la conducta que caracteriza a nuestros gobernantes, con lo cual afectan el interés de toda la comunidad. También, lo afirmaba el mismo presidente Kennedy:

“Cuando un político no ama el bien público ni se respeta a sí mismo, o cuando su respeto de sí mismo se limita a los beneficios del cargo, entonces el interés público está deficientemente servido.”

sábado, 23 de enero de 2021

EL SOCIALISMO CONSTITUCIONAL

Comentario 25/01/2021

EL SOCIALISMO CONSTITUCIONAL

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

En un interesante artículo publicado en periódico El Colombiano del 3 de enero del presente año, el Doctor Armando Estrada Villa realizó un atinado comentario sobre la vigencia de la constitución de 1991, la cual ha sido sometida a un gran número de reformas, 55 en total, al preguntarse si lo que hoy tenemos es un sin número de disposiciones no articuladas, las cuales pueden no estar consultando las realidades y necesidades del momento actual del pueblo colombiano, pues, advierte, también que vienen en camino una serie de modificaciones de muchas naturalezas que ya se están tramitando en el Congreso de la República.

Entre muchos otros que están en trámite, en particular nos ha llamado la atención la mención que él hace sobre eventuales modificaciones para incluir en la constitución varios temas de carácter social, como los que cito a continuación para ser derechos permanentes:

  • A no padecer hambre.
  • A la canasta básica.
  • A la pensión mínima.
  • A la educación superior gratuita.
  • A servicios de salud subsidiados.
  • A la vivienda digna.
  • A internet gratuito.

Impresiona la descripción de los anteriores temas porque significaría que, durante la existencia de la persona, el Estado, sin saber de dónde provendrían los recursos, sería responsable por subsidiar toda la vida de cada individuo.

Este es un pensamiento de tipo socialista, filosofía política que propone trasladar al Estado la responsabilidad por generar un bienestar igualitario para todos los ciudadanos, a partir del control de los medios de producción en forma centralizada, en contrario sentido de la responsabilidad individual por el progreso y el bienestar del individuo en cabeza de cada quien y de la propiedad privada de los medios de producción.

Obviamente, es entendible y defensable que en una sociedad no todos tienen iguales oportunidades y por tanto los niveles de calidad de vida y de progreso no son los mismos para todos los ciudadanos, en consecuencia, es necesario que el Estado, a nombre de toda la comunidad, ya que el Estado es de todos, produzca subsidios o beneficios ocasionales o temporales en favor de las algunas personas y mientras estas estén en condición de vulnerabilidad.

Pero, nadie entendería que una persona mantuviera durante toda su vida subsidios por parte del Estado, o sea de los demás ciudadanos, independientemente de su condición, esto crearía privilegios sin causa, que son, en términos prácticos, una afectación a los recursos de toda la comunidad, sobre todo los que sí pagan impuestos.

Increíble pensar que vamos a llegar a una condición de socialismo por una velada modificación sucesiva a la constitución sin que los demás ciudadanos sean conscientes. Esto, sin lugar a duda, es populismo de la peor clase, que es muy cercano al pensamiento de los grupos de izquierda que hay en Colombia, los cuales, cada día más, demandan del Estado “reivindicaciones sociales”, que deberían pagar los ciudadanos que ellos llaman los ricos y los oligarcas.

En Colombia la gran mayoría de los ciudadanos no paga impuestos directos y sólo contribuyen con el IVA cuando consumen productos gravados. En consecuencia, unos cuantos ciudadanos se harán cargo de los demás de por vida, según esas nuevas aspiraciones constitucionales.

A mi manera de ver, se está instaurando un “socialismo constitucional” sin que el público, en general, en todos sus “matices, colores y sabores” haya tenido ocasión de opinar, analizar, rebatir y aprobar o improbar a conciencia lo que se está haciendo por unas vertientes políticas llenas de “odio de clases” y de populismo malsano.

Es hora de reaccionar para que se respete el artículo primero de la Constitución política de Colombia, el cual dice:

Artículo 1°. Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.

Estamos a tiempo y advertidos.

miércoles, 20 de enero de 2021

LA RECUPERACIÓN DE LA ECONOMÍA

 Comentario 18/01/2021

LA RECUPERACIÓN DE LA ECONOMÍA

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

“Las dificultades superadas son batallas ganadas y oportunidades creadas”, Winston Churchill.

Dos polos que parecerían opuestos nos están dejando sin oportunidad:

Por un lado, la pandemia ha exigido muchas medidas de choque, algunas desde el punto de vista de la salud pública, como las acciones de aislamiento, las restricciones en cuanto aglomeraciones y las recomendaciones preventivas del uso de los tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social, el control de temperaturas al acceder a sitios públicos, etc. Además, la preparación del personal de la salud, la compra de medicamentos, implementos, equipos, la dotación de hospitales y clínicas con camas de cuidados especiales o intensivos (UCI) para la oportuna atención de los pacientes, etc.

Pero, por otro lado, se han hecho esfuerzos por el mantenimiento de la dinámica económica, del empleo y de la reactivación luego de los cierres. Esto último fundamentado especialmente en todo tipo de estímulos, subsidios e intervenciones de los gobiernos nacionales y/o regionales, tales como los subsidios a los adultos mayores, a los jóvenes, a las poblaciones vulnerables, a la nómina, a las garantías de los créditos productivos a través de los bancos nacionales, las líneas de crédito dirigidas a situaciones específicas, entre otros muchos esfuerzos.

A lo anterior se suman, por supuesto, los esfuerzos del sector privado en mantener su actividad económica con algún nivel de uso de su capacidad instalada más o menos razonable, en promedio estimado actualmente en un 60 a 70%, insuficiente, por supuesto, pero muy significativo y determinante en el proceso de recuperación de la economía y del mantenimiento de la ocupación a niveles razonables. En medio de la pandemia, hemos llegado al 16% de desempleo, el cual se había remontado hasta el 25% ante semejante choque con la parálisis económica, esperamos que siga descendiendo y que no se reverse de nuevo.

Ahora, todo lo que se ha hecho ha requerido de un esfuerzo descomunal en términos de la voluntad y la dedicación en los funcionarios públicos y privados (valga para ellos el eterno agradecimiento) y, por supuesto, de la aplicación del presupuesto público a estas destinaciones, conduciendo al país a un serio déficit fiscal, estimado en cerca del 9% del PIB y de un endeudamiento público de cerca del 65 % del mismo guarismo, frente a los cuales tardaremos muchos años para recuperarnos, con datos previos a la pandemia del 4% y el 50% respectivamente. Como consecuencia las finanzas públicas están exhaustas y el tema de la pandemia parece que es para largo tiempo, pero bajo la esperanza de la vacuna en su disponibilidad, su oportuna aplicación y la efectiva inmunización de los ciudadanos, lo cual tardará tiempo considerable.

Mientras tanto, qué pasa con la economía privada, pues también se deteriora por la falta de dinámica económica a la cual conducen los cierres y las restricciones. Combatir la pandemia con las medidas de aislamiento nos conduce a la consecuente destrucción de la economía. Este es el otro polo que se ha complicado en forma extrema.

No queremos entrar en la discusión sobre si es primero la salud o la economía o viceversa, obviamente los dos son importantes y además interdependientes, sin el bienestar del uno, no lo hay tampoco en el otro, sin embargo, sí es necesario indicar que si las finanzas públicas no se recuperan, los gastos e inversiones del Gobierno para la pandemia y los demás frentes sociales se agotan y que sin actividad económica, no habrá ocupación para las personas ni progreso para las empresas o para las actividades y oficios independientes. Es como una encrucijada, que por algún lado debe superarse.

En nuestra opinión, respetando todos los que piensen en forma contraria, es indispensable mantener la economía abierta y simultáneamente crear una sólida cultura cívica de la protección personal y familiar a través del autocuidado, combatiendo la amenaza de la pandemia con todos los medios de inmunización que estén al alcance y creando la mayor censura social a quien no practique el autocuidado, sanción pecuniaria, si corresponde, y aún privativa de la libertad cuando se afecta gravemente el interés general.

No hay otra forma, pues sin recursos económicos suficientes nunca habrá capacidad de combatir la pandemia y simultáneamente mantener la ocupación de las personas y los servicios básicos a las familias en salud, educación, pensiones, bienestar social, etc. Si la economía no está activa, no sólo padecerán las familias que afrontan problemas por el contagio de alguno de sus miembros, sino que muchas familias más padecerán también por los problemas de falta de ingreso que genera la desocupación: hambre, pobreza y desesperación. Como afirmaba sabiamente Winston Churchill, interpretando sus palabras, hay que ganar las batallas de la economía y la salubridad simultáneamente, creando una oportunidad para el progreso de las personas, las familias, las comunidades y el país entero.

martes, 12 de enero de 2021

LA EQUIDAD NO ES IGUALDAD

 Comentario 12/01/2021

 

LA EQUIDAD NO ES IGUALDAD

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

Estamos atravesando circunstancias excepcionales fruto de las contingencias en la salud originadas en el covid-19 y en el deteriorado desenvolvimiento económico de los países, como consecuencia del afectado comercio global, es decir, del reducido flujo de personas, mercancías, servicios y capitales entre los diferentes países del mundo, los cuales forman parte de los tratados de libre comercio o de acuerdos comerciales regionales.

Las consecuencias son muchas y muy diversas, con impactos diferentes en las comunidades, como la pérdida de empleos y ocupaciones, la de actividades productivas o la de la prestación de algunos servicios, la suspensión de inversiones y retornos, de viajes y regresos, de avances e innovaciones, de proyectos que se aplazan o se cancelan, de efectos psicológicos en las personas o las familias, de deterioro en los niveles de servicios comunitarios, especialmente en la educación y en los propios servicios de salud, de escaseces de insumos o mercancías, de negocios que desaparecen, de locales sin ocupación, de sueños e ilusiones que no se pueden desarrollar, etc.

Todo lo cual ha exacerbado los niveles de pobreza en muchos países, baste mencionar el caso de Colombia donde los niveles de pobreza podrán elevarse a más del 30% de la población, ya que de 2 a 4 millones de personas podrían salir de la clase media y entrar en situación vulnerable.

El primer llamado a superar estas contingencias, las cuales se espera que sean transitorias, son, por supuesto, los gobiernos, nacionales, regionales o municipales, quienes deben destinar esfuerzos y recursos en forma emergente para ayudarle a las personas, las empresas, las organizaciones y las comunidades a superar sus propias adversidades.

Sin embargo, es claro que a todas las personas y organizaciones no los golpea la ola de dificultades de la misma manera. Aquí surge una complejísima disyuntiva, dado que los recursos suelen ser limitados y frecuentemente escasos, ¿a quién o quiénes apoyar prioritariamente y en qué orden hacerlo? Aunque todos somos iguales ante la ley, no todos tienen las mismas carencias o circunstancias, por un lado, o las mismas ventajas y oportunidades, por el otro. Aquí aparece el concepto de equidad, en sustitución al de igualdad, aunque frecuentemente se interprete la equidad como igualdad.

La equidad es la cualidad que caracteriza al hecho de dar a cada individuo lo que se merece, en consecuencia, el individuo recibe, por diferente que sea, lo que este requiere o, en otro contexto, lo que se haya ganado. Sin embargo, ambos conceptos no representan lo mismo. De hecho, incluso podrían considerarse en contraposición el uno del otro. Por ello, mientras que la igualdad es la acción de repartir, en partes iguales, en una misma proporción, un bien, un recurso, un servicio, etc., la equidad, sin embargo, es la acción en la que dicho reparto se hace en función de los “méritos” de la persona. En este sentido, si una persona merece más que otra, el reparto no sería igualitario.

Por esta razón, la equidad tiende a asociarse más con el concepto de justicia que con el de la igualdad. Pues puede existir un reparto equitativo sin que este requiera que, de igual forma, sea igualitario.

Las condiciones de crisis sanitaria y económica que ha traído la pandemia, al igual que, como ocurre en una catástrofe natural, si bien afectan a todos los seres humanos en el deterioro eventual de su salud o de su bienestar, no a todos les causa el mismo daño económico. Hay familias cuya condición de pobreza se agudiza con los problemas de afectación de la salud o del entorno donde viven.

Los trapos rojos que se están viendo en los barrios de escasos recursos como sinónimo de hambre y grave deterioro económico nos hablan de equidad más que de igualdad. Es el momento de darles el mayor apoyo, que razonablemente el Estado y los particulares podamos brindarles, pero sin crear dependencias malsanas para cuando retornen las situaciones de normalidad.

Es claro, comprensible y justificable aún suprimir beneficios o avances en otros campos, para atender las adversidades actuales, sin embargo, no sería lógico desviar indefinidamente los recursos cuya aplicación también resulta necesaria y a veces prioritaria en otros frentes. Cuando se restablezcan las condiciones de cierta normalidad, “las aguas” deben volver a su cauce.

No es sano acostumbrar a las personas, a las organizaciones o a las comunidades a recibir subsidios del Estado o de los particulares, la gran mayoría terminará acostumbrándose a vivir así y a considerar que la subvención es un derecho adquirido, lo cual lo vuelve gratuito y obligatorio, con detrimento de la equidad en favor y frente a otras personas, organizaciones o comunidades. En la naturaleza, cuando hablamos de animales parásitos, nos referimos a organismos que viven a costa de otras especies, con lo cual se debilita quien lo padece y terminan eventualmente falleciendo los dos. En consecuencia, no hay que fomentar el “parasitismo social”.

 

 

 

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...